Rafa Puente comenzará con la difícil tarea de convencer a terceros de que su legítimo lugar está en el banquillo, comenzando por sus jugadores
Lo dijo el 12 de febrero del 2020: “El día que yo me sienta presionado, prefiero dedicarme a lo que se dedican ustedes (medios de comunicación), que no me dejarán mentir, te provee de una zona de confort”; y en ese momento multiplicó por diez su número de detractores, como quien se hace viral y se gana cinco mil seguidores en un día.
Rafa Puente del Río no tiene la culpa de no caerle bien a todos en el futbol mexicano, simplemente es diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, es más joven y educado que el entrenador promedio y más preparado que casi cualquier ex futbolista, por lo que su presencia en las salas de prensa causa incomodidad, nos hace ver carencias en los demás.
Eso y que su padre sea una figura de la televisión y ex portero de Selección Nacional, genera una sensación de que Rafa Puente ha recibido oportunidades que quizás no se abren para todo el mundo, pero no se equivoquen, el tipo ha peleado por cada puesto que ha tenido, incluyendo por su puesto, el de entrenador de Pumas.
Hoy muchos querrán verlo caer para confirmar en su estrecha forma de pensar que un hijo privilegiado del futbol no puede ser más exitoso que aquellos que vienen desde abajo, pero a toda esa gente hay que recordarles la forma en la que Rafa Puente consiguió su lugar en Lobos BUAP, pidiendo trabajo a través de redes sociales y yendo a tocar directamente la puerta de la directiva.
Pues en Pumas ha hecho exactamente lo mismo, pedir trabajo sabiendo que no él no era la primera opción, y gracias a esa flexibilidad ahora está frente a la mayor oportunidad profesional de su vida, asumiendo el riesgo de que el medio se lo coma vivo porque muchos en el micrófono no le perdonan aquella declaración, así como muchos en la cancha no le perdonan su preparación.
Así que Rafa Puente comenzará con la difícil tarea de convencer a terceros de que su legítimo lugar está en el banquillo, comenzando por sus jugadores, de quienes depende al cien por ciento para que el mensaje luego llegue a las tribunas del Estadio Olímpico y de ahí a las televisoras.
Yo pienso que ya logró algo mucho más difícil que meter a Pumas a la liguilla, que fue aquel ascenso con Lobos BUAP en 2017, ganando una liga más rudimentaria con un plantel de mucho menos peso en términos relativos, por lo que de sobra está capacitado para el cargo que ahora ocupa.
A la afición de Pumas les diría que no están para ponerse exquisitos, en primer lugar, no es culpa de Rafa que la directiva no estuviera dispuesta a pagar el cuerpo técnico del Tuca Ferretti ni que Jaime Lozano quisiera traer a su propio preparador físico, por lo que se quedaron con la tercera opción, pero tengan por seguro que si alguien tiene ganas de hacer el trabajo, es él. Una parte de mí piensa que hasta lo haría sin cobrar, a ese nivel tiene ganas de triunfar.