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Paso a paso con el Tri

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¿Qué le falta a Santiago Giménez para quitarle la titularidad a Henry Martín? (1:22)

Mario Carrillo resuelve esta incognita que envuelve al ataque del conjunto mexicano al mando de Jaime Lozano. (1:22)

Tomemos un poco de perspectiva antes de decretar el “mágico” cambio que ha tenido esta Selección. Cuenta mucho, ciertamente, la mano del entrenador, pero también el nivel de los rivales

MÉXICO -- Escucho un triunfalismo exagerado en torno a la Selección Mexicana. Sé que fue un desastre el corto periodo de Diego Cocca, y que a primera vista el cambio ha sido radical. Sin embargo, hay que llevarlo con más prudencia. No hay fórmulas mágicas.

Lo que sí hay es congruencia y gente más adecuada para algunos cargos. El equipo está mejor en las manos de Jaime Lozano que en las de Cocca. No tiene su experiencia ni sus títulos, pero conecta mejor con el equipo, no es ningún improvisado. Su trabajo con la olímpica no puede ser soslayado.

Lozano llegó a poner cada jugador en su lugar. Ha sido pragmático ante el poco tiempo para trabajar con una lista de convocados que él no diseñó. La practicidad era obligada. Propiamente la fase de grupos de esta Copa Oro está siendo tomada como una puesta a punto para la fase de eliminación directa.

De 1991 a la fecha son contadas las veces que México tuvo algún tropiezo en fase de grupos. Su marca, sin contar el duelo ante Qatar de esta tarde, es de 33 ganados, 9 empates y 3 derrotas. Las caídas fueron ante Sudáfrica en 2005, Honduras en 2007 y Panamá en 2013. Solo en las dos últimas le costó no pasar en el primer lugar de grupo.

¿A qué voy con el dato anterior? A que el nivel competitivo en grupos no es el que pone a prueba a la Selección de México. Quien fue realmente desafiante es Estados Unidos "A" en la Nations League. Aquello fue como presentarse al examen más difícil el primer día de clases, sin haber estudiado.

Por lo tanto, paciencia. Tomemos un poco de perspectiva antes de decretar el “mágico” cambio que ha tenido esta Selección. Cuenta mucho, ciertamente, la mano del entrenador, pero también el nivel de los rivales.