Los primeros dos meses del puertorriqueño Joe Espada y del venezolano Carlos Mendoza como dirigentes de Astros y Mets, respectivamente, han sido casi idénticos y con su buena dosis de sufrimiento.
Crecer duele, incluyendo para los nuevos managers de beisbol, especialmente en las Grandes Ligas, el más alto nivel que tiene el deporte.
Los primeros dos meses del puertorriqueño Joe Espada y del venezolano Joe como dirigentes de los Houston Astros y los New York Mets, respectivamente, han sido casi idénticos y terriblemente dolorosos.
Entrando a la primera semana completa de junio, los Astros y los Mets, que están entre los primeros cuatro equipos con mayor gasto en jugadores de la temporada de 2024, se ubican uno detrás de otro, en los puestos 24 y 25, del standing general de las ligas mayores estadounidenses (MLB).
Houston tiene marca de 26-34 (.433) y ocupa el tercer lugar en la División Oeste de la Liga Americana, a 7.5 juegos de los líderes Seattle Mariners y a la misma distancia, pero detrás de seis clubes, en la lucha por la tercera y última plaza Wild Card a los playoffs.
Nueva York exhibe foja de 24-35, en el cuarto lugar de la División Este de la Liga Nacional, a 16.5 de los punteros Philadelphia Phillies, pero solo a cinco encuentros del tercer comodín, aunque detrás de siete conjuntos.
A pesar de que tienen nóminas lujosas (con un presupuesto de $302.3 millones de dólares, los Mets solamente están por debajo de sus vecinos New York Yankees, que pagan $307.3 millones este año, mientras que los Astros están en cuarto lugar con $271 millones, detrás de los Los Angeles Dodgers, de $297 millones) los equipos de Espada y Mendoza comenzaron la temporada con expectativas muy diferentes.
Los Mets venían de un proceso en el que resetearon sus prioridades, cambiaron algunos contratos grandes, se abstuvieron de agregar a algunos de los mejores agentes libres (como los japoneses Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto o el lanzador norteamericano Blake Snell, por ejemplo) y en su lugar firmaron a nueve agentes libres (como el toletero cubano JD Martínez y el lanzador dominicano Luis Severino) en contratos de un año de bajo riesgo.
Además, Nueva York nombró a David Stearns como nuevo presidente de operaciones de beisbol y a Mendoza de manager y cruzaron los dedos para pasar el año por debajo del último umbral de penalizaciones al impuesto de lujo.
Es atinado mencionar que para lograr el último objetivo, Nueva York tendría que quemar algunos contratos en el mercado de mitad de temporada, lo que ahora mismo luce altamente probable.
En su proyección anterior al arranque de la temporada regular, ESPN pronosticó para los Mets una marca de 79-83 y situó su probabilidad de alcanzar la postemporada en un 24 por ciento. Básicamente, si todo salía casi perfecto, los Mets podrían jugar para .500, meterse a la carrera de octubre y Mendoza conseguir un asiento en la carrera por el manager del año.
Por el contrario, los Astros, que tienen siete apariciones consecutivas en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, fueron proclamados como los grandes favoritos para representar su circuito en la final de MLB.
Comenzando la temporada, ESPN BET otorgó a los Astros la mayoría de las probabilidades de ganar su división (-110), de quedarse con la liga (+350) y la tercera más alta de conquistar la Serie Mundial (+800), solamente por detrás de los Atlanta Braves (+550) y los Dodgers (+350).
En las últimas semanas, Houston, que ahora mismo encabeza la Liga Americana en bateo (.258) y es el que menos veces se ha ponchado (407), ha comenzado a lucir un poco más al campeón divisional de seis de las anteriores siete campañas. Su pitcheo, el mayor dolor de cabeza del primer mes (5.08 de efectividad en abril) ha puesto un deslumbrante 2.61 en 96.2 innings en los últimos 11 juegos.
Los Astros de Espada dividieron sus primeros dos encuentros de junio, luego de que en mayo (15-14) disfrutaron su mejor momento del año, tras arrancar con 0-4 en marzo y 10-15 en abril. Los Mets de Mendoza también iniciaron mal (0-3 en marzo), brillaron en abril (15-11) para caer estrepitosamente en mayo (9-19) y seguir mal en junio (0-2).
Crecer duele, al igual que para todos los seres humanos, también para los managers de Grandes Ligas.