Con sus victorias en la Ida de Cuartos de Final, Xolos y América obligarán al Cruz Azul y Toluca, líder y sublíder, a demostrar la magnitud de su futbol… o la pequeñez de su espíritu competitivo.
LLOS ÁNGELES -- Benditos sean América y Xolos, porque Toluca y Cruz Azul tendrán la magnífica oportunidad de demostrar la magnitud de su futbol… o la pequeñez de su espíritu competitivo. ¿Se asustaron más del Circo Romano de la Liguilla, que de los leones rasurados?
Sí, ahora, ¿de qué están hechos –realmente--, Cruz Azul y Toluca? Capos de la fase regular, ¿candiles del torneo, oscuridad en la Liguilla?
¿Fueron determinantes los 19 días de solaz espera, de calma chicha, mientras se hacían pedazos en el Play-In? Sería insultar las neuronas de Martín Anselmi y de Renato Paiva, porque a final de cuentas, en esos 19 días, América sólo disputó un partido, una guerra, precisamente ante Xolos.
Advertidos estaban de las travesuras inescrutables que guarda entre sus tesoros ese tipo infatigable, un Romeo empedernido, pero no sólo de la exuberancia femenina, sino también, principalmente, de la vertiente inagotable, y oculta para muchos, que tiene el futbol. Juan Carlos Osorio oscila entre el tahúr y la sabiduría, entre la intuición y el estudio, entre el instinto y la astucia.
1.- Ridiculizó a André Jardine en el Play-In, pero la expulsión de Nico Díaz, y el temperamento del América, le llevaron al manchón de las fatalidades, y ahí, sucumbió.
2.- Ridiculizó a Beñat San José, quien aún debe estar en el diván del psiquiatra confundido sobre cuándo dos más dos empezaron a ser cinco. Beñat debió retirarse tras esa humillación pública.
3.- Y ridiculizó a Martín Anselmi, algo que ninguno de sus homólogos había conseguido, pues el tropezón ante San Luis (3-1), estuvo marcado por la accidentalidad (postes, autogol y la expulsión de Piovi), sin desdeñar, claro, el quehacer de Domènec Torrent.
3-0. Y sólo porque Juan Carlos Osorio entendió que no debía ir por más, cuando en la segunda parte, Cruz Azul asumió que delante de Kevin Mier debía colocar una trinchera de ocho y esporádicamente al frente, Sepúlveda y más tarde, añadiría al Toro Fernández, cuando vio que Xolos guardó el pico y la pala. Cierto, Anselmi dispuso del Plan B, ese mismo que el mismísimo Osorio reconoció que nunca tuvo en aquel 7-0 de Chile humillando a México en la Copa América Centenario.
Y sí: ¿de qué están hechos –realmente--, Cruz Azul y Toluca? Les espera una épica jornada sabatina a todos aquellos con camisetas estampadas de fanatismo, pero también a todos aquellos de camisas blancas por el sólo disfrute del futbol. Gracias América, gracias Xolos.
¿Fue André Jardine el principal baluarte del triunfo americanista sobre ese mismo Toluca que hace unos días, los había sobajado 4-0? Sin duda el técnico brasileño tiene un enorme mérito, pero debió pesar esa sangre oscura y espesa del americanismo, ese moho pernicioso del #ÓdiameMás, ése que a esta Ave Fénix le permite nutrirse de sus propias tragedias. América es un necrófago de sus propios cadáveres.
Y entre meritar a Jardine, es inevitable demeritar a Renato Paiva. Pudo ser “paivorosa” su forma de atar al Canelo Ángulo y a Alexis Vega, quienes al final terminaron sin ser el apoyo que necesitaban, especialmente, Isaías Violante y Brian García, cuando las Águilas cargaron la embestida por su sector.
Curioso fue que en el primer tiempo, Paiva contuvo al América, después de un par de soponcios para Tiago Volpi, reacomodando a Claudio Baeza, pero para la segunda mitad, se le cuatrapeó la brújula, y el hombre que había desperdiciado cuatro oportunidades, pepenó dos de manera exquisita, cuando el uruguayo Rodrigo Aguirre culminó dos errores toluqueños.
Jardine fue astuto. En aquel 4-0 que debió tragar amargo antes del partido de este miércoles por la noche, porque entonces facilitó la salida de Toluca, para que luego llegara a zona de rompimiento. Esta vez lo agobió, le redujo la posibilidad de pensar, y el montón de diantres de Paiva, además, dejó de apretar los dientes y arremangó la cola entre las pezuñas.
Un 2-0 casi generoso, piadoso. Y no fue un acto de conmiseración de las Águilas. En El Nido hay un espíritu carroñero. Volpi tuvo un par de atajadas, y un par de yerros más de la ofensiva americanista, que tuvo, finalmente, la noche de esplendor de Brian Rodríguez, quien innegablemente encontró una autopista tan vacía como la madrugada siguiente al Día de Acción de Gracias en Estados Unidos.
Ciertamente estos Diablos Rojos, con espíritu de sacristanes asalta cepos, como mayor manifestación pecaminosa, deberán mejorar sustancialmente la malignidad en el Juego de Vuelta en el Nemesio Díez. 2-0 no es una ventaja brutal, pero ante la urgencia que tendrán de al menos hacer dos, sin recibir alguno, vendrán las triquiñuelas tácticas de Jardine entre los vacíos que por desesperación deje el adversario.
Y de nuevo el mensaje, ya señalado en este espacio: fue evidente que aquellas versiones perniciosas sobre el vestidor americanista resquebrajado, el desprecio a Jardine, la desobediencia táctica, fueron, simplemente, esos buscapiés ociosos de la rumorología.
En tanto, Martín Anselmi debe tener una migraña múltiple. Tendrá que revertir el 3-0. Y lo peor es que no sabe, en ese saco inagotable de mañas, de recursos, de imaginación, de elucubraciones, de malignas y maliciosas ideas, no sabe, qué es lo que prepara Juan Carlos Osorio para la Vuelta. Ni maldita idea.
Porque sí, porque este Romeo colombiano, este Don Juan de horas extras, que despacha arreglos florales y cartas perfumadas, como ideas tácticas, deberá estar inventando en este momento, ya, una nueva versión del hilo negro, o una forma diferente de hervir el agua.
Por eso, insisto, benditos sean Xolos y América, porque han montado una fantástica opereta para este sábado, teniendo, semi embalsamados y con el acta de defunción ya redactada, a los grandes favoritos: Cruz Azul y Toluca.
Ya fueron Cementeros y Diablos Rojos, los colosos de la fase regular. Habrá que ver si, además, tienen el espíritu espartano y el credo de Marco Aurelio, para levantarse ante la adversidad: “El arte de sobrevivir se asemeja más a la lucha que a la danza”. Sí, Cruz Azul y Toluca deberán dejar las exquisitas y delicadas zapatillas, para vestirse con botas con estoperoles y espuelas.