Las Águilas no dejaron de intentarlo, incluso con el marcador en contra y herido para la eliminación, sacó la casta y eliminó a Pachuca
No hay bestia más peligrosa que un animal herido. Pachuca tuvo en sus manos la oportunidad de liquidar al América, pero dejaron al equipo más ganador del futbol mexicano relamer sus heridas, recuperarse, y demostrar su grandeza al lograr un gol agónico que les bastó para empatar 1-1 y obtener su pase a las semifinales.
América saltó a su campo como amo y señor, imponiendo condiciones, siendo mejor en el campo y poniendo por delante su etiqueta de grande.
El equipo de André Jardine tuvo la primera gran oportunidad con un centro de Alejandro Zendejas desde el costado izquierdo, para la llegada de Henry Martín, pero Carlos Moreno tuvo una gran intervención al atajar el remate. Una acción que pudo haber cambiado todo el desarrollo del juego.
Del América del partido de ida no quedó nada. Al contrario, el que lucía con pánico escénico fue Pachuca y sus jugadores lo proyectaban. Los emplumados fueron más peligrosos y sus rivales lo sufrieron, se multiplicaron con cada centro al corazón del área.
La superioridad del América duró media hora. Pachuca no llegaban y Salomón Rondón luchó como un lobo solitario en campo rival. Solo requirió de una pelota para que el rival cayera en el error. Cristian Calderón hizo bien la tarea de circular la pelota y ceder a Igor Lichnovsky, pero el chileno falló en el momento más importante. Al intentar pasar el balón al centro del área para Jonathan dos Santos, el pase quedó largo para su compañero. Esto fue bien aprovechado por Oussama Idrissi, quien olió sangre y no perdonó a Luis Malagón.
Pachuca revivió con el primer gol, los jugadores se sacudieron el temor y comenzaron a tocar y tomar confianza para tocar la puerta de Luis Malagón.
América requería un solo gol, el empate les bastaba para avanzar, pero las dudas comenzaron a aparecer, los Tuzos llegaban correctamente a todas las pelotas y los más de 50 mil aficionados en el Estadio Azteca comenzaron a desesperarse.
Pachuca se olvidó del ataque y a falta de 20 minutos bajo la cortina. Una línea de cinco defensas, cuatro medios y un delantero buscando alguna contra. Los espacios se le reducían al América.
Las Águilas saben de hazañas, el escenario lo reclamaba, la afición coreaba y presionaba y los ocho minutos agregados le dieron tiempo de trabajarlo.
Pachuca terminó por pagar el miedo con la eliminación. Un balón en largo fue rematado por Ilian Hernández, jugador formado en Pachuca y cedido al América, abría la esperanza. Carlos Moreno se lanzó y bloqueó, pero el rebote quedó para Julián Quiñones, quien no perdonó y reapareció en el momento las importante para anotar.
El Estadio Azteca fue un hervidero, el América encontró una nueva oportunidad para buscar el bicampeonato y se quitaron, al menos en esta ocasión la oportunidad de ser eliminados por octava ocasión por el Pachuca.