El ‘Canario’ Agustín Álvarez Martínez nació en San Bautista (Canelones) el 19 de mayo del 2001, en el fútbol infantil defendió la camiseta de Peñarol, de adolescente anotó más de cien goles en las divisiones juveniles aurinegras y en setiembre del 2020 pudo debutar con el equipo carbonero para cerrar un largo camino con el seguro deseo de continuar con sus goles y su buen juego.
“Soy un nueve que le gusta tener la pelota, jugar para el equipo y hacer goles”, contaba Agustín con apenas quince años en ‘Informativas UY’, programa que puede observarse en Youtube. Es que como gran parte de los nacidos en el Siglo XXI, mucho de sus casi dos décadas de vida están registradas en internet y entonces si uno busca se encuentra con imágenes de un niño de rulos que en 2010 se veía feliz de poder visitar Los Aromos para sacarse fotos con Antonio Pacheco o Alejandro Martinuccio.
Por esa época el ‘Canario’ también jugaba en Peñarol pero en AUFI (fútbol infantil) y con diez años comenzó a entrenar en el Cuartel de Blandengues para comenzar a pelear un puesto en las formativas aurinegras.
En séptima división fue dirigido por Martín ‘Tato’ García, que ya lo conocía desde el 2011 al haber trabajado en ese proyecto de captación encabezado por Néstor Gonçálves y Juan Gandolfo. García le contó a ESPN.COM.UY: “El Canario ya estaba en la escuelita de Peñarol que había formado en aquellos años Néstor Gonçalvez, nosotros le íbamos dando forma para cuando llegaran a una pre séptima, o a una séptima, que ya tuvieran un cierto conocimiento sobre todo lo que es una cancha de once, los recorridos, las distancias, empezar a enseñar lo que es un trabajo táctico, una estrategia, y después los disfruté en séptima, terrible jugador el Canario”.
Con respecto a las características del futbolista, el ‘Tato’ dijo: “El Canario primero que nada es un jugador muy inteligente: entiende el juego a la perfección, podía jugar de doble cinco, de enganche, de media punta, o como un nueve, porque a pesar de no ser un tipo extremadamente alto tiene un buen timing, buen juego aéreo, cabecea muy bien. Además técnicamente es muy bueno, juega y hace jugar a los compañeros, y tiene gol”.
El exfutbolista y hoy entrenador explicó que en su séptima de 2016 Álvarez no era su referencia del ataque, sino que jugaba de doble cinco adelantado o de enganche. Los goles de Agustín en las inferiores carboneras fueron una constante; el primero de setiembre de este 2020 convirtió un doblete en el empate clásico de Tercera ante Nacional, el sábado 12 de setiembre debutó en Primera al ingresar en el segundo tiempo ante Montevideo City Torque en el estadio Campeón del Siglo y tres días más tarde jugaba su primer partido como titular: ante Colo Colo por la Copa Libertadores en Santiago de Chile.
“Ver al Canario hacer dos goles en el clásico de Tercera, ver su debut y su participación en el partido de Copa genera mucha alegría. Que varios chicos que pasaron por nosotros hoy estén en Primera es muy lindo”, comentó el ‘Tato’ García quien habla en plural cuando comenta sobre Agustín porque es parte de una buena camada de juveniles carboneros.
Incluso la insistencia en el apodo ‘Canario’ o el remarcar su segundo apellido (Martínez) es para diferenciarlo de quien ha sido varias veces compañero suyo en el mediocampo: Agustín Álvarez Wallace. En aquella séptima del Tato García, los dos Agustín Álvarez se repartían la zona central, en ataque estaban Enzo Lemos y Gonzalo Saboredo, y por izquierda volaba Valentín Rodríguez y por derecha atacaba Facundo Pellistri.
En internet también se puede encontrar fácilmente las goleadas de esa generación 2001 y a su vez constatar el gran vínculo entre el Canario y Pellistri en distintos momentos de su vida deportiva que ya trascendía al fútbol. García agregó: “Agustín, Facundo y Valentín han tenido un apoyo importante de sus familias, incluso sus padres han viajado a los campeonatos que se jugaban en Brasil o Argentina; el otro día al ver el gol de Facu por la Copa ante Colo Colo y que el primero que lo venga a abrazar sea el Canario, hace que uno se remonte a cuando ellos tenían diez años y entrenábamos en la cancha de atrás de Las Acacias; verlos hoy es una satisfacción muy grande”.
Los abrazos entre Pellistri y el Canario comenzaron a darse en las juveniles cuando el primero le servía los goles al segundo; el Tato contó que aquella juvenil apostaba a la velocidad por las bandas: “Y al tener nosotros una referencia de área que por ahí estiraba a los centrales, Facu sabía que en ese espacio hacia atrás, en la medialuna, iba a encontrar al Canario, y el Canario remataba de izquierda o derecha, como en el primer gol clásico en la Tercera; los desbordes también podían venir desde la izquierda con Valentín”.
Pellistri se ha afirmado en Primera, mientras que Valentín Rodríguez aún espera demostrar su gran capacidad física, agresividad en la marca y su buena pegada. Los pibes carboneros del siglo XXI aún conservan su sonrisa de niño y su juego atrevido, que no es más que divertirse y querer ganar con amigos.
“Yo quiero llegar por mi vieja y mi viejo porque hacen un sacrificio muy grande en traerme todos los días a entrenar, y van todos los días a verme jugar”, comentaba en el 2016 Agustín Álvarez, que en ese entonces viajaba de San Bautista a Santa Rosa para concurrir al liceo por la mañana y en la tarde viajaba a Montevideo para seguir alimentando su sueño de futbolista.
La velocidad a la que apuntaba el juego de aquella séptima del Tato García parece encontrarse también en la cantidad de imágenes de Agustín Álvarez y Peñarol que de tan rápidas ya aparentan ser viejas en un joven de 19 años: pasó aquel niño de rulos en Los Aromos, el centenario de goles, el adolescente que en 2015 se sacaba fotos en la construcción del estadio donde debutaría cinco años después. Aún fugaz, el Canario sabe la importancia de todo lo recorrido, y que el juego (y el gol) más importante es el que está por venir.