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América, besaron piojo

Donde brilla el tibio Sol

Con un nuevo fulgor

Dorando las arenas

Donde el aire es limpio aún

Bajo la suave luz

De las estrellas. (América, América. Armenteros y Herrero)

En ese lugar es donde vuela el águila. Ave renovada de pico y de mirada. Águila nueva, elegante y decente.

Como en las historias de princesas, pero aquí el beso no fue a un sapo.

Hace mucho tiempo, en un lugar del sur de la Ciudad de México, existía un equipo capaz de generar su propio “slogan”, el “Ódiame más” sonaba por todos lados, era su estandarte, su orgullo, su identidad. Esas dos palabras inspiraban un entorno de alegría y de alevosía; provocaban respirar profundo y sacar el pecho en cualquier circunstancia y en todo momento.

Los históricamente ricos, los capaces de despertar los más íntimos sentimientos de envidia. Con los mejores jugadores y un supuesto dominio del entorno. Envueltos en una leyenda mentirosa sobre supuestos manejos a su antojo, les hacía aún ser más odiados.

Para muchos era la bruja del cuento, la de la manzana envenenada.

Águila tan querida por su afición, como despreciada por los detractores.

De una combinación extraña de bruja y águila, surgió un piojo.

Ese insecto áptero se les subió rápido a la cabeza y supo alimentar el ego de seguidores durante dos muy exitosas etapas.

Miguel Herrera se puso el saco elegante, se convirtió en el guapo de la historia, le dio al América una época, dividida en dos, de gloria y de títulos. Su calidad y desfachatez iban muy acorde con la imagen del equipo, al grado de despertar en la misma afición una extraña bipolaridad, amor y odio hacia ese personaje capaz de decir y hacer.

Eran el uno para el otro, querían su ¿Ódiame más? Pues ya no había algo ni alguien más cercano. Pero llegó el momento de cansarse de besar sapos, o piojos, y apareció el príncipe.

Donde el fuego se hace amor

El río es hablador

Y el monte, selva

Hoy encontré un lugar

Para los dos

En esa nueva tierra (Interpreta Luis Miguel)

Una nueva tierra, un nuevo personaje, una esperanza limpia y renovada.

Argentino y porte europeo, galáctico, con pasado de equipo reconocido mundialmente, elegancia obvia, sonrisa cautivadora, verbo y pluma capaz de marear a muchos. Y con detalle atlantista, como para hacerlo nuestro, con toque mexicano.

¿Hay mejor manera de besar al sapo, o al piojo para convertirlo en príncipe?

Hoy todo es respeto, no hay groserías, desenfrenos, exabruptos. “Donde el fuego se hace amor”.

Santiago Solari vino a México a trabajar, no se puede negar el buen paso del equipo y su mejoría en las últimas semanas.

En el ambiente futbolero nacional ronda la palabra “identidad”. Mi pregunta es ¿Cuál es la identidad del América?

En esta historia bisoña hay un nuevo protagónico.

Odios, brujas, sapos, piojos, águilas y príncipes.

Todo un inmenso jardín

Eso es América

Cuando Dios hizo el Edén

Pensó en América