El domingo Luis Suárez fue titular y jugó por primera vez 90 minutos desde que llegó a Nacional. También demostró que el mundo está pendiente de cada paso que da en Uruguay. Su llegada no pasó desapercibida para nadie. El avión privado, la caravana hacia el Gran Parque Central, el recibimiento de la gente. El que llegó es un campeón de Champions League con el Barcelona, campeón de La Liga con ese mismo equipo y con el Atlético de Madrid, tercer máximo goleador de la historia del Barça, referente del Ajax y del Liverpool, uno de los mejores centrodelanteros del siglo, autor de 520 goles en su carrera. Eso genera una exposición infrecuente del fútbol uruguayo, que pasa a ser el centro de las miradas por unos meses.
Y justamente esto es lo que todos debemos entender. Lo que ocurrió en la cancha de Liverpool sirve como aprendizaje para todos. Suárez genera una repercusión inusual, los medios del mundo ponen atención en cada movimiento del delantero. Nadie podrá discutir cuánto mejoró el club en la gestión de José Luis Palma ni el derecho a fijar su cancha, que además tiene un piso excepcional. Tampoco admite discusión que las instalaciones de Belvedere no son las más apropiadas para transmitir una imagen de fútbol profesional.
Los comentarios en redes sociales son la mejor muestra de cómo se vio en el exterior lo ocurrido. En varias partes del mundo se preguntan en tono irónico si está jugando en la C o en un torneo amateur. Y hay comentarios incluso más hirientes. Es cierto que el presidente de Liverpool tiene un encono especial con Nacional desde hace largo tiempo por los precios de las entradas y el lugar que le asignan en el Gran Parque Central. Pues no era el momento para pasar factura. Jugado en el Centenario el partido del domingo era para 40.000 personas. Y las imágenes hubiesen sido muy distintas. La llegada a la cancha, el vestuario, el entorno de las tribunas. A su vez en el Estadio y con una entrada a precio razonable se hubiese recaudado mucho más dinero, que quizá Palma podría haber utilizado para mejorar los vestuarios o los baños de Belvedere y hacer crecer aún más a su institución.
No es mentir, es no exponernos ante el resto, es tratar de cuidarnos un poco más, es pensar en el espectáculo que hay alrededor de un partido. No todos los días hay un jugador que genere en el mundo lo que genera Suárez. Elevemos la mira y aprovechémoslo. El anuncio de City Torque, que para el partido del 27 de agosto lanzó preventa de entradas a precios populares, en cuotas, con descuentos en todas las tribunas durante la primera semana de venta, es una muestra de sensatez a imitar.
Tener a Suárez nos pone a prueba, obliga a todos los actores a disimular carencias, a mostrar nuestra mejor cara, a dar otra imagen, a levantar la mira. Y eso no pasa en canchas donde el entorno entrega escenas lejanas, muy lejanas, a un fútbol profesional tal como se concibe hoy en día.