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Pase de 'Chicharito' Hernández al Manchester United sorprendió al futbol mexicano

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Faitelson: "Chicharito que te valga ma&/%!" (1:37)

David Faitelson le aconseja a Javier Hernández que deje de pelear con fantasmas. (1:37)

Un Javier Hernández con su brillante sonrisa y sosteniendo una camiseta del Manchester United era la imagen que adornaba la primera página del diario El Informador de Guadalajara en la mañana del 8 de abril de 2010. Diez años después, es difícil resumir el asombro que causaba esa foto; ahora más, considerando que Hernández, flamante fichaje del LA Galaxy, se convertiría en el estandarte del futbol mexicano en Europa durante la década de 2010.

No era 28 de diciembre, Día de los Inocentes, pero parecía ser la clase de broma en forma de nota periodística perfecta para esa ocasión. Por el contrario, el pase de "Chicharito" de Chivas al Manchester United era real y se convirtió en la contratación más sorprendente en la historia del balompié mexicano, al menos en lo que respecta a una transacción con rumbo al extranjero.

Aún no estábamos en el apogeo de la era de las redes sociales. Nada había sido filtrado a la prensa, ni en México ni en Inglaterra. No surgieron rumores. Simplemente, ahí estaba su imagen en la portada de los diarios: la cara de bebé de Hernández, brillando, al lado de la sagaz sonrisa de Sir Alex Ferguson.

Antes de que el periplo europeo de "Chicharito" lo llevara de Old Trafford al Santiago Bernabéu para jugar con el Real Madrid, de ahí al Bayer Leverkusen y finalmente al Sevilla, Hernández era un joven de 21 años que apenas sumaba tres apariciones con la selección de México. Solo había alcanzado el rango de titular regular con las Chivas un año antes, cerca del final del torneo Clausura 2009. Antes de eso, Hernández había llegado a pensar en renunciar al futbol.

A pesar de todo ello, el pacto estaba sellado y Hernández ya se encontraba en Manchester. "Chicharito" y sus padres incluso llegaron a ocultar la noticia a los abuelos del jugador. Éstos no podían creerlo. "Le dije que me iba a dar un infarto y él solo llegó a reírse", indicó su abuelo Tomás Balcázar en 2010, luego de conocer la novedad.

Para ese momento, Hernández era el gran tema de conversación en Guadalajara. Los ocho goles anotados en sus primeros ocho compromisos (todos ganados por las Chivas) del Torneo Bicentenario 2010 hizo que la gente le prestara atención.

Los antecedentes del delantero guadalajarense eran bien conocidos, incluso antes de que Hernández comenzara a sumar goles para la causa de las Chivas. Su abuelo, don Tomás (progenitor de la madre de "Chicharito") es altamente reconocido como jugador que formó parte de la gran era del "Campeonísimo" del rebaño del balompié azteca, llegando incluso a tener una calle bautizada con su nombre en la capital del estado de Jalisco. El padre de Javier Hernández jugó con Morelia, Atlas, Tecos y Puebla y formó parte de la selección nacional que jugó como anfitriona de la Copa del Mundo en 1986.

A pesar de contar con 21 tantos en 28 partidos con la camiseta de las Chivas en dos temporadas de liga, no existía la percepción de que Hernández estuviese listo para jugar a nivel de elite absoluta en el corto plazo. El consenso general consistía en que Hernández era un jugador capaz de dar el salto a un club de nivel medio en Europa, tal como lo hizo Rafa Márquez cuando pasó del Atlas al AS Mónaco, antes de consolidarse en el panorama europeo para fichar por el Barcelona.

La Premier League de la era Ferguson y un Manchester United que era firme candidato para imponerse en la Champions League representaba la máxima elite de la época. No muchas personas habían sido capaces de ver lo que percibió Jim Lawlor, scout jefe del Manchester United, quien supo de la existencia de "Chicharito" gracias a Marco Garcés, exjugador del Pachuca, quien había estudiado en Liverpool y conocía a Lawlor.

Uno de los grandes dilemas de la evaluación de talentos en el futbol es determinar cómo traducir las fortalezas y debilidades de un jugador que milita en una liga de menor categoría a un circuito de mayor calidad. Ver jugar a "Chicharito" en una liga mexicana con alto nivel técnico pero poco dinamismo seguramente originó un debate interno en las oficinas del Manchester United. Ciertamente, se trataba de un jugador que destacaba entre el resto. El prototipo del jugador mexicano cuenta con técnica y gusta de la posesión del balón; por el contrario, Hernández representaba una raza muy diferente: de múltiples formas, era mucho menos técnico, pero contaba con velocidad en sus pies y un nivel de agudeza mental ampliamente superior a los demás jugadores, dentro y cerca del área.

Lawlor y Ferguson vieron a un futbolista con entendimiento innato del movimiento en el área contraria, capaz de entender cómo desbordar a los defensas y sacarlos de posesión; combinado con una forma casi obsesiva de buscar formas de lograr que el balón cruce la meta (solo hay que ver los goles anotados por "Chicharito" con la nuca y su rostro).

Fuera de la cancha, Hernández era un chico que se arrodillaba para orar antes de los partidos. Cursó estudios en una universidad privada y tenía suficiente dominio del inglés para hacerse entender en el vestuario. El delantero fue criado en un núcleo familiar en el cual la vida del fútbol profesional formaba parte de su esencia.

Pudimos atestiguarlo gracias a un viaje en el cual conocimos la residencia del abuelo Balcázar, ubicada en un agradable barrio de Guadalajara (aunque no tan suntuoso como el área de Bugambilias donde creció Hernández), hecho con el fin de redactar un artículo para la página web oficial del Manchester United tras el fichaje del mexicano.

Sentado en el "salón del futbol" ubicado en la parte trasera de su casa, decorado con fotos, trofeos y medallas de sus tiempos de jugador, Balcázar explicó cómo había crecido entre la carencia de lujos en el barrio de clase trabajadora de Mexicaltzingo de Guadalajara. Balcázar también habló sobre la mentalidad de su nieto.

Hasta la actualidad, Javier Hernández considera ese elemento de su estructura personal como la clave de su éxito en el inmenso salto que dio desde México hasta Manchester.

"Han existido millones [de jugadores] con talento para el futbol, pero que no contaban con la mentalidad [apropiada]", expresó Hernández esta semana en una video entrevista conducida a través de Instagram Live con el periodista de ESPN Sergio Dipp. "Pude haberme quedado con mi familia en Guadalajara y no retarme a mí mismo".

Durante esa visita, el padre de Hernández empezó a hacer apuntes sobre lugares a visitar en Manchester, habló sobre cómo su hijo heredó su característico salto que le daba la posibilidad de disparar cabezazos; y atendió la llamada telefónica de un periodista francés para conversar sobre el venidero partido del Mundial (si recuerdo correctamente, éste predijo en son de broma el triunfo de México 4-0). Su abuela "Doña Lucha" (apodo afectivo) fue acogedora, nos ofreció bebidas y bromeó con su esposo. La hermana menor de Hernández dormía sobre el sofá.

El mundo familiar, que vivía en los círculos de la clase media de Guadalajara, con toda su cortesía y jovialidad, estaba a punto de quedar patas arriba tras la mudanza a Manchester.

Dos meses después, "Chicharito" anotó un gol para la causa de México en su compromiso contra Francia en el marco de la Copa del Mundo 2010, repitiendo la hazaña de su abuelo contra ese mismo rival, alcanzada en 1954. Sigue siendo el gol más preciado por Hernández. 13 meses después de firmar con los Red Devils, Hernández ya tenía en su haber una medalla de campeón de la Premier League, aparte de haber sido titular con el United en la final de Champions League contra el Barcelona. En México, la mayoría creía que Hernández tendría problemas para mantenerse en condición de suplente en esa primera temporada.

Fue una transferencia de fantasía, la clase de transacciones que haría cualquier hincha jugando al Football Manager o en una partida de FIFA. Pero, contrario a la mayoría de los fichajes fantásticos, el pase de "Chicharito" Hernández al Manchester United sí salió a las mil maravillas.