DOHA, Qatar -- La belleza del gol de Richarlison, el tercero de Brasil, hasta hizo bailar a Tite. La imagen del DT de 61 años uniéndose a los festejos debe resultar inquietante para el resto de los equipos de la Copa Mundial.
La demolición brasileña de Corea del Sur por 4-1 el lunes, consumada con una actuación fascinante de Neymar en su regreso al equipo, constituye toda una declaración de intenciones para el resto del torneo. Tras una fase de grupos en la que los brasileños mostraron destellos de genialidad, los primeros 45 minutos fueron un borrón de amarillo y azul brillantes, en los que desmantelaron al rival mediante una ráfaga de gambetas y trucos con Neymar como principal titiritero. Tenía el partido en sus manos cuando Brasil llegó al descanso 4-0 arriba, y bien podría haber sido el doble. Es lo que Tite llama su "audacia ofensiva".
Los primeros 45 minutos fueron lo más parecido a ver un tiempo completo. Tomemos como ejemplo el tercer gol de Richarlison. Cuando un despeje de Corea del Sur cayó en su dirección, hizo picar la pelota tres veces en su cabeza, se deshizo de su marcador y se la cedió a Marquinhos. Éste le hizo un pase corto a Thiago Silva al borde del área, quien respondió con un pase profundo al camino de Richarlison para que su compañero culminara la jugada: ambos centrales desempeñaron un papel clave, jugando con precisión para crear un gol digno de cualquier gloria brasileña.
Fue el jogo bonito en su versión 2022, con Brasil jugando como una entidad cristalizada. Durante esos 45 minutos, el entendimiento y la confianza fueron totales. Se extendió a algunos aspectos del segundo tiempo --al punto que Casemiro se encargó de apartar de la cara de Neymar un intruso volador cuando se disponía a hacer un tiro libre, con el atacante ya inmerso en su proceso para las jugadas a pelota parada-- pero, por supuesto, con semejante ventaja y la interrupción de los suplentes, la intensidad baja.
Lo estábamos esperando, y Neymar también. Brasil ha vivido un viaje de emociones contrapuestas en Qatar. El arranque perfecto contra Serbia (2-0) se vio empañado por el contratiempo de perder a Danilo y Neymar por lesión. Luego llegó la victoria por 1-0 contra Suiza, pero pesó la lesión de Alex Sandro. Siguieron la derrota por 1-0 ante Camerún y las bajas de Alex Telles y Gabriel Jesus por el resto del torneo. La notable actuación de Casemiro contra Suiza y el implacable trabajo de Vinicius Jr y Richarlison contra Serbia se perdieron en la preocupación y la paranoia de que otra competición avanzase sin la Seleção.
En los últimos dos partidos sin Neymar, faltó chispa en el medio de la cancha. Intentaron soluciones a corto plazo: Lucas Paquetá sufrió contra Serbia, aunque Rodrygo cumplió mejor desde el banco. Ante Camerún, con una formación muy cambiada, Rodrygo no pudo marcar el ritmo y el partido se les escapó de las manos. Pero, aunque Neymar es imprevisiblemente brillante con la pelota, le pone orden al equipo. Tite dice que Neymar aporta "liderazgo técnico". El segundo entrenador de Brasil, César Sampaio, agregó: "[Neymar] aporta una ventaja competitiva, marca la diferencia en la cancha".
No sería un Mundial sin un contratiempo de Neymar. En 2014 vio lesionado cómo Brasil perdía su semifinal por 7-1 ante Alemania. En 2018 llegó al torneo tras una lesión de tobillo y trató de jugar a pesar del dolor. Esta vez fue el golpe en el tobillo contra Serbia el que desencadenó la vuelta de los dolorosos recuerdos. Pero puede que de ese infortunio surja una señal de que la suerte brasileña se está alineando para conquistar su sexto Mundial.
Neymar – completo con su nuevo color de cabello – fue fascinante contra Corea del Sur, pero, sobre todo, fue el que fusionó todo. La capacidad de Brasil de ir intercambiando formaciones tiene que ser suficiente para hacer que los rivales terminen mareados, pero independientemente de cuál haya sido el sistema – ya sea bajando en el campo de juego, pasando al lateral, o jugando en el frente como un dos con Richarlison, ha encontrado la manera de influir en el juego.
"Estoy muy contento con mi performance", dijo Neymar después del partido. "Habiendo dicho eso, siempre hay espacio para mejorar, no puedo estar 100% satisfecho con la performance de hoy. Tenemos que crecer como equipo”.
Es probable que hablar tanto de Neymar no sea justo para el resto del equipo: este fue el mejor partido de Paquetá en lo que va del torneo y su definición para el cuarto de Brasil fue un testamento de la confianza que ha ganado. Richarlison fue sobresaliente. Raphinha estuvo allí para asistir a Vinicius que con toda tranquilidad hizo el primero. El improvisado fondo de cuatro con Eder Militão en la derecha y Danilo cambiando de flancos a la izquierda significó que los esfuerzos de Corea del Sur fueron en su mayoría desde larga distancia durante gran parte del partido. Y después estuvo Casemiro – el hombre que controló el ritmo del juego.
Brasil ha hecho referencia a la importancia del juego colectivo con frecuencia aquí en Qatar. Si bien es un comentario clásico en los deportes, cuando ves a Neymar celebrando su gol corriendo hacia las gracias para abrazar a Alex Telles y después ves a Weverton entrando en los últimos 10 minutos por Alisson – el tercer arquero es el único jugador en el equipo que aún no ha jugado en esta Copa Mundial -- puedes ver cómo se manifiesta la visión de Tite con este grupo.
Pero por supuesto, unos 45 minutos gloriosos en el estadio de los containers no significarán nada si toda la torre brasileña se desmorona antes de la final el 18 de diciembre. El segundo tiempo mostró que se pueden desarmar en el fondo y Corea del Sur mereció su gol en el minuto 76. Nada es perfecto -- lo cual es suficiente para evitar la autocomplacencia, dejando de lado los estándares por los que se juzgan a un futbolista brasileño.
Cuando eres un jugador brasileño, hay recordatorios de lo que se espera de ti por todos lados. Mirándolos desde sus cómodos asientos como benevolentes emperadores romanos estaban las clases de 1998 y 2002: Rivaldo, Ronaldo, Cafú y Roberto Carlos. Ellos ayudaron a ganar su quinta estrella en 2002.
Después está la preocupación nacional con respecto a Pele. Al comienzo del segundo tiempo, los seguidores detrás del arco de Corea del Sur desplegaron un tifo enviando sus mejores deseos y plegarias por la salud de Pele. Los jugadores también desplegaron su cartel cuando terminó el tiempo en el que simplemente se leía "Pele". La leyenda misma también envió un mensaje deseando buena suerte a su equipo más temprano ese día, pero todos esos recuerdos del pasado sólo suman a lo que es el privilegio y la presión de ser un futbolista brasileño en el presente. Independientemente en la era que te encuentres, los éxitos y los fracasos serán eternamente compartimentados y evaluados en contraposición con el legado de los astros anteriores que han usado la prestigiosa camiseta.
La presión de la expectativa es constante pero ese primer tiempo se trató de ellos llenando la camiseta en lugar de sólo usarla. Y se sintió que el regreso de Neymar y la subsiguiente performance fue el catalizador de todo. Fue la alienación que la afición de Brasil había estado pidiendo y para los 11 que estuvieron adentro de la cancha, la ocasión y el personal que estaba de regreso significaron 45 minutos en los que dieron un baile y desarmaron a lo que podría haber sido un rival complicado mientras que su entrenador, Tite, observó desde la banda. "Ellos conocen el leguaje de la danza”, él comentó más tarde.
Esa actuación en el primer tiempo ha establecido el estándar y el punto de referencia con el que tenemos que considerar a Brasil. No hay advertencias ni escapatorias en este grupo. Después de lo que vimos en el Estadio 974 contra Corea del Sur, cualquier cosa que no sea Brasil quedándose con su sexta estrella en su camiseta significaría que se han quedado cortos. Tite lo sabe. Después de elogiar el “equilibrio” del equipo en el triunfo sobre Corea del Sur, siguió con un comentario que los hizo volver a la realidad: "si pierdes el equilibrio, puede ser fatal”.