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Ramiro Cristóbal: con los pies en el barro y la cabeza en el juego

Ramiro Cristobal, el eje de Rentistas en el medio. @ramirocristobal

El mediocampista central Ramiro Cristóbal (Fray Bentos, 10 de abril de 1996) ha sido una pieza fundamental en el equipo de Rentistas a lo largo de todo el Torneo Apertura. La convicción colectiva, la solidez del equipo y el conocimiento del entrenador Alejandro Cappuccio se retroalimentan con el juego del volante formado en el Anglo y en Defensor Sporting.

“De niños siempre que llovía nos íbamos en bicicleta a jugar en el campito del Anglo con todos los compañeros del barrio; esperábamos a que lloviera y entonces arreglábamos todo por Facebook, era más mojarse y embarrarse que otra cosa, no se podía jugar mucho con el barro y la lluvia, pero pasábamos un momento lindo todos juntos”, le contó a ESPN.com.uy Cristóbal sobre uno de sus gratos recuerdos de infancia.

Lejos de espantarse por el agua, la deseaban para volver embarrados con su hermano Agustín y ese grupo de amigos del Barrio y del Club Anglo de Fray Bentos. Claro que las bicis se quedaban afuera en el patio, y entonces una buena ducha y esperar la próxima lluvia para coordinar y salir de nuevo.

“Eran todos de la banda del León, compañeros del fútbol, jugábamos juntos y después íbamos a la cancha los fines de semana a alentar al club”, agregó el futbolista de 24 años.

Cristóbal explicó su función dentro del esquema del entrenador Cappuccio: “Soy el que juega delante de la defensa en el 4-1-4-1 que arma el entrenador para salir a jugar, pero según cómo se da el partido podemos quedar 4-3-3 o retrocedo para la línea de fondo y quedamos como 3-4-3 como contra River”.

El volante también comparte la línea con los defensas para comenzar el juego: “Me gusta jugar de volante central porque toco mucho la pelota, me gusta ser la salida, y manejar la salida del equipo. A medida que van pasando los minutos soy mucho de mirar al rival, y de ver por dónde tiene alguna dificultad o por dónde estamos mejor nosotros, y siempre que me dan la pelota trato de jugar para ese lado para poder hacerle daño al rival”.

Si uno observa a Cristóbal jugar no genera sorpresa que elija a Sergio Busquets y a Thiago Alcántara como sus referentes; si uno lo escucha tampoco. Ramiro intenta cada día mejorar esa ya muy buena lectura de juego y explica su función sin la pelota: “Sin pelota más bien siempre estoy bien parado delante de los centrales, si algún central rompe con pelota yo lo cubro, más que nada voy haciendo los relevos y tratando de estar bien parado en la línea defensiva. Nuestros zagueros Alexis Rolín y Maximiliano Falcón son los dos que siempre que tienen la posibilidad salen con pelota, buscando el pase y ahí yo tengo que estar atento y tratar de cubrir”.

El jugador táctico y de recorrido ordenado ha obtenido distintas recompensas y superado diversas dificultades para tener este presente. Hincha del Anglo de toda la vida, Ramiro comenzó jugando allí a los cuatro años, llegó a la sub 15 e incluso debutó en la Primera división antes de viajar a Montevideo.

Cristóbal explicó la relevancia del fútbol del interior en Uruguay: “Para mí que soy hincha, que toda mi familia es del Anglo de toda la vida, jugar en la Primera fue algo lindo, un momento que esperaba. La verdad no sabía si iba a poder jugar o no, pero se me dio por suerte y aparte fue una emoción muy grande porque justo mi padre estaba de entrenador y él me pudo dirigir en mi debut”.

Con el fútbol del interior uno recorre el país entero en un torneo más abierto que el Campeonato Uruguayo de la AUF. “Recorrer el país está bueno, cuando yo era chico mi padre jugaba en Dolores, Mercedes, Nueva Palmira; él recorrió varios pueblos jugando y con mi hermano siempre lo acompañábamos, para nosotros era una experiencia muy linda porque además era nuestra salida de Fray Bentos”, recordó Cristóbal también remarcando que el fútbol del interior aún conserva aquella sana rivalidad entre barrios, entre pueblos. El volante agregó: “En el Anglo éramos todos compañeros del barrio y el que no jugaba en el club era hincha y siempre estaba alentando conmigo en la tribuna o me alentaba si yo estaba jugando”.

Claro que el sueño de vivir del fútbol obliga viajes en el concentrado fútbol uruguayo, donde la inmensa mayoría de sus clubes profesionales se encuentran en la capital Montevideo. Tras los dos años en la sub 15 del Anglo (y con el objetivo cumplido de jugar en su Primera), Cristóbal se vino a Defensor Sporting para sumarse a la categoría sub16.

“Llegar a Montevideo fue un cambio grande, me costó mucho, extrañaba mucho, la verdad que extrañaba todo, por suerte igual tenía compañeros de Fray Bentos que vivían conmigo en la casita de Defensor y eso me ayudó un poco pero el primer año fue duro y me costó”, confesó Cristóbal.

“A los seis meses de ese año me quise volver, no estaba jugando, ni siquiera estaba citado y estaba extrañando mucho; llamé a mi madre y le dije que me quería volver porque sentía que las cosas no salían, y los extrañaba”. Que hubiera nostalgia en un adolescente de 15 años era demasiado, pero Juan Ahuntchain (en ese entonces coordinador de la juveniles de Defensor) lo ayudó y le dijo que se quedara.

Con el tiempo Ramiro comenzó a jugar más seguido y el 4 de junio del 2017 debutó en la primera del equipo violeta ante Rampla Juniors en el Estadio Olímpico. El mediocentro recordó: “Más que nada estuve muy nervioso el día anterior porque sabía que tenía chances de debutar ya que Eduardo (Acevedo) me había comentado de la posibilidad, esa noche previa me costó dormir, pero después al momento de entrar al partido estuve tranquilo y las cosas salieron bien”.

En el 2018 jugó varios partidos con el técnico Acevedo (algún encuentro de zaguero) y en el 2019 comenzó como titular bajo las órdenes del Polilla Jorge Da Silva. Pocos días después del cese del entrenador en abril, Cristóbal se rompió los meniscos de una de sus rodillas y la recuperación le llevó más tiempo de lo previsto. Cuando se reincorporó al plantel le fue difícil entrar en el equipo debido a que el técnico Ignacio Risso ya tenía una base, por lo que con su representante Flavio Perchman decidieron buscar un nuevo equipo para agarrar continuidad.

Rentistas logró el ascenso a Primera a fines del 2019 y en enero Cristóbal confirmaba su préstamo por un año desde Defensor, con quien tiene contrato hasta diciembre del 2021. Otra vez un nuevo reinicio en su carrera, el futbolista valoró: “Desde el primer día me hicieron sentir de la mejor manera, y Cappuccio me transmitió mucha confianza, era la primera vez que salía a préstamo de Defensor y eso es fundamental”.

“A medida que pasan los partidos me voy sintiendo mejor, cada partido con más confianza y mejorando siempre en el día a día. Alejandro es un técnico muy detallista, siempre está mirando mucho al rival, él y su cuerpo técnico te dan muchas indicaciones de cómo se mueven, cómo atacan, y yo trato de escucharlo porque después en el partido las cosas que te dice que van a pasar, suceden”, aseguró el volante.

Afirmado en el mediocampo de Rentistas, Ramiro sabe que el fútbol de repente lo puede volver a sorprender con un nuevo reinicio. Y si se puede pedir, de niño compartía con Lucas Torreira un fanatismo tan grande que ni siquiera llegaba a ser un sueño dentro de la imaginación: jugar en la Bombonera.

“En Fray Bentos éramos compañeros de generación con Lucas. Él es del club ‘18 de julio’, el clásico del Anglo es Laureles pero con Torreira fuimos rivales de toda la vida aunque compartimos selecciones juveniles. Siempre tuvimos una buena relación fuera del fútbol, él iba a casa y jugábamos en el fondo. Dentro de la cancha nos entendíamos muy bien, Torreira en ese momento jugaba de enganche o de punta”, comentó Cristóbal.

El mediocampista agregó: “Los dos somos muy hinchas de Boca desde chicos, la Bombonera siempre nos llamaba la atención y después los jugadores como Riquelme o Palermo aumentaban el fanatismo”.

“En ese momento en realidad no pensábamos jugar de grandes en Boca, pero si lo pienso hoy la verdad que sí, sería un sueño jugar ahí y más con Lucas”, sentenció Cristóbal, mientras proyecta el próximo partido con sus championes llenos de barro.