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60 días, ¿otros 23 candidatos?, y la falacia de Bielsa que filtra Yon de Luisa

LOS ÁNGELES — 48 días y sigue el silencio. Y el silencio no lo convierte en inocente a Yon de Luisa. En el magnicidio del Tri, el único inocente, como debe ser, es el cadáver, ése que lleva 49 días en el velatorio y esperando la autopsia final por parte del presidente de la FMF.

Veámoslo así: todos sabemos cómo murió, excepto, aparentemente, Yon de Luisa, uno de los disfuncionalmente funcionales asesinos de la Selección Mexicana en el Mundial de Qatar 2022. El sabio presidente de la FMF espera que, en la mismísima morgue, el Tri se yerga y redacte su propia acta de defunción.

Ya se desperdició más de mes y medio. Cierto, los compromisos inmediatos, a fines de marzo, son ante menesterosos de Concacaf: Surinam y Jamaica, paraísos turísticos con dos pies izquierdos en temas de futbol.

Sin embargo, a un país que elige su desgracia cíclica cada cuatro años, esta vez ya tendría que contar con un técnico y un proyecto, porque será sede del Mundial 2026, más allá de que sólo le tocaron las limosnas que le entregó Estados Unidos.

Al estilo dictatorial tan mexicano, De Luisa elabora su proyecto para 2026. Entiéndase que es el equivalente a que un daltónico arme un rompecabezas o dilucide y alucine con el Cubo de Rubik.

Con la soberbia de un ermitaño autodidacta, el presidente de la FMF, muy al estilo de la casa, elucubra sobre el Mundial 2026, sin que un personaje de probada sapiencia en futbol lo asesore. Palos de ciego, le llaman.

Ya se ha dicho que De Luisa es un estupendo negociador. Dos ejemplos puntuales: rescató la Copa América Centenario de los resumideros de la discordia entre Concacaf y Conmebol, y consiguió que a México le respetaran sus tres plazas mundialistas, despojando de una a Canadá, representada, incluso por el presidente de la Concacaf, Víctor Montagliani.

Pero, lo que es capaz de hacer con un ábaco y con la palabra reptiliana de empresario, es incapaz de hacerlo con ese mundillo tan simple y tan complejo a la vez que es el futbol. Por eso, le sentaría bien, tener un lazarillo al nombrar ya a un entrenador del Tri.

Los candidatos han proliferado en las evangelizaciones de los candidotes. Desbocada, la imaginación hace origamis con una servilleta. La realidad es tan distinta.

Miguel Herrera sigue pujando, y mientras más puja por el puesto, más se acerca a quedar fuera sin haber entrado, toda vez que a cada declaración desliza, piojosamente, motivos para no creer que ha cambiado, aún con la ayuda de su particular coach, psiquiatra, psicólogo, mentalista, hechicero, tahúr emocional, charlatán o curandero.

Guillermo Almada sigue con la chequera en Pachuca, pero los suspiros hacia Uruguay, y Nacho Ambriz se marginó, porque seguramente le precisaron que no es su momento. Y mientras más se demore Yon de Luisa en entregar el acta de defunción del fallido y cómico Frankenstein de Gerardo Martino, más escasearán los candidatos.

Ahora saltó el nombre de Marcelo Bielsa. Tiene un enorme crédito por su paso en el Atlas. Ahí, concibió un proyecto que arrojó la mejor columna vertebral que el Atlas aportó al Tri: Oswaldo Sánchez, Rafa Márquez, Pável Pardo, Jared Borgetti, y puede agregarse a Andrés Guardado.

Con América, lo echaron los jugadores. Amantes de la vida sibarita que les correspondía, irrumpió en sus vidas ‘El Loco’. Disciplina, trabajo, muchas horas de entrenamiento, rigor táctico, obediencia absoluta en la cancha, fueron demasiadas exigencias para los aburguesados de Coapa.

Y más allá de no rendir pleitesía alguna a los untuosos oligarcas de Televisa, incluyendo a Emilio Azcárraga Jean, a Bielsa, lo echaron a la mala del América, interrumpiendo su proyecto, sin explicaciones, con amenazas, y royéndole su finiquito salarial. ‘El Loco’, ese día, decidió no tener más vínculos con esa empresa.

Recuérdese que antes y después de Ricardo La Volpe, y antes de Juan Carlos Osorio y Gerardo Martino, la FMF ya hizo intentos por reclutar a Bielsa. Ni siquiera aceptó a los emisarios que acudieron. A uno de ellos, que montó guardia en el auto, afuera del chalet en Rosario, ‘El Loco’ le mandaba comida, vino y agua, con la advertencia del mayordomo: “No le interesa hablar con usted”.

Lo más cercano que estuvo Bielsa de regresar a México, fue con Chivas. Se entrevistó con Jorge Vergara y llevó su típico arsenal: documentos, videos, estadísticas del equipo y de los jugadores, además de interpretaciones de todos esos materiales. Vergara estaba fascinado. Sólo había un inconveniente.

A su estilo, Bielsa le exigió total independencia, autonomía, autoridad, y que sólo le rendiría cuentas a él, a Jorge Vergara, pero no quería ninguna otra intromisión, en especial de Angélica Fuentes. El dueño de OmniLife ahí saltó, y el rompimiento fue más breve que las horas de charla que tuvieron, con la evidente intención de ‘El Loco’ por asentarse en Guadalajara.

Y el acercamiento con Bielsa, habría comenzado mal. Él exige, desde el principio, hablar con el absoluto responsable. Apenas minutos después de recibir una propuesta, el técnico rosarino ya tiene un documento con todos los detalles del personaje. Y saber que, De Luisa, presuntamente está hecho a la imagen y semejanza de Azcárraga Jean, sería el primer motivo para negarse nuevamente a negociar con la FMF.

Recuérdese esa obsesión paquidérmica y febril de Yon de Luisa por las exageraciones. Siempre se maneja bajo el pretexto de “en 60 días”, y no pierda de vista que antes de elegir a Gerardo Martino, tuvo un listado hinchado petulante e inútilmente, por los nombres de 23 candidatos en los que ya estuvo, en ese momento, el mismísimo Bielsa.

Además, si en algún momento, el mensajero de la FMF se acercó con Bielsa en su afincamiento en Rosario, seguramente el técnico argentino debió marcarle a un tipo con el que hay respeto mutuo: Gerardo Martino.

El ‘Tata’, seguramente, le habrá expuesto el brutal calvario que padeció mediáticamente, con los mismos aficionados, y con los dirigentes, al grado, de que no perdona que lo hayan arrojado a la boca del lobo al enviarlo como hijo de vecino, en su regreso de Qatar a la Ciudad de México.

Tal vez, pero enfatizo el tal vez, Bielsa podría interesarse en ocupar un puesto que no existe en las Selecciones Nacionales de México: el de director deportivo, para hacerse cargo de selecciones menores, y recrear aquella magnífica red de buscadores de talentos que creó para el Atlas, y que después desapareció en la burocracia conflictiva de los rojinegros.

Además, podría implantar una academia de estilo de juego para todos los niveles, especialmente con rigurosos principios de disciplina y moral, para un futbolista como el mexicano, tan dado a la francachela. Ese puesto, esa posición, que, en la FMF, no contemplan en su debida magnitud, podría significar el cambio de fondo en el futbol mexicano.

Pero, lo cierto, es que entre sus 60 días y seguramente otra lista de 23 candidatos y candidotes al Tri, Yon de Luisa sigue perdiendo lo que no le sobra: tiempo, para una selección que hace de la doctrina del fracaso, su cuatrienal modus vivendi o mejor dicho, su “modus morituri”.