"Bono es muy bueno, pero no se lo creía, le faltaba confianza. En cuanto dio ese paso se convirtió en un portero top". La sentencia es de Julen Lopetegui en febrero de 2021. El hoy entrenador del Wolverhampton fue quien tras una temporada a la sombra del checo Tomas Vaclík le entregó la titularidad al portero marroquí en el Sevilla, que en el verano de 2019 le había adquirido cedido desde el Girona y un año después, a pesar de pasarse casi todo el curso en el banquillo, pagó 4 millones de euros por su fichaje.
"Tiene todas las cualidades necesarias en un gran portero, no solo en los penaltis" le elogió sin reservas Luis Enrique el último lunes, durante una conversación con el streamer Ibai Llanos en su canal de twitch en la que reconoció haber hablado con sus jugadores de la selección española de Bono en la previa del choque ante Marruecos y de su especial calidad en los penaltis.
"Tiene un 80 por ciento de penaltis adivinados, no parados pero sí adivinando hacia donde irá el lanzamiento", desveló el entrenador asturiano, quien resolvió que el portero del Sevilla "es un especialista..." pero yendo más allá. "Ahora está espectacular pero no es solo en los penaltis porque es muy firme bajo palos, tiene seguridad con los pies, es iniciador de juego... Ya le conocíamos bien y se ha visto su papel con la selección".
"Es inteligente, aplicado y muy trabajador", explicó Lopetegui, dando cuenta que Yassine Bounou (nacido en Montreal en abril de 1991) tenía todas las cualidades necesarias para ser indiscutible en la portería de un equipo que en aquel entonces sentía el convencimiento de tutear a los intocables de LaLiga española... Y que hoy es estrella en Qatar, soñando despierto con lograr una clasificación histórica para la final del Mundial.
Si se afirma que el trabajo y la fe acaban dando sus frutos, Bono es un ejemplo indiscutible de ello. Aprendió a jugar "en la rampa de un parking" en Casablanca, a donde regresó su familia desde Canadá porque su madre no se habituó al frío clima de Quebec, y a los ocho años entró a formar parte de la cantera del Wydad Casablanca, donde fue ascendiendo por todas las categorías de formación hasta, en 2010, pasar a formar parte del primer equipo.
Un año antes estuvo a un paso de firmar por el Niza, aconsejado por un scouting del club, pero tras pasar una semana de prueba el club francés no consideró pagar el traspaso por su fichaje. Aquel pequeño desengaño no frenó su ímpetu y aunque se pasó dos temporadas a la sombra de Nadir Lamyaghri en los que disputó once partidos (uno de ellos la vuelta de la final de Champions ante el Espèrance de Túnez en que conquistó el título), su crecimiento no pasó desapercibido en España, valiéndole su fichaje por el Atlético de Madrid, apadrinado por el Mono Burgos.
"Es un muchacho que siempre quiere aprender. Vi pocos como él fijándose tanto en otros porteros y escuchando toda clase de consejos" reveló el ex ayudante del Cholo Simeone cuando el marroquí, a su retorno de la cesión al Zaragoza, fichó en 2016 por el Girona.
En Madrid creció fijándose en Courtois pero sin olvidar nunca que Van der Sar y Buffon habían sido sus mayores referentes durante un tiempo en que no pasó de jugar 47 partidos en el filial colchonero y sin llegar a debutar nunca en el primer equipo hasta que entre 2014 y 2016 defendió la portería del Zaragoza, en Segunda División, en 38 ocasiones.
Para entonces ya había debutado en la selección y aunque el club aragonés estudió su contratación, Quique Cárcel, director deportivo del Girona, convenció al entonces entrenador del club, Pablo Machín para ficharle, tras la marcha de Isaac Becerra al Valladolid y llegando al club junto al veterano René Román.
"La intuición sigue siendo muy importante en el futbol a la hora de apostar por un jugador", explicó en su día el director deportivo del cuadro catalán para argumentar su apuesta por Bono, que en su primer curso como portero del Girona se dividió los partidos con Becerra antes de convencer plenamente a su entrenador al siguiente curso, que lo comenzó como suplente de otro veterano, Gorka Iraizoz y lo acabó ya siendo indispensable.
"Tiene instinto y una capacidad de reflejos muy buena, pero a la vez es sobrio" le calificó Machín, que en cuanto le dio la titularidad en el Girona apostó a que Bono se convertiría en un portero "de referencia".
Todo eso provocó que el Giona ascendiera a Primera División y que, con él bajo palos, se mantuviera durante dos cursos, hasta que en el verano de 2019, consumado el descenso, el Sevilla, Monchi convenció al Sevilla de su incorporación, aunque, de entrada, solo como cedido.
"Tienes que creer que eres un portero top, no te lo estás creyendo", desveló Bono que le dijo el director deportivo del cuadro andaluz. Y Bono creyó. A pesar de pasar su primer como suplente de Vaclík, Lopetegui no tuvo dudas de que el futuro del Sevilla pasaba por el marroquí. "Su mentalidad es espectacular y ofrece mucha confianza a sus compañeros" solventó su entonces entrenador, decisivo junto a Monchi en lograr su renovación, en abril de este año, hasta junio de 2025.
El futuro estaba escrito... "Es uno de los mejores porteros del mundo y nos dio la posibilidad de clasificarnos... Pero es que lo demuestra a cada partido" le elogió sin reservas Walid Regragui, su seleccionador, después de atajar tres penalties, ya legendarios, en la tanda contra España en los octavos de final del Mundial.
Y este miércoles, ante la campeona y todopoderosa Francia, disfrutará de su último, de momento, reto descomunal. Puede ser mayoría la opinión que apueste por los franceses. Pero en el vestuario marroquí, empezando por Regragui y acabando por el último de los suplentes, están convencidos de que Bono, fan de River Plate y que mantiene una humildad impensable en un deportista de su calado, está listo para superar otra prueba.