El 5 de agosto Mathías Corujo decidió que era hora de decir adiós. Después de 15 años como profesional entendió que era hora de poner fin a su carrera luego de pelearla contra una rebelde lesión de rodilla.
En una nota con el programa "100% Deportes" de Sport, Corujo habló de su malestar por la negativa a retirarse con la camiseta de Wanderers, su sufrimiento por recuperarse y una vieja historia de su negativa a jugar en Nacional.
“Ya venía manejando desde hace un tiempo el retiro, desde el año pasado cuando fui a jugar a Paraguay donde tuve muchas lesiones y una artrosis en la rodilla derecha me estaba molestando. La pandemia afectó porque estuve como cuatro o cinco meses encerrado en casa. Cuando volví a entrenar me molestaba. Corro mal, no la tengo del todo extendida y se cargan otros musculos. Era de cristal. El año pasado era desgarro en un lado y otro, entonces rescindimos contrato y priorizamos el tema familiar. Me vine con la idea de ir a Wanderers que es el cuadro donde nací, que me formó, que me educó y soy agradecido, pero no se dio la chance y ahí empezó a tomar más forma el retiro hasta que llegué a eso. Luego de no poder ir a Wanderers no tenía ningún objetivo por delante y mis ganas se terminaron”, comenzó diciendo el exjugador.
Corujo contó con lujo de detalles la negativa de Wanderers a su deseo de retirarse con la camiseta de los bohemios.
“Cuando rescindo en Paraguay, hablando con Gerardo Alcoba que había vuelto a Wanderers, me dijo que fuera para jugar juntos nuevamente y le mandé un mensaje a Mauricio Nanni (gerente deportivo del club), le expliqué cuál era mi situación, le dije que lo económico no era un problema, que no quería ni cobrar nada, que no pasaba por ahí, quería retirarme en Wanderers y que mis nenes y mi señora me vieran con la camiseta”.
El exdefensa agregó que le dijo a Nanni que “si me llegaba a lesionar era el primero que levantaba la mano y me venía para casa. Me dijo que había que ver, que los tiempos del club muchas veces no eran los del jugador, pero que me iba a responder. Y esperando, esperando, se le pasó. La verdad que se le pasó una respuesta y yo no volví a llamar. Tuve una comunicación con Blanco (presidente de Wanderers) a principio de año donde me llamó por teléfono y yo le dije que no me había gustado esa situación porque me merecía un poquito de respeto porque salí de ahí, desde los 12 años. Soy un agradecido eternamente a Wanderers, te puedo decir que soy hincha de Wanderers, es mi casa, y no se portaron bien, pero mi calentura no es con Wanderers, es más personal con algunas personas porque el trato no fue bueno conmigo. Si yo hubiese ido a Fénix u otro equipo con el que no estoy identificado, no hay problema, pero con Wanderers tengo una historia, tengo sentimientos, y la verdad que no se portaron bien. Es la verdad, a mi me gusta decir las cosas como son, y se lo hice saber. Eso me desilusionó muchísimo. Me llamaron varios clubes pero mi respuesta fue esa, que quería jugar en Wanderers”.
La negativa a Nacional
En la nota Corujo se mostró agradecido con Diego Aguirre del que manifestó que fue el técnico más importante de su carrera. Y contó la historia de cuando lo llamaron de Nacional para firmar contrato.
“Peñarol me quería desde principios de 2010. Diego Aguirre me llamaba todos los días para ir. Me tenían que comprar y no me compraron. El último día del periodo de pases llama Luis Bruno a Wanderers para ir a Nacional. Voy a entrenar y me dice el presidente: ‘Mathías, vos no entrenes porque ahora me va a llamar Luis Bruno para ir a Nacional. Te compra un representante y vas dos años a Nacional’. Me senté en la tribuna, me comuniqué con mi padre y me dice m’hijo usted haga lo que quiera, sabiendo que yo soy de Peñarol a morir y sabiendo que Diego (Aguirre) me llamaba todos los días para ir a Peñarol. Me llama Luis Bruno y me dice para ir a Nacional y le digo, bien de caradura, discúlpeme, con todo el respeto del mundo, pero no puedo ir a Nacional, yo soy hincha fanático de Peñarol y me faltaría el respeto, a mis amigos, a mi abuelo, a mis padres, y no me voy a sentir cómodo. Y el tipo me dice, la verdad que admiro lo que decís. Colgué el teléfono y empecé a entrenar en Wanderers. A los seis meses se dio el pase a Peñarol”.
Corujo concluyó diciendo: “Con el retiro me saqué un peso de encima porque me levantaba todos los días pensando cómo iba a estar de la rodilla, jugaba al fútbol con mi nene a ver si le pegaba bien y la rodilla respondía, y eso era todo un stres, un mal humor. Ahora me levanto, voy al gimnasio, estoy con mi nene y mi señora, voy a pescar y son cosas que el jugador de fútbol no las hace nunca y las empiezo a valorar”.