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Uruguay contagió y su gente acompañó en La Plata

Ante Israel, la semifinal contó con un buen marco de público de muchas familias uruguayas que se acercaron para protestar cada falta, aplaudir cada tranque y emocionarse con la entrega del equipo. EFE

LA PLATA -- Este jueves, la Selección Uruguaya Sub 20 eliminó a Israel en las semifinales de la Copa del Mundo, en un partido que contó con un gran marco de público con mixtura especial.

Entre los 27.860 espectadores presentes, se encontraban muchos argentinos 'neutrales' que se acercaron al Estadio Único para disfrutar de las instancias decisivas o que incluso tenían su entrada desde antes, además de muchos uruguayos que se hicieron presentes. Incluso, Israel también tuvo mucho apoyo en las tribunas, visible por las múltiples banderas que flamearon a lo largo de la tarde.

Ya en el trayecto desde Buenos Aires a La Plata se pudieron ver varias chapas de autos uruguayos, lo que presagiaba una buena asistencia que terminó cumpliéndose, siendo solo superada por el Uruguay-Inglaterra en esta sede, que había contado con un lleno casi total.

Pero el clima que se vivió ante Israel ya no era el de la primera fase, donde había menos gente y parecía una práctica abierta en muchos encuentros, sino que esta vez se asemejó más a lo que se espera de una Copa del Mundo. Aún con un horario impopular, las cuatro tribunas del Estadio contaron con bastantes concurrentes.

Y lo que se vivió dentro del campo de juego se trasladó al afuera. El equipo de Broli contagió a las familias uruguayas que se acercaron y que, pese a no ser tan ruidosas, se levantaron para protestar cada falta, aplaudir cada tranque y emocionarse con la entrega del equipo.

Cuando Anderson Duarte marcó la única conquista del partido los festejos vinieron de las cuatro tribunas, para que los uruguayos más callados dijeran presente a su manera. Y cuando terminó el partido, el "Uruguay nomá" que se escuchó de norte a sur del país en cada hogar también bajó al unísono desde todos los rincones del escenario.

El único momento en que sufrió la Celeste, en el mano a mano que tapó Randall contra Hamza Shibli, hubo un segundo de silencio por la incredulidad de lo que podía suceder, en la única que tuvieron los europeos para igualar el encuentro. Pero cuando el golero desactivó la acción, el público celeste festejó el segundo gol del encuentro, el que no le hicieron a Uruguay.

Si un jueves a las 14.30 la gente acompañó, para la final del domingo se espera un lleno total de un Uruguay que será local e irá por su primera Copa del Mundo de la categoría.