Argentina cerró en San Nicolás el ciclo de preparación para el Mundial ante una multitud, que le confirmó que las cosas están cambiando y que cada vez son más los que se suman a alentar a la Albiceleste sin hacer distinciones de género. En una de las noches más frías del año, miles de familias se acercaron al estadio Único a abrazar a la Selección en su última función antes de zarpar a Nueva Zelanda en busca de "El sueño".
El marco del amistoso ante Perú hace olvidar que es julio y que cae una helada sobre la Provincia de Buenos Aires. Se canta, se grita, se usan las bufandas para el agite. En las tribunas no hay armonía crómática porque los alambrados están plagados de banderas de diferentes colores: la intención es bancar a Argentina pero también la necesidad es visibilizar todos esos clubes de barrio que están presentes, que existen y que tienen fútbol femenino.
En la platea, dos nenas se sacan las camperas, le piden a su mamá que les saque una foto y posan cerca de la baranda que las separa del césped. Una viste la camiseta violeta, la alternativa del masculino que los campeones del Mundo modelaron antes de Qatar. La otra, una casaca negra que emula los colores de las montañas de nuestro país, la que se puso Messi a una semana del inicio de Australia-Nueva Zelanda 2023 y que es la primera diseñada exclusivamente para el femenino. La postal es muy representativa, en ese abrazo ansioso de la previa las chicas solo querían mostrar el escudo, que es el mismo.
Suena el himno y la emoción es indescriptible. Siempre las estrofas del canto patrio se transforman en uno de los momentos más maravillosos de los eventos deportivos, para protagonistas y espectadores. Pero las lágrimas de estas jugadoras hablan de otra cosa: dan cuenta de un grupo que está tomando dimensión de la enorme huella que está dejando para generaciones enteras y que cae en la cuenta de que la preparación se terminó y llegó el momento de disfrutar de todo lo construido.
🏆 #SeleccionFemenina
— 🇦🇷 Selección Argentina ⭐⭐⭐ (@Argentina) July 15, 2023
Nuestras lágrimas reflejan la emoción de que nos acompañen. ¡Gracias, totales! 💙🤍 pic.twitter.com/w18rwZViwn
El resultado abultado (4-0) hace justicia al dominio absoluto del conjunto nacional sobre sus pares peruanas y corona una fiesta masiva que estuvo planeada para el homenaje y el empujón anímico para lo que viene. Poco interesa el análisis táctico, pero la gente se pudo divertir con las combinaciones entre Estefanía Banini y Florencia Bonsegundo, que se hicieron un festín en el primer tiempo por la banda izquierda y fueron cómplices en una hermosa definición de la mendocina.
En el podio de las más aplaudidas se subieron Lorena Benítez y Yamila Rodríguez. La volante central, por su fútbol elegante, con pases precisos, recuperación y distribución. La misionera, porque se abrió paso con regates y no paró de insistir hasta conseguir su gol.
Germán Portanova movió el banco en el segundo tiempo y le dio chances a las suplentes de sumar rodaje. Con esos minutos las lanzó al espaldarazo popular, para que tengan en claro que el respaldo es del cuerpo técnico pero también es de la gente.
El grupo se mostró unido, enfocado, convencido. Permeables a las emociones y receptivas al amor del público, las chicas están haciéndose cargo de que están escribiendo la historia. Y no hay nada más prometedor que eso.