México a lo Vasco, chabacano y cachondo, es la exigencia de Javier Aguirre quien hace énfasis en que la Selección debe ser un reflejo de su personalidad.
LOS ÁNGELES -- Ganar. Porque es el único mensaje posible y porque es el único resultado aceptable. Ganar, este jueves a Canadá. Porque es la única ruta para romper con la hegemonía dolorosa de Estados Unidos en la Nations League.
Esa fue la declaración de guerra de Javier Aguirre este martes desde la tribuna de la Conferencia de Prensa en el SoFi Stadium. Porque “no puedo, ni quiero ni debo mandar otro mensaje que no sea ganar, al interior y al exterior” de la Selección Mexicana.
Con el sello de siempre, chabacano y cachondo, cómo él mismo lo ha definido, sobrellevó la casi media hora de sesión de medios, ante un auditorio abarrotado del lujoso coliseo de Inglewood, que será el escenario de este jueves ante Canadá en las Semifinales de la Nations League.
Hace énfasis en que la Selección Mexicana debe ser un reflejo de su propia personalidad: actitud e intensidad en la cancha y en la vida.
Quiere un México a lo Vasco. Desde jugador, en mis 50 años de futbol, siempre ha sido mi comportamiento, no puedo percibir una forma de vida distinta”, dijo el Vasco, y puntualizó que aquel jugador que no palpite, que no sude y exude de esa manera la camiseta del Tri, no puede pertenecer al grupo. “Ése, no puede jugar conmigo”.
El técnico de la Selección Mexicana habló de lo que representa enfrentar a Canadá en la semifinal de la Nations League; adelantó que Malagón, Lira y Gallardo serán titulares.
NO IRÁN JUNTOS SANTI Y RAÚL….
Pero se le escapó la tortuga, al explicar que “no voy a contestar si uno u otro”, de esa manera dejando en claro que no contempla utilizar a los dos en el ataque mexicano simultáneamente ante Canadá.
Sí, se deshizo en elogios hacia ambos, y cayó en el lugar de común de sentirse como un tipo afortunado por disponer de dos delanteros en buen nivel como Jiménez y Giménez, pero la decisión la mantiene en secreto, incluso para su cuerpo técnico, y hasta para Rafa Márquez, a quien definió como un “muy buen” entrenador para el futuro de selecciones mexicanas.
Un tipo que desde hace casi un cuarto de siglo disfruta con el manejo mediático del púlpito de seleccionador mexicano, desmenuzó entre piropos el revulsivo que provocó el trabajo de Jesse March en la Selección de Canadá, a la cual la identifica por su expresión de un mayor nivel de intensidad, de ritmo y de devoción ofensiva, redundando en una mejor calidad de su futbol.
“Pero queremos ganarle, a eso venimos, de eso se trata”, reiteró el Vasco.
Pero su preocupación como entrenador de la Selección de México sigue intacta. Una preocupación que para algunos se debate entre lo genuino y lo populachero. Garantiza una legión de futbolistas comprometidos que al final se identifique, que satisfaga, que polarice al aficionado mexicano, en ese fenómeno complejo de simbiosis con su selección nacional. “Que se sienta bien representado”, subraya de nuevo Aguirre. El sincretismo, la fusión de la reconciliación, porque nadie olvida la decepción brutal en Qatar 2022.
El Vasco asegura, casi con un matiz de conquista propia, el interpretar la ansiedad, el compromiso, la devoción, del grupo de jugadores que maneja, “porque quieren sentir el orgullo y hacer sentir el orgullo de presentar a su país en su propio país”, explicando que los jugadores visualizan, perfectamente, la oportunidad única de la experiencia de jugar como locales en dos naciones con gente de su propia raza, como México y Estados Unidos.