Peñarol enfrentaba a Fénix por la última fecha del Torneo Apertura cuando el volante Ignacio Sosa cayó en la cancha tomándose una oreja. El jugador aurinegro se tocó, percibió que tenía un poco de sangre, pero jamás imaginó que ese choque con un rival determinaría que le dieran 17 puntos para cerrar la herida.
El jugador contó en el programa Minuto 1 de Carve Deportiva cómo vivió esa situación.
“La pasé mal. La verdad que no imaginaba que me dieran 17 puntos, porque la herida fue dentro y fuera del oído. En el momento del partido lo que sentía era que me habían sacado un trozo de la oreja. Luego miré si tenía sangre, pero como tenía poca, dije, debe ser un corte chico. Yo quería volver a entrar a la cancha, pero los médicos me decían que no. Entré nuevamente y en el entretiempo el doctor le dijo a Diego (Aguirre, el técnico) que me saquen que me tenían que llevar a emergencia. Yo estaba recaliente pero hoy le doy la razón a los médicos”, comenzó diciendo el jugador.
Sosa agregó: “La pasé horrible, no podía dormir, me salía sangre y cada vez que me entraba sangre al oído me despertaba. Llegué a tener fiebre los dos primeros días. Pero por suerte ya me sacaron los puntos y no tuve ningún problema en el oído”.
Posteriormente habló del rol que le toca en Peñarol, donde le toca ingresar en la mayoría de los partidos con el juego en desarrollo.
“Me toca entrar desde el banco, pero trato de ayudar al equipo y siento que en los momentos que me ha tocado lo hice bien. Agradezco la confianza de Diego (el técnico). El no jugar y tener confianza no es fácil, y yo la tengo sin ser titular”, comentó Nacho Sosa.
El jugador reconoció que es difícil ganarse un lugar en la oncena titular porque en supuesto tiene mucha competencia: “En mi posición juegan Damián (García), que está robado, y Gastón (Ramírez) que tiene una jerarquía bárbara. Así que me toca esperar y cuando entro ayudar al equipo”, concluyó diciendo.