En la vida del Vasco, el regreso a sus raíces está cargado de trampas que tiene que sortear, tal y como la historia del libro que carga.
Javier Aguirre, técnico de la Selección Mexicana, salió cargando un libro en el Estadio Cuauhtémoc de Puebla. Ese era el penúltimo partido antes de enfrentar su primer partido oficial, contra Honduras, y su equipo había sido abucheado al empatar contra un parchado Valencia FC. El texto que traía entre manos era de la escritora y periodista Julia Navarro, ‘El niño que perdió la guerra’.
Julia Navarro (Madrid, España, 1971) nunca ha escrito un libro de futbol, pero sí hay personajes del futbol que leen sus libros. La historia de ‘El niño que perdió la guerra’ empieza justamente en el conflicto que vivieron los progenitores de Javier el ‘VASCO’ Aguirre, la Guerra Civil española.
En el texto, alerta de spoiler, se narra la historia de Pablo López, rebautizado como Pablo Petrov por su familia soviética, que tuvo que marcharse de España a la Unión Soviética, por la Guerra Civil española, alejándose de padre y madre, y pudiendo volver a la llamada madre patria dos décadas más tarde.
Javier Aguirre, por su parte, nació en Ciudad de México en 1958, más de una década después de que sus padres salieron de España, para entrar a México por la frontera de Estados Unidos y vivir en Tlalnepantla, Estado de México. Antes de volver a la península ibérica, primero como futbolista y luego como entrenador, adoptó la cultura mexicana y hasta se hizo figura del representativo nacional de México.
"Tengo una crisis de identidad. En México me dicen 'El Vasco' y en España soy ‘El mexicano’", ha dicho varias veces Javier Aguirre, en su paso como entrenador de España.
En el libro, a Pablo, después de hacer lazos familiares en la extinta Unión Soviética y hasta haber vivido en carne propia las atrocidades del Gulag, le ofrecen la oportunidad de regresar a su país, a lo que él dice que sí, curiosamente con la ayuda del gobierno mexicano. Algo parecido le pasó a Javier Aguirre, que después de 14 años dirigiendo clubes, cuando le ofrecieron regresar a la Selección Mexicana, la respuesta fue afirmativa.
La razón del Vasco Aguirre fue la misma que el protagonista del libro de Julia Navarro, reencontrarse con sí mismo.
En la vida del Vasco, el regreso a sus raíces está cargado de trampas que tiene que sortear y la primera es la eliminatoria contra Honduras, en los cuartos de final de la Nations League de la Concacaf. Un partido mal llamado ‘guerra’ por jugadores propios y rivales, en la que México es el favorito, pero un descalabro atraería la crítica en contra de Javier Aguirre.
Aguirre, antes de enfrentar a Estados Unidos en la fecha FIFA octubre, reconoció que sólo había llorado en dos ocasiones por el futbol y una de esas fue la eliminación contra el equipo de las Barras y las Estrellas en el Mundial del 2002, en los octavos de final. Después, en su presentación reconoció que es una espinita no poder hacer como técnico, en dos oportunidades, lo que sí logró como jugador en 1986, que es disputar unos cuartos de final de la Copa del Mundo. Ahí, una de las razones de su retorno.
En el libro de ‘El niño que perdió la guerra’, la tía soviética de Pablo, Olga, dice “no tenemos poder sobre el pasado, nadie lo tiene, por tanto, no haremos más que sufrir si nos empeñamos en revisar qué hicimos y qué podríamos haber hecho”. Eso se le pide a Javier el Vasco Aguirre, dejar de lado todo lo ocurrido y pensar en el futuro, el cual comienza en Honduras, en los cuartos de final de la Nations League Concacaf.