El ‘Mudo’ Julio Montero Castillo defendió la camiseta celeste en 42 partidos, entre ellos los seis que Uruguay jugó en el Mundial de México 1970 y entre los cuales se encuentra la eliminación con Brasil en semifinales que tuvo un cambio de sede inesperado y que benefició a la selección de Pelé.
El fixture de esa Copa del Mundo le permitía al local jugar todos sus partidos en Distrito Federal si ganaba su grupo. Sin embargo, el Tri quedó detrás de la Unión Soviética en el grupo 1 y en cuartos de final cayó ante Italia. En el partido de cuartos que sí se juego en DF Uruguay venció a la URSS con gol de Víctor Espárrago y debía jugar en semifinales en la misma sede.
“Contra Brasil los dirigentes de Uruguay se comieron la comida”. Firme jugaba y firme le recuerda a ESPN Montero Castillo lo que sucedió en el Mundial de México hace cincuenta años.
¿Qué ocurrió? Por presión de la delegación verdeamarela la FIFA cambió la sede de las semifinales una vez que ya estaban definidos los equipos y en vez de ser Brasil quien viajase de Guadalajara a DF, fue Uruguay quien debió hacer el camino inverso. El argumento del Comité Organizador fue las grandes recaudaciones que generaba Brasil jugando en el Estadio Jalisco, como si fuera una razón válida y como si Pelé y sus compañeros no fueran capaces de maravillar con su juego a cualquiera en cualquier sitio.
El exvolante de la selección uruguaya comentó: “Estábamos esperando en el hotel y como a las dos de la mañana nos avisaron que debíamos ir a Guadalajara. Lo arreglaron todo los brasileños con Havelange, nos mataron. Hicimos escala en Puebla y luego llegamos a Guadalajara donde hacía 40 grados de calor. Hicimos como mil horas en ómnibus, íbamos comienzo unos refuerzos en el viaje”.
La celeste había jugado el 14 de junio contra la URSS, partido que ganó en alargue. Y el 17 de junio debió enfrentar a Brasil en Guadalajara. Los dirigidos por Juan Eduardo Hohberg, Juan López y el profe Alberto Langlade se pusieron en ventaja con gol de Luis Cubilla pero en la hora del primer tiempo empató Clodoaldo.
“El primer gol de Brasil fue falta de Brito a ‘Cascarilla’ Morales, nos cobraban todas las faltas y a ellos ninguna, cuando jugas a Brasil tenés que estar bien cuidado en todo sentido porque si no te parten al medio los jueces y los líneas, Brasil es grande y tiene peso, es más difícil jugarle a Brasil que a Argentina, porque como tiene peso te meten para adentro”. Si el ‘Mudo’ nunca escondió lo que pensaba, menos lo hará hoy con 76 años.
De todas maneras el ex volante central reconoció la enorme capacidad del equipo brasileño: “Fueron el mejor equipo en toda la historia de Brasil. Perdimos contra un gran equipo, pero nunca quedas satisfecho”.
Montero Castillo aseguró que tiene muy presente aquel Mundial de México y del partido ante Brasil es el que más recuerda. En particular no logra sacarse de la cabeza la jugada del gol de Jairzinho, que puso el 2 a 1 a favor de la Canarinha al minuto 76:
“Siempre me acuerdo del segundo gol que nos hicieron, yo le grité a Roberto Matosas que le hiciera falta y no le hizo, ¡y Jairzinho en cincuenta metros le sacó sesenta y cinco!” recordó con una sonrisa que no escondió el lamento. El ‘Mudo’ aseguró que él le hubiera hecho infracción al veloz puntero.
Luego Uruguay tuvo alguna posibilidad de empatar: “Tuvimos alguna chance pero el golero de ellos las atajó todas, un cabezazo de Cubilla por ejemplo, ¡el golero de Brasil era más malo, y contra nosotros se atajó todo!”
Por el tercer puesto Uruguay cayó ante Alemania 1 a 0 pese a jugar muy bien pero fallando en la definición. Así lo recordó el futbolista que debutó en 1964 con la camiseta de Liverpool y fue campeón de la Libertadores y de la Intercontinental con Nacional en 1971: “A Alemania lo peloteamos, pero la pelota no entró, y ellos tuvieron suerte, su gol fue un remate que le pegó a Atilio Ancheta y descolocó al Chiquito Mazurkiewicz”.
“El cuarto puesto no sirve para nada pero igual nos vinimos contentos, tengo buenos recuerdos de aquel plantel. Fue una etapa muy bonita” comentó Montero Castillo, quien remarcó además que al llegar a Montevideo no hubo nadie que los recibiese y que tampoco tuvieron ningún premio porque ellos sólo acordaban por salir campeones.
Ese partido ante Alemania sirve para graficar lo que fue la Copa del Mundo de Uruguay, que se mostró muy sólido en defensa pero padeció la ausencia de un centrodelantero en su plantel. Montero Castillo explicó esa carencia:
“¿Sabes lo que es no tener un nueve que los complique, que los moleste, nosotros teníamos a Cubilla y Morales por las puntas, pero por el medio nadie? ¡Jugamos sin nueve! No era como ahora que en Uruguay tenés 200 nueves, antes no teníamos ninguno porque los nueve que jugaban en el fútbol uruguayo eran extranjeros, ese era el problema. Poné a Suárez o Cavani y te complica la vida, en el ’70 quedaba la pelota picando en el área y no aparecía nadie”.
Además, en el primer partido se lesionó el volante Pedro Rocha, el jugador con más gol de todo el equipo y que sólo jugó los primeros minutos del debut ante Israel: “Siempre le comento a mis amigos, se nos embromó Rocha, si Rocha no se embroma… Nosotros estábamos armados para Pedro”.
Montero Castillo, que en el Mundial siguiente pudo enfrentar a la Holanda de Rinus Michel y Johan Cruyff, confesó que aquel Brasil fue la mejor selección que enfrentó. Curiosamente llegó a ser compañero de muchos de esos brasileños en un partido amistoso jugado también en 1970:
“En 1970 viajé con algunos compañeros de Nacional (Manga, Maneiro, Espárrago) a Suiza para jugar un partido entre Europa y el Resto del mundo. Con nosotros jugaron Gerson, Tostão y Rivelino. Me senté con ellos y nos acordamos del partido del Mundial de México. Ellos nos confesaron que nos tenían miedo y que cuando Cubilla les hizo el gol se querían morir, buena gente los brasileños”.
En ese partido de exhibición el Resto del mundo no tuvo inconvenientes en vencer al combinado europeo. “Le ganamos 2 a 0, le dimos un toque bárbaro, yo metí como diez caños y los brasileños me decían ‘gringo te gustan los caños, qué bien jugas’, yo le decía jugando con ustedes soy Pelé, era tan fácil, la tocabas y te la devolvían, todo toque, era facilísimo jugar con ellos de compañeros, ¿si jugas en contra sabés lo qué?”.
“Tostão me decía que cuando jugaba contra ellos era mucho más agresivo. Y yo le respondía: ‘Esto es amistoso, con ustedes tengo que ser agresivo porque ustedes me vuelven loco’, y se reían” recordó Montero Castillo.
Por último, destacó que Perú ante Brasil fue el mejor partido de aquel Mundial de México y valoró la convivencia que logró el plantel de Uruguay pese a que la gran mayoría de los jugadores eran grandes rivales de los clásicos del fútbol uruguayo entre Peñarol y Nacional: “Estábamos todos unidos, y luego de estar casi un año juntos nos hicimos muy buenos amigos”.