Agosto de 1995. El Marujo Marcelo Otero estaba en su casa del Cerro cuando recibió el llamado de su representante, Francisco Casal, que lo dejó congelado y con el teléfono en la mano: “Estás vendido para Italia, aprontá las valijas que te vas mañana”.
Marujo cortó, miró a su esposa, y le dijo con esa picardía que tenía el entonces delantero de Peñarol en cada expresión: “Me parece que tengo que ir a Italia”.
El domingo se levantó temprano y se fue al aeropuerto. Su gran preocupación era que no tenía margen para ir a despedirse de sus compañeros de Peñarol. “Era mi primera vez en Italia, no sabía para dónde iba, nunca había salido del Cerro”, expresó Otero en el libro Quinquenio.
Enterado de la noticia, el presidente José Pedro Damiani estalló. El 7 de agosto expresó: “El ciudadano Marcelo Otero viajó a Italia no sé con la autorización de quién a comer fettuccini, así que vamos a ver. Él ya cumplió un ciclo en Peñarol así que cuando regrese posiblemente tendrá que poner un puesto en la feria del Cerro”. Su frase de los fideos quedó para la historia. La relación entre Damiani y Casal comenzaba a sufrir los primeros resquebrajamientos.
El tema derivó en idas y vueltas y un duro cruce de declaraciones entre el jugador y el presidente. Posteriormente Peñarol recibió un resarcimiento económico.
¿A qué viene el cuento? A que la reciente partida de Ignacio Laquintana de Peñarol se suma a la eterna polémica del poder que tienen los representantes de jugadores en el fútbol uruguayo. La noticia del pase de Laquintana a Brasil cayó como una bomba en Peñarol. El tema, que se venía manejando en la interna, impactó en el corazón de los hinchas cuando el equipo se encamina a jugar la recta final del Torneo Apertura. Y vistos los antecedentes, se impone la pregunta: ¿Quién manda en el fútbol uruguayo: los empresarios o los dirigentes?
Peñarol no fue el único club que padeció este tipo de situaciones. De hecho, hasta Nacional fue víctima de la salida de un jugador sin autorización.
EL “ROBO” DEL DIENTE LÓPEZ
En el año 2011 la directiva de Nacional entró en un ida y vuelta con el empresario Pablo Bentancur por la salida del juvenil Nicolás Diente López. El jugador tenía 17 años cuando el contratista lo subió a un avión, junto a toda su familia, y se lo llevó a la Roma. Nacional, dueño del 100% de la ficha, estalló. El tema derivó en un juicio del presidente de entonces, Ricardo Alarcón, contra el contratista. El empresario fue demandado por el club tricolor que le reclamó el pago de 6.000.000 de dólares “por daños y perjuicios” ya que es responsabilizado por la salida del juvenil de la institución
MORA Y DEFENSOR
A fines de 2010, Defensor Sporting empezó a vivir un calvario con el pase de Rodrigo Mora. En medio de las fiestas se lo llevaron escondido y sin permiso del club al Benfica. El presidente violeta, Dante Patro, expresó en el programa A Fondo: “Para nosotros, para Defensor Sporting y lo digo porque se lo dije a Juan Pablo Sorín (representante del jugador), nos robaron al jugador. ¿Cómo puede ser que tiene contrato con Benfica el 3 de enero? ¿Cuándo se negoció eso? Entre pan dulce y champagne”.
FONSECA CONTRA PALMA
Más acá en el tiempo, Liverpool tuvo problemas con el empresario Daniel Fonseca que le sacó al club a la joven promesa Pablo García que fue llevado a River Plate de Argentina. El presidente negriazul, José Luis Palma, trató de “ladrón” a Fonseca en un cruce mediático que dio que hablar.
Palma contó en el programa Punto Penal: “Fonseca no ofreció esos US$ 3 millones. Si los hubiera ofrecido, no los hubiera aceptado porque sería ilegal porque un club no le puede comprar a una persona física. Él ofreció incluir cláusulas de rescisión que suman US$ 3 millones. Esa es la legalización del robo. Es lo que hizo con Nacional. Si Pablo García va a la selección, es elegido el mejor jugador de un Campeonato del Mundo y se va a Europa por US$ 10 millones, le pregunto a Fonseca: ¿Le parece justo que la valorización de Pablo García lo lleva a un mercado de US$ 10 millones, Liverpool se tenga que conformar con US$ 1,5 millones y él más de US$ 6 millones? Le respondí en la cara y no a través de la televisión: ‘Usted es un ladrón”. Fonseca se defendió diciendo que Palma le abonaba un bajo salario al jugador.
LOS GARRAFEROS DE BELLA VISTA
Otro caso emblemático y que causó polémica fue el conocido como el de los “garraferos” de Bella Vista. En 1999, los papales vivieron una situación particular con los jugadores Adrián Berbia, Leonel Pilipauskas, Guillermo Giacomazzi, Alejandro Lembo y Diego Alonso que se negaron a defender al club debido a que no los negociaban al empresario Francisco Casal. El primer problema surgió con Pilipauskas que rechazó una oferta de Lecce de Italia. El contratista ofertó al club por los cinco jugadores pero el presidente Rodolfo Echinope rechazó la propuesta. Se genera un conflicto y los futbolistas dejaron de entrenar y se prestaron para una foto de un diario que los mostró repartiendo garrafas.
Bella Vista tuvo otro problema de similares características con Pablo Bentancur cuando se llevó a Sebastián Flores con destino a Italia. Los papales, presididos por Nelson Chabén, jugaban en la B y el jugador fue sacado sin consentimiento de la directiva.
Otro caso que marcó un antes y un después fue el de Carlos Bueno y Cristian Cebolla Rodríguez que fueron sacados de Peñarol y llevados al París Saint Germain de Francia. Los jugadores, al ser declarados en rebeldía por el club, dejaron de ser citados a la Selección de Uruguay.
Peñarol tiene un antecedente reciente con Agustín Canobbio que en plena Copa Sudamericana fue sacado del club y vendido a Brasil.
ZAMBRANA Y RIVER PLATE
En agosto de 2011, River Plate fue víctima con el pase de Jorge Zambrana. Sobre el cierre del período de pases firmó con Peñarol sin el consentimiento de su club y siguiendo las indicaciones de sus representantes. Ese viernes, Peñarol había ofrecido US$ 200 mil por la totalidad del pase del volante pero los darseneros pretendían US$ 150 mil por el 50% del pase. Como no se pusieron de acuerdo, los representantes del jugador, encabezados por Pablo Boselli, le pidieron que firmara en la AUF, según consignó el diario El Observador.
LAQUINTANA Y DEFENSOR
Por estas horas el mundo Peñarol está conmovido por la partida de Laquintana a Brasil. Pocos recuerdan cómo llegó el jugador a los aurinegros. En abril de 2021 los violetas dejaron sin efecto el contrato que había firmado Laquintana con Peñarol ya que jamás los participaron de las negociaciones -que estuvieron a cargo del representante del jugador Marcelo Tejera- según anunciaron los violetas en un comunicado. La situación se destrabó meses después con la venta de un porcentaje del pase del jugador. Laquintana desembarcó gratis en Peñarol. Hoy le toca a Peñarol padecer el problema de que, según reveló su presidente Ignacio Ruglio, viajó sin autorización a Brasil.
RECORDANDO A YANNUZZI
El tema es de larga data y difícil solución. Cada tanto, los contratistas ponen en jaque a los dirigentes. ¿Quién falla? Cada parte tiene su postura.
En definitiva, esto como dijo alguna vez el recordado periodista Enrique Yannuzzi: “La solución no existe porque si el hijo de un compañero de la radio tiene la bendición de tener un hijo que juegue al fútbol y le dicen te llevamos a Italia, te compramos una casa, no laburás más, vas a cuidar a tu hijo que va a estudiar y le vamos a pagar para que juegue en las chatitas de Torino: ¿Cómo hacen para que la familia no se vaya? Pero está la otra cara: ¿Cómo hacen los clubes para vivir? ¿Cómo hacen para que sigan saliendo los botijas de la calle y de la droga? ¿Cuánto le vale a Miramar alquilar el complejo Santa Rita, o a Bella Vista llevar el ómnibus todos los días al Complejo? El primer baño, la alimentación, las vitaminas, el deporte, no están en la calle, están en los clubes. Y el tema es de los que se quedan acá, no del que se va”.