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La rivalidad que creció en la final de la primera Copa

Uruguay se quedó con el clásico de 1930 AP

El clásico rioplatense número 103, disputado en el marco de la primera final mundialista de todos los tiempos, quedó en manos de los uruguayos. Sí, durante los primeros 28 años de historia del clásico, Argentina y Uruguay se enfrentaron en más de un centenar de ocasiones. Desde comienzos del siglo XX, este duelo se convirtió en uno de los más importantes del mundo.

Como no podía ser de otra manera, la primera final de un campeonato mundial fue protagonizada por las dos potencias sudamericanas de la época, que venían de definir el torneo olímpico de Amsterdam 1928. Además, hasta ese momento se habían enfrentado en diez Copas América, con cuatro triunfos uruguayos, dos argentinos y cuatro empates. El juego que trajeron los ingleses a comienzos de siglo ingresó a América por el Río de la Plata. Esta es la principal razón por la que Buenos Aires y Montevideo se convirtieron en ciudades tan importantes para el fútbol de esta parte del mundo. Muy rápido la pelota se transformó en el principal divertimento de las clases trabajadoras y enseguida se formaron Selecciones de nivel mundial.

Así lo demostraron en la primera gran competencia planetaria en la que coincidieron: los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928. Ese certamen fue el antecesor de la Copa del Mundo y por eso adquirió una gran relevancia. Allí, los representantes sudamericanos vencieron sin problemas a las potencias europeas. Uruguay superó a Holanda, Alemania e Italia y Argentina hizo lo propio con Bélgica.

Necesitó dos partidos Uruguay para doblegar a Argentina. En la primera final empataron 1-1 ante más de 28 mil espectadores en el estadio Olímpico. La revancha se jugó tres días después en el mismo lugar y con casi la misma asistencia. Allí, la Celeste ganó 2-1 gracias a los tantos de Figueroa y Scarone y se colgó la medalla más valiosa por segunda vez.

El combinado albiceleste llegó a la gran final del Mundial con una mínima ventaja en el historial general. Además, las goleadas más extraordinarias fueron argentinas, al igual que los primeros dos enfrentamientos. La Selección Argentina consiguió un triunfo 6-0 en 1902, un 4-1 en 1910, un 4-0 en 1913, un 7-2 en 1916 y un 6-1 en 1916, mientras que Uruguay puede presumir de una victoria 6-2 en 1910.

Todo lo sucedido en la gran final disputada en el estadio Centenario -los incidentes, la discusión por la pelota y el gran nivel mostrado por ambos conjuntos- sólo sirvió para hacer aún más grande una rivalidad que es mucho más que rioplatense: es Mundial.

Aquella final tuvo todos los ingredientes de un clásico moderno: peleas en la previa, discusiones hasta por quién ponía la pelota y declaraciones explosivas en los días posteriores. Por ejemplo, el mediocampista Luis Monti, jugador de San Lorenzo, afirmó: "Me mandaron anónimos y me dieron serenatas que no me dejaron dormir la noche anterior. El clima era horrible. Recuerdo que al volver para el segundo tiempo había en la cancha 300 milicos (sic) con bayonetas caladas. Me di cuenta de que si tocaba a alguien se prendía la pólvora. Y les dije a mis compañeros que estaba marcado, que no podía tener la pelota. La bronca era conmigo".

El puntero derecho de Sportivo Buenos Aires Carlos Peucelle, por su parte, declaró: "Si se hubiese jugado en Argentina, éramos campeones. Hubo muchos factores que incidieron para que perdiéramos la final contra Uruguay. Hubo hasta amenazas de muerte".

Para Nolo Ferreira, centrodelantero de Estudiantes de La Plata y capitán de la selección, la cosa no fue tan así: "Ganaron porque fueron mejores que nosotros. Pegaron patadas pero no más que otras veces. Lo que sí reconozco es que hubo amenezas y que en el entretiempo algunos compañeros insinuaron que no querían salir a la cancha de nuevo. Yo no hice causa común con ellos porque pensaba diferente. Sí es cierto que en el segundo tiempo el equipo bajó mucho su rendimiento".

Por su parte, Mario Evaristo, defensor de Boca Juniors, criticó a la dirigencia argentina: "Perdimos el Mundial porque hubo mucha desorganización por parte de los dirigentes. Lo incluyeron a Pancho Varallo, que jugó desgarrado y no pudo rendir por la lesión".