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Sevilla se sobrepuso a un comienzo adverso, le ganó en los penales a Roma y es campeón de la UEFA Europa League por ¡séptima! vez

Sevilla apeló este miércoles una vez más a su mística copera, se sobrepuso a un comienzo adverso y, tras empatar 1-1 en los 120 minutos de la final ante Roma, fue más eficaz en la tanda de penales (la ganó 4-1) y se coronó campeón de la UEFA Europa League por séptima vez.

En un partido extremadamente parejo, en el cual el primer tiempo fue todo de Roma y en el segundo dominó Sevilla, lo más lógico era que la cuestión se dirimiera desde los 12 pasos, y así fue.

Casi como en una película de Hollywood, le tocó a Gonzalo Montiel -el mismo que definió desde los 12 pasos la final del Mundial a favor de Argentina- ejecutar el penal determinante. Primero se lo atajó Rui Patricio, pero adelantándose más de la cuenta.

Se volvió a patear y Montiel no falló.

De nuevo, la final fue muy pareja y hubo justicia en que todo terminara en una tanda de penales.

Casi desde el minuto 1, el equipo italiano le entregó la posesión al conjunto español y se concentró en generar superioridad numérica en todos los sectores de la cancha, a puro sacrificio físico.

De esa forma, logró que el hecho de tener la pelota no le brinde mayores oportunidades a su rival. No sólo eso, sino que las dos jugadas de gol más claras del primer tiempo fueron para Roma, y en ambas estuvo involucrado Dybala.

La primera fue una escapada por banda izquierda del argentino, que habilitó dentro del área y con un pase sutil al turco Zeki Celik, quien de primera se la pasó a un Leonardo Spinazzola que ingresaba solo por el medio del cuadrante rival.

El italiano le pegó directo al arco, pero le salió al medio y Bono atajó sin problemas.

La segunda fue el gol.

Gran asistencia del italiano Gianluca Mancini, que le metió un largo pase filtrado a Dybala. La Joya dominó con un toque y con el segundo, de zurda, definió cruzado para abrir el marcador. Excelente movimiento de Paulo.

Todo parecía controlado para el equipo de Mou. Pero enfrente estaba Sevilla, el especialista en Europa League. Y, en el tiempo de descuento de la primera parte, el conjunto ibérico casi lo empata.

El croata Iván Rakitic recibió insólitamente solo unos metros afuera del área, por la zona central, y sacó un gran disparo que se estrelló contra el palo derecho.

La segunda parte comenzó muy diferente, porque José Luis Mendilibar, el entrenador de Sevilla, dispuso la entrada del argentino Erick Lamela y del español Suso. Con eso, consiguió desactivar en parte la táctica de Mou, porque ahora la tenencia de pelota empezaba a sumar profundidad.

El premio llegó rápido, porque a los 55 Sevilla llegó por derecha de la mano de su capitán, Jesús Navas, quien lanzó un buen centro y Mancini se llevó puesta la pelota, batiendo su propia meta.

Todo había cambiado.

La segunda parte fue de Sevilla: después del gol del empate se paró mejor en la cancha, con posiciones más variables de sus jugadores de elaboración.

Eso impidió la ventaja numerica permanente que ejerció Roma en la primera parte, y liberó el juego creativo de los españoles.

Los primeros 15 minutos fueron de asedio sobre el arco romano, que soportó como pudo.

Después el dominio sevillano continuó pero con menos intensidad.

Y Roma, fiel a su ADN, empezó a generar mucho peligro para el poco tiempo que tenía el balón.

El conjunto de Mendilibar envió varios centros peligrosos sobre el área romana, Lucas Ocampos se metió un par de veces con desenfado en las cercanías de Rui Patricio.

Pero era un juego de suma cero. A cada acierto de uno de los protagonistas, el otro le encontraba rápido la solución.

Bono volvió a salvar su valla en un centro de pelota parada que se convirtió en un pinball en su área, y después, a los 82 minutos, fue el héroe de su equipo una vez más.

Avivada de Roma, que no había pedido distancia y apuró un tiro libre para habilitar al italiano Andrea Belotti, quien entraba solo y definió con una volea algo sucia. La pelota iba al arco, pegada al palo izquierdo, pero Bono la llegó a tocar lo suficiente para desviarla.

En el final de los 120, y a puro tiro libre, Roma metió en su arco a Sevilla. Salvo Bono una vez, la defensa después y, en la última, el travesaño.

El saldo fue un verdadero equilibrio entre ambos equipos, con lo cual que la definición haya sido por penales sea, tal vez, lo más justo.