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Uriel Antuna, el 'Rey del barrio' que se forjó en un "corralito"

Uriel Antuna pasó de ser un "Rey de Barrio" en Durango a entrenar en un "corralito", que posteriormente lo llevó a Santos Laguna para debutar profesionalmente

Uriel Antuna llegó al futbol profesional luego que en su infancia fue considerado como un “Rey del Barrio” por ser goleador en las canchas de tierra en las que jugaba en Lerdo, Durango.

Posteriormente entrenó en un “corralito” que habilitaron como campo de entrenamiento para el Centro de Formación Charly Soccer de Carlos Escandón, quien llevó al ‘Brujo’ a Santos, equipo en que debutó, pero también ha estado cerca a lo largo de su carrera, en la que actualmente brilla con Cruz Azul tras su paso por Chivas.

Antuna llegó a Charly Soccer de “rebote”. Carlos Escandón vio a Kevin Antuna, hermano de Uriel, mientras pateaba un bote en una cancha y le llamó la atención. Escandón dedicado a apoyar a niños, decidió acudir a la casa de la familia del actual futbolista de Cruz Azul para ir por el menor.

“Llego con la mamá y el papá y tocó la puerta, ellos pensaban que yo iba por Uriel Antuna, porque Uriel Antuna era el rey de los barrios: desde chiquito goleador, campeón. Como yo me enfocaba más en los niños más chicos, llegué a la casa y salió su mamá y su papá, me dicen “no está Uriel”, me reí y les dije que no iba por Uriel, que iba a buscar a Kevin Antuna, 'lo vengo a invitar a que se integre al Centro de Formación'”, fue el primer contacto entre Charly Soccer y la familia Antuna.

Mientras Uriel brillaba en los barrios de Lerdo, su hermano Kevin ya formaba parte de Charly Soccer, pero el mayor de los Antuna trataba de asistir a los partidos y entrenamientos para seguir de cerca a su consanguíneo, hasta que se acercó a Escandón a pedirle una oportunidad de sumarse al centro de formación.

Uriel se dio cuenta, porque jugábamos en los campos de tierra, ahí donde juega toda la raza de los ranchos de Lerdo, pero Uriel era la estrella de los equipos, todos lo querían y nosotros formando jugadores. Uriel siempre nos iba a ver jugar, iba a ver jugar a su hermano, hasta que un día se acercó y me dijo que le diera chance de entrenar y así fue como llegó Uriel Antuna, llegó de rebote. Nosotros íbamos por Kevin y Uriel llegó de rebote. Llegó chico conmigo y desde entonces fue creciendo con nosotros”.

Charly Soccer nació el 26 de mayo del 2008 por una promesa que Carlos Escandón le hizo a su hijo. Aquella primera generación estaba compuesta por 15 niños, actualmente tiene más de 100 y han pasado más de mil infantes por ese “corral” que se ha convertido en un trampolín de diferentes juveniles para llegar a las fuerzas básicas de Santos y Atlas, con quien mantienen buena relación.

“Una promesa que le hice a mi hijo, después de una operación que le hicieron de las anginas. Tenemos un patio, un corral, como le llamamos acá en el norte, un corral atrás de la casa. Le dije que, si salía bien, primeramente, Dios y la Virgen de Guadalupe, te voy a traer a muchos niños a que entrenen aquí, a jugar futbol y gracias a Dios salió muy bien de la operación y desde ese día inició el Centro de Formación de Charly Soccer”.

Escandón, quien es contador de profesión en la mañana y durante las tardes ayuda a niños de escasos recursos a alejarse de la delincuencia a través del deporte y el futbol, le llama “corral” o “corralito” a la cancha en la que entrenan, esa misma en la que Uriel Antuna se forjó.

“Es un corral, había una huerta, había arbolitos ahí. Limpiamos, no está parejo, está todo disparejo, hay piedritas, por eso cuando va gente de visores, me dicen que no se explican cómo los niños juegan y no vuelan la barda. La tierra te da fuerza, es la tierra milagrosa. Una vez puse pasto, son 1,500 metros cuadrados de pasto y me duró una semana porque dicen que el pasto hay que utilizarlo poco, pero a poco voy a dejar de entrenar y ya pura tierra, con el polvo, con las piedras, con lo que salga ahí, y disparejo, no la tengo nivelada porque la nivela uno y rápido pisan los niños y te la desnivelan”.

La relación entre Uriel y Carlos es fuerte. El futbolista de Cruz Azul mantiene al tanto de su carrera a uno de sus primeros mentores, incluso lo ha llevado a cada equipo en el que ha jugado, sin importar que sea europeo, aunque por pandemia no ha podido visitar la Noria y el Estadio Azteca, cancha en la que ahora es la casa de Uriel, quien cuando puede, previo a eventos importantes regresa al “corral” de Charly Soccer, instalaciones en las que solía llegar en huaraches, como ahora lo hacen cientos de niños.

Uriel llegaba en huaraches a entrenar. Como sus papás siempre se juntaban, su familia se juntaba en la alberca, porque en Lerdo hay muchas albercas y Uriel nunca faltó a un entrenamiento. Se quedaba un ratito en la alberca y se iba en huaraches, pero nunca faltó. Era el primero que llegaba y el último que se iba”.

Uriel va antes de un mundial a entrenar conmigo en la tierra. Regresa, se pone a tocar la bola, a rematar y como hay niños muy buenos, lo retroalimentan y se pone a entrenar con los chavillos, además que echamos el interescuadras”, concluyó.

Información de Javier Rosas fue utilizada en la redacción de esta nota.