El pasado 28 de noviembre Alianza Lima escribía una de las páginas más negras de su historia: la derrota por 2-0 ante Sport Huancayo provocó su descenso a Segunda División tras una temporada que arrancó con mucha pompa e ilusión y acabó con un equipo sin alma e incapaz de estar a la altura de las circunstancias.
Pese al descenso, el reglamento estaba a su favor y Alianza Lima acudió al TAS para presentar un reclamo porque a Carlos Stein se le debió quitar puntos por incumplimiento de pagos, cosa que no hizo la Comisión de Licencias de la FPF al exonerar de manera injusta al club chiclayano. El ente de arbitraje internacional le dio la razón a los íntimos y gracias a su nueva posición en la tabla acumulada, se terminó quedando en la Liga 1.
Con la vuelta confirmada a Primera, la dirigencia de Alianza Lima puso más manos a la obra y selló el ansiado regreso de Jefferson Farfán al club de sus amores. Ahora bien, más allá de la vuelta de la Foquita, el club victoriano supo conformar un plantel ambicioso con la llegada de Hernán Barcos, Pablo Míguez, Wilmer Aguirre, Jonathan Lacerda, Yordy Vílchez, Ricardo Lagos, entre otros.
Con el plantel conformado, ahora la presión era para Carlos Bustos, un entrenador muy resistido hasta que el equipo se desató en la Fase 2. En la Fase 1, Alianza Lima no convenció, pero ya daba muestras de aquella solidez defensiva como una de sus grandes fortalezas, además de contar con individualidades capaces de decidir un partido.
A poco de finalizar la Fase 1, Alianza Lima perdió a Jefferson Farfán por una compleja lesión y la dirigencia volvió a hacer una apuesta importante: llegaron Aldair Rodríguez y Édgar Benítez para apuntalar a un plantel amplio, con jugadores de jerarquía, otros en busca de confirmarse y varios juveniles.
El parón por la Copa América le dio el tiempo necesario a Carlos Bustos para consolidar su modelo de juego, Alianza Lima empezó a volar y enlazar partidos muy sólidos con grandes rendimientos como los de Barcos, Míguez, Ballón, Concha y Mora.
Pero hacía falta la cereza de la torta, es decir, Jefferson Farfán. La Foquita dejó atrás su complicada lesión en la rodilla y empezó a ser clave con grandes actuaciones y goles como ante César Vallejo y Binacional. Wilmer Aguirre se unió al show de los veteranos y también puso su granito de arena en la recta final de la Fase 2.
Once meses después, Alianza Lima pasó del infierno al cielo, ya aseguró presencia en la fase de grupos de la CONMEBOL Libertadores y ahora va por la gloria completa, es decir, el título nacional, aquel que le es esquivo desde el 2017. Ante Sporting Cristal (el 21 y 28 de noviembre), el equipo blanquiazul buscará coronar un año de ensueño en la vuelta de Jefferson Farfán, el gran ídolo blanquiazul.