La Bomba Rodríguez debería ser castigado a lo Game of Thrones ante la afición mexicana por el manejo de la salida de Lozano de la Selección
LOS ÁNGELES -- Era un artificio calenturiento y ofensivo. Un fetichismo torcido. Algo para “desver” sin haberlo visto. Lo platicábamos el lunes con Elizabeth Patiño, durante el podcast de #RazaDeportiva. ¿Recuerda Usted el pasaje de #GameOfThrones en el que Cersei Lannister era obligada a desfilar desnuda por las callejuelas del reino, expuesta corporal e inmoralmente ante el pueblo para ser lapidada, sobajada, humillada, vituperada, y escoltada con el grito de “shame, shame”! (¡“vergüenza, vergüenza”!)? ¿Lo recuerda?
Sugería yo el lunes en ese podcast que Juan Carlos ‘La Bomba’ Rodríguez debía ser sometido a un castigo similar ante la afición mexicana, descendiendo por la pendiente del Circuito Estadio Azteca, hasta desembocar en la Calzada de Tlalpan. OK, está bien, no desnudo, con un pañal, pero no por él, sino por no faltarle al respeto a la moral, las buenas costumbres y evitar pesadillas que ni Freud, ni Jung ni Nietzsche y su Zaratustra podrían catalizar.
Este martes se hizo oficial el divorcio con Jaime Lozano. Seguramente, no renunció, porque después de las vejaciones e irrespeto de los tipos que lo treparon calenturientamente al altar hace un año, y que ahora lo arrojan al estercolero, no debía, no podía y no quería perdonarles la indemnización merecida al castrarle dos años de contrato.
¿Es el peor inicio de un ciclo mundialista en la historia de la Selección Mexicana? Sin duda. Porque anteriormente, cuando echaron a Meza, a Hugo, a Eriksson, al Chepo, etcétera, había eliminatorias. En esta ocasión el boleto a la eutanasia mundialista es directo.
Sí, #LaBomba o el #MásterEnGatopardismo cargará ya históricamente con ese estigma: ser el proxeneta del peor inicio de un ciclo mundialista en la historia del futbol mexicano. Y créame, es muy difícil ganarse ese ignominioso estigma, porque prevalece el tema de los Cachirules de Rafael del Castillo. Hay que ser muy torpe para merecer semejante y oprobioso enunciamiento. Pero, rebasando a todos sus antecesores, Juan Carlos Rodríguez lo ha conseguido.
Muy al estilo de Cersei Lannister, La Bomba se ha manejado con mentiras, con chantajes, con extorsiones, con perjurio, con traiciones, y no sólo en el caso de Jaime Lozano, quien posiblemente deba cargar con un castigo extra, es decir, que le apliquen un veto, el dichoso #PactoDeBandoleros, como lo hizo con Diego Cocca, quien se puso roñoso cuando Ivar Sisniega, torpe agorero de oficio, le notificó su despido. ¿Alguien concibe que un técnico que hizo Bicampeón al Atlas no encuentre chamba en México? Claro, tendría que disponer de una hermandad de lesa clandestinidad, como los carnalitos Riestra (Íñigo y José).
Como las amenazas de Jesús Martínez (Pachuca) y Emilio Azcárraga Jean, el dueño del Teatro Guiñol, ya causaron efecto, esta vez no hubo video elaborado, de esos que sueña algún día hacer Amaury Vergara, y entonces la Federación Mexicana de Futbol emitió un panfleto en redes sociales, e hizo quedar como el villano a Jaime Lozano. El boletín asegura que la FMF quiso retenerlo, que le ofreció a él y su cuerpo técnico el proyecto 2030, pero siendo auxiliar de Javier Aguirre. Mentira. Querían sí, a Lozano, pero arrojar a la calle a su cuerpo técnico.
Sí, las diferencias entre #LaBomba y Cersei, son de género, y ciertamente estéticas, aunque el primero aún no se mancha las manos de sangre ni es alquimista de la mejor cicuta posible... de momento.
Juan Carlos Rodríguez creyó que, habiendo ganado aquella Copa Oro ante Panamá ya estaban listos para ganar la Copa América y la Copa del Mundo, y claro, hizo juramentar públicamente, a sus embajadores del ridículo y la fantochería, Duilio Davino e Ivar Sisniega, que Lozano llegaría al 2026, pasara lo que pasara en Copa América. Nadie le creyó, ni los bobalicones que ejercen de achichincles “desneuronados” en el entorno de La Bomba.
La Selección Mexicana sufre un cambio de timón a dos años de la Copa del Mundo; te presentamos el recuento de un respaldo que al final se convirtió en una sentencia de muerte para el proceso del 'Jimmy'.
Y resulta que el supuesto “empoderamiento del mexicano”, tras el fracaso en Copa América, terminó empoderando a un reticente Duilio Davino para –titubeando–, despedir a Jaime Lozano y garantizarle, a él y a su cuerpo técnico, que recibirían el finiquito en cómodas mensualidades, como si fueran pagos eternos a Elektra.
Lamentable por supuesto que ni La Bomba ni Sisniega se atrevieran a confrontar a Jaime Lozano. Enviaron a su Marcus Junius Brutus a apuñalar a un –ciertamente–, bisoño Julio César. En un acto de caballerosidad y valentía, los tres debieron mirar a los ojos al Jimmy. Pero, en la FMF abundan los hoyos para avestruces.
¿Despedir a Jimmy Lozano fue lo correcto? Seguramente. Pero, las formas, el ocultismo, el secretismo, el oscurantismo, y el obligarlo a que guarde silencio, a que no divulgue pormenores, bajo amenaza de no recibir su indemnización, es un acto de bajeza, de abuso, de represión, de extorsión. Sí, el silencio de Jimmy vale oro, para que no enseñen el cobre –aún más–, los dirigentes.
Lo más grave, sí hay algo más grave, es que no hay un proyecto de cara al Mundial 2026, una competencia en la que el Tri jugará de local no sólo en territorio mexicano, sino en Estados Unidos, con la enorme feligresía villamelona que le profesa tanta devoción que es capaz de dejar de pagar la renta, para ir a sus paupérrimas y lastimosas exhibiciones, como seguramente ocurrirá ante Nueva Zelanda y Canadá en septiembre.
Cesár Caballero con la información después de que la Femexfut hiciera oficial la salida del 'Jimmy'
El rescatista será Javier Aguirre, un técnico respetable en España, pero que en sus dos aventuras mundialistas se le han quemado los fusibles en decisiones importantes, es más, en Sudáfrica perpetró dos gravísimos disparates: utilizar a Cuauhtémoc “El Cid Campeador Totonaca” ante Uruguay, y al “Bofe” Bautista ante Argentina. Muy Vasco, muy vasco, pero le dio “otra vez la basca al niño”, en términos mexicanos.
Pero, además, Aguirre irrumpiría, despedazando toda la cristalería de frágiles promesas de La Bomba, quien hace un año prometió que el Tri no volvería a ser botín, ni secuestro ni juguete del entrenador en turno. Bueno, ya el Vasco le dejó en claro que no quiere a Duilio Davino, y que ni siquiera perderá tiempo en hablar de futbol con Ivar Sisniega, quien en sus épocas de pentatleta vociferaba y vomitaba el balompié.
Y Aguirre no quiere un Consejo de Sabios como el que quiere imponerle #ElMásterDelGatopardismo, con supuestos apóstoles de la verdad, o sea extécnicos del futbol mexicano, y hasta contempla el descaro de invitar a Gerardo Martino. Recuérdese que del anterior grupúsculo de consejeros no queda nadie. No soportaron a La Bomba. NI Rafa Márquez, ni Carles Puyol, ni Ricardo Peláez, ni Ricardo LaVolpe, ni Fernando Hierro, y el único que sigue ahí, porque se campechanea, por puro cachondeo, es el mismo Vasco.
En un acto de honestidad, entendiendo que comparte su ignorancia supina en futbol con Davino y Sisniega, Juan Carlos Rodríguez hoy está más metido en lo suyo: el fondo de inversión que prometió, y cuyo primer escarceo le fue ninguneado, puntualmente, por #LaYuntaDeDueños (dixit Sven-Göran Eriksson), y por el mismo Azcárraga Jean con un mamporro puntual: “No inquietes a mis dueños de equipos”.
Ahora La Bomba está metida de lleno en encontrar otra forma de recolectar los 1,300 millones de dólares que prometió, pero sin que los rescatistas financieros (además de Apollo Global Management) tengan que hurgar entre la podredumbre, miserias, pecados, crímenes y esperpentos de corrupción que son evidentes en la mayoría de los clubes mexicanos.
En fin, el futbol mexicano, insisto, viviendo el peor inicio de un ciclo mundialista en toda su historia, que compite, en su sesgo perverso, con el perpetrado por Rafael del Castillo y su estulticia del #BatallónDeCachirules, que dejó fuera a México del Mundial de Italia.
Por eso, ¿qué les parece a ustedes vecinos de Santa Úrsula si en las fiestas patronales de octubre, programan el desfile de la deshonra, claro, esta vez en lugar del espectáculo de Cersei Lannister en Game of Thrones, ahora sería Juan Carlos ‘La Bomba’ Rodríguez de la serie inconclusa del Castillo de la Impureza? Eso sí, con pañal... o al menos con tanga.