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Crisis... y lo que falta

Demasiados errores consentidos y excesiva tolerancia a los vicios ocultos en cada caso en selecciones mexicanas

Involuntariamente, fui testigo del inicio de la crisis que hoy padecen algunas selecciones nacionales de fútbol de México. Me refiero a que me tocó relatar, a través de ESPN, dos torneos en los que los representativos mexicanos tenían la mesa servida para cumplir con el doble objetivo de clasificarse para la Copa del Mundo de su respectiva categoría y el boleto a los Juegos Olímpicos de París 2024.

La decepción fue mayúscula. En Honduras, el equipo de Luis Ernesto Pérez no tuvo dificultades para superar la fase de grupos, pero un empate sin goles ante Haití dejó entrever que algo no estaba bien. Todo regresó a la normalidad en octavos de final despachando, sin despeinarse, a Puerto Rico. Sin embargo, la hecatombe llegaría en el partido donde, en teoría, se obtendría el boleto a Indonesia. Ya todos lo sabemos. Guatemala jugó el partido de su vida con garra, pasión y mucha humildad, echándonos del Mundial gracias a nuestra miserable arrogancia y al cúmulo de errores que aparecieron, uno tras otro desde los once pasos, para fincar un estrepitoso fracaso que nos dejó con las manos y las bolsas completamente vacías.

Como si lo sucedido en tierras catrachas no fuera poco, llegó el Campeonato W de la Concacaf en Monterrey. Mucho tiempo atrás había dicho que no había manera de perder el boleto al Mundial Femenil de Australia y Nueva Zelanda. No, no había forma. Jugar en casa, con el cobijo y respaldo de tu propia afición, así como tener disponibles 4 pases a Oceanía (y hasta un repechaje por si las dudas), representaba una oportunidad de oro para volver a una Copa tras perderse la de Francia 2019. Todo estaba dispuesto. La fiesta estaba lista. Pero como si se tratara de una maldición veraniega, el desempeño de las jugadoras mexicanas fue increíblemente bajo, con un rendimiento nada comparable con lo exhibido en la etapa previa clasificatoria. Las derrotas ante Jamaica y Haití no formaban parte del guion previamente contemplado, ya que precisamente ante estos rivales se fincaba el proyecto mundialista. Con la sentencia condenatoria a punto de causar estado, el partido contra Estados Unidos sólo sirvió para darnos cuenta de que el proyecto se fincó únicamente en meras ilusiones.

Y por si no fuera poco, ahora nuestra selección femenil Sub-20 está envuelta en un escándalo donde se involucra a la entrenadora Maribel Domínguez. A escasos días de viajar al Mundial de Costa Rica, este otro representativo tricolor ya va perdiendo 1-0 antes de su debut en la cancha, que será enfrentando a Nueva Zelanda el 10 de agosto en el estadio Morera Soto de Alajuela. No pretendo aquí, porque una investigación está en curso, señalar las culpas y errores de quienes integran el cuerpo técnico encabezado por la exjugadora del FC Barcelona. Lo que sí deseo hacer es lamentar profundamente y condenar enérgicamente lo que está sucediendo y lo que le puede ocurrir no sólo a este equipo en particular, sino a todo el proyecto de selecciones nacionales cuyo principal estandarte, la absoluta de Gerardo Martino, tiene el Mundial de Qatar a la vuelta de la esquina.

Hoy el panorama es oscuro. Ya vinieron los despidos de Gerardo Torrado y de Ignacio Hierro. El trabajo de Mónica Vergara está siendo revisado y evaluado para tomar una decisión en torno a su proyecto. Los resultados de Martino al frente de Tri no convencen a casi nadie y muchos tememos que en el Medio Oriente hagamos el peor ridículo de nuestra historia. Ojalá me equivoque, pero los que terminaron por hacerlo con sus decisiones erróneas, desde aprobar los proyectos de cada una de las selecciones nacionales y hasta el visto bueno a la designación de los responsables de estas, deberán asumir plenamente las consecuencias.

Si no pueden con el paquete, lo menos que esperaría de ellos es que se abandonen sus cargos. Demasiados errores consentidos y excesiva tolerancia a los vicios ocultos en cada caso. Sus capacidades fueron sobradamente rebasadas (hablo de dirigentes y de cuerpos técnicos), provocando con ello un claro perjuicio al fútbol mexicano, que a nivel de clubes y de selecciones, lamentablemente ya ha sido desplazado por otras ligas y países como nunca se había visto.