'Chaquito' Giménez no estaba designado como balonero para la final contra América y aún así estuvo presente en el campo
En Cruz Azul tuvieron que "controlar" la pasión de Santiago Giménez por el futbol. Sus entrenadores hicieron entender a ‘Chaquito’ que no podía jugar dos partidos en un fin de semana, pero siempre se ingeniaba para estar cerca de la pelota. En la final contra el América del Apertura 2018, a pesar de que no estaba entre los baloneros titulares, se coló al Estadio Azteca, inmueble en el que ahora vivirá un duelo por el campeonato, pero como futbolista.
Edgar Sánchez Boyzo, quien era el coordinador de las fuerzas básicas del Cruz Azul, preparó la lista de los canteranos que serían baloneros para la final de vuelta, tras el 0-0 en la ida. Colocó a Santiago Giménez, en ese entonces de 17 años de edad, entre los sustitutos ante un posible imprevisto de los que anotó como titular, privilegio que ‘Chaquito’ había tenido años atrás.
“Siempre se ponen jugadores que pueden suplir en caso de que no lleguen. Santiago Giménez siempre estaba en el caso de que no llegara alguien. Estaba cuando tenía que estar, pero después, cuando fue creciendo era suplente, pero él dijo ‘permítanme, estoy aquí’. Llegó a tiempo, se metió al estadio y ya era uno de los que estaba en esa relación para tenerlo como balonero”, recuerda Sánchez, quien salió de Cruz Azul en septiembre del 2020, tras 18 años en que estuvo en la institución.
“Santiago no estaba en la lista de los baloneros de la final contra América en el 2018 y él fue al estadio, tomó una casaca y dijo ‘yo soy balonero’ y estuvo en la final. Él estaba de balonero porque quería estar siempre cerca del futbol y ahora en esta Liguilla le ha tocado participar y esto ha sido grandioso”.
En aquella ocasión, el ‘Chaquito’ estuvo de cerca al balón, pero fue testigo de primera fila de la caída de la Máquina 0-2 ante las Águilas con dos anotaciones de Edson Álvarez. Este domingo, el menor de los Giménez, tendrá la oportunidad de cambiar la historia y terminar con la sequía de los cementeros de 23 años y medio sin título.
Sánchez Boyzo recuerda que Santiago, durante su proceso en fuerzas básicas, siempre buscó jugar en dos categorías, pues su edad y calidad futbolística se lo permitía. Tras cumplir con su labor en los equipos inferiores, pedía ser balonero del primer equipo. Siempre intentaba estar cerca del balón.
“Si por él fuera, hoy mismo podría seguir jugando cascaritas con sus amigos, en su casa, porque a él le gusta jugar en todos lados. Cuando él jugaba en la Sub-17 tenía 15 años. Si la Sub-17 jugaba el domingo, él quería jugar el sábado con la Sub-15, le pedía a los entrenadores que lo dejaran jugar en su edad y al día siguiente en la Sub-17. Todas esas cosas los entrenadores en turno lo controlaban, pero muchas veces llegó a jugar dos días seguidos en diferentes categorías, porque a él no le importaba, él no es de los jugadores que dicen ‘me bajaron a jugar’, no. Él pedía jugar y si después de jugar podía ir de balonero con el primer equipo para estar cerca del futbol, pedía ir de balonero al primer equipo”.
En las listas de los baloneros que Edgar armaba siempre tenía que está Santiago, quien le pedía que lo incluyera. Ya en el Estadio Azul, donde más tiempo se encargó de dicha acción era una atracción más para los aficionados celestes que acudían a ver a su equipo.
“Estábamos en la puerta 1, donde se citan. Están ya la mayoría de los muchachos, faltaba como una hora para el partido y veo un tumulto de gente. Empiezas a pensar que los jugadores ya están en el vestidor, probablemente la gente de los medios. Cuando se acercar a la puerta 1, era toda la gente con Santiago. Santiago tendría 15 años y la gente ya lo conocía, pero es por él, tiene ese carisma”.