América conquista su título No. 14 sin nada que pueda manchar una hazaña que trabajó desde el liderato general en el torneo y comienza a soñar con otro título.
Con la esencia de todas sus propias pasiones, las dulces y las perversas, sublimando su modus vivendi del #ÓdiameMás, América, finalmente, levanta #La14. Es legítimo Campeón del Apertura 2023.
El 3-0 es el epitafio de Tigres, grafitado con zapatazos de Julián Quiñones (91’), Richard Sánchez (104’) y Jonathan Rodríguez (120’).
Sí, de acuerdo, el 3-0 que es la firma al calce del acta de defunción de Tigres es exagerado, mentiroso conforme a lo que ocurrió en la cancha mientras estuvieron 11 contra 11. Tigres no fue menos que las Águilas, sólo lo redujeron las expulsiones, sin embargo, El Nido sentenció de manera tan inobjetable como legítima un partido complejo, intenso, estoico.
Debieron pasar 91 minutos de tiempo cronometrado y 105 totales para que llegara el doble remate de Quiñones tras una atajada de Nahuel Guzmán para romper los bostezos por el 0-0 del marcador.
América encontró cómplices en la tribu adversaria. Dos deserciones inesperadas.
Raymundo Fulgencio suelta un manotazo al rostro de Quiñones y se lleva la roja al 80’ y ya con el 1-0 en contra, irrumpió nefasta la #Nahuelada, esa siempre inoportuna, siempre villanesca, siempre traicionera, para facilitar la exaltación americanista.
En la lengua mapuche, Nahuel significa “El gran felino”. Lo había sido Guzmán con un par de atajadas circenses y ejerciendo su parte en el control del trabajo defensivo de su equipo, pero en una acción torpe, casi sospechosa, porque el barco felino se hundía, tacleó al mismo Quiñones para cargar la roja.
Tigres estaba muerto por la inmadurez de uno (Fulgencio) y por esos abyectos exabruptos del más veterano de todos en Tigres, Nahuel Guzmán.
Un partido que fue más una partida. El ajedrez gestionando el futbol. Obvio, más intenso e interesante que espectacular.
La angustia debió atragantarse en las más de 80,000 gargantas que iban del sofoco en dos remates de Gignac y un balazo al larguero de Rafa Carioca. Era inevitable que los americanistas sintieran la helada caricia en la espalda, lacerada ya por las frustraciones acumuladas de una 14 esquiva.
Las expulsiones fueron determinantes. Fulgencio abrió la puerta; manotazo de novato al rostro de Quiñones. Sagaz el América, porque con un hombre más no se precipitó ni se enervó; mantuvo la pausa, entendiendo que el tiempo, la cancha, el dominio y el balón eran suyos y los pulmones y la entereza del adversario ya le pertenecían también.
Andrés Jardine enfrió nervios y neuronas. La lectura del adversario, víctima de la múltiple tragedia (expulsión, gol y fatiga), le permitieron reacomodar jugadores, romper candados con la libertad a Álvaro Fidalgo y con los ingresos de Rodríguez y Kevin Álvarez.
Tigres, en tanto, hizo ajustes antes del gol, pero exclusivamente para encomendarse al Juicio Final de la tanda de penales, en la cual, lo sabía, tenía un portero especialista en atajar en la raya y, puntualmente, en aterrorizar las meninges de sus adversarios, pero llegaría el gol de Quiñones y ya todas las estimaciones, los esquemas, las argucias y los mapas fueron inútiles.
Y si el partido se había mantenido con un fragoroso y poco exquisito frente a frente, con Tigres haciéndose respetar y buscando gallardamente el “Bi”, la debacle, que nunca pareció una opción, fue erosionando a los felinos.
América consigue así #La14.
Nada oscuro ni ilegítimo la mancilla. Había sido el mejor del torneo y terminó besando el cáliz anhelado que se le había negado reiteradamente por desfallecer en los prolegómenos de la Liguilla.
Esta vez, Jardine sacó lo mejor de Henry Martín, Diego Valdés, Álvaro Fidalgo, Jonathan dos Santos y hasta resucitó a Miguel Layún. Mérito especial tiene el desplante táctico para convertir a Quiñones en el atacante más versátil de su equipo y eso deberá agradecérselo a futuro Jaime Lozano.
¿Lo mejor? Que, sin problemas contractuales, a excepción del caso de Richard Sánchez, el América tiene el andamiaje, la estructura perfecta para conseguir #La15.
Y en el anecdotario, Quiñones, el que sentencia a Tigres, llegó a México a través de Tigres y aún hay más, antes de firmar con América, el mismísimo André Pierre Gignac quiso convencerlo de que llegara a Zuazua, pero el colombiano se negó a volver al sitio en el que había sido infeliz, según relataba durante la transmisión Gibrán Araige.
Visto así, Tigres habría educado, en lo bueno (el futbol) y en lo malo (el rencor), a su inesperado némesis.