La ciudad de la pasión y libertad. Así definió alguna vez Albert Camus, filósofo, a Ámsterdam, la capital de Países Bajos. Capital, sin dudas, del hockey sobre césped actual y donde se encuentra instalada Agustina Gorzelany, una de las figuras rutilantes de Las Leonas en los últimos años. Enérgica, renovada y con mucha ilusión trasladó sus goles al AH&BC, último campeón de la Euro Hockey League, una de las potencias del campeonato neerlandés y equipo donde supo brillar alguna vez Cecilia Rognoni, una de las mejores jugadoras de la historia argentina. Distendida, en su nuevo hogar, con la compañía de su nueva compañera de equipo Sabine Plönissen, y tras volver del gimnasio en su día libre, Gorze le mostró a ESPN Hockey su sencillez y compromiso de siempre. Y sobre todo, ese sueño de vivir del deporte que ama, tal como cuando emergió su figura en el club San Martín o las divisiones juveniles de la selección argentina.
“Estoy feliz. Disfrutando porque para mí es un sueño hecho realidad. Estar en la mejor liga del mundo y jugar con las mejores jugadoras”, inició. La perseverancia y el trabajo son aspectos que la máxima artillera argentina de los últimos tiempos siempre tuvo en su haber y explican la gran posibilidad que tiene en el presente. “La propuesta llegó de un día para el otro, mientras estábamos jugando la Pro League. Ellos sabían que estaba buscando club y específicamente acá. En mi cabeza fue: ‘¿dónde firmo?’ Quería que se me diera esta oportunidad”, enfatizó.
Para decorar más el asunto, su primer partido fue con goleada por 7 a 0 ante el Tilburg y, como de costumbre, ya marcó dos tantos. “Si la expectativa estaba alta de poder jugar en una liga así, el debut fue mejor todavía. No voy a negar que estaba nerviosa, arranqué de menor a mayor. Al principio no estaba tan cómoda, era más personal la verdad. Después me enganché con el juego y por suerte pude meter dos goles. Y… estaba chocha de la vida”, rememoró.
No es la primera vez que La Tora lleva su hockey a Europa. Ya lo hizo con anterioridad en España para jugar en el UD Taburiente y Alemania para formar parte del GTHGC de Hamburgo. “Al principio lo sufrí. Tuve migraña, muchos dolores de cabeza. Fue distinto porque es hablar en inglés todo el tiempo, más allá de que lo manejo bárbaro. Pero, las chicas me recibieron bárbaro. Me siento súper cómoda”, comentó.
No es una novedad que Países Bajos, sobre todo en damas, está varios escalones más arriba que el resto de los países del mundo en el deporte del palo y la bocha. Enseguida, Gorzelany ya lo percibió. “Desde el primer día que empecé a tener entrenamientos sentí la intensidad. Todas juegan bien, nadie nivela para abajo y todas dan un plus técnica e individualmente. Es un juego súper vertical, juegan al give and go. La diferencia se nota un montón, es la cultura y la forma de juego. Me encanta y me tengo que adaptar porque vengo de un hockey que no es así, pero que me hará crecer muchísimo”, soslayó.
París: de la decepción de no ganar la dorada a valorar otro podio más
Llegar a uno de los picos de su carrera no es casualidad. La defensora de 28 años se fue transformando en una figura internacional. Estuvo entre las seis mejores del mundo elegidas por la FIH en 2022 y su peso en una cancha para las rivales se hizo cada vez más notorio, sobre todo, por su potencial goleador en los córner cortos. En los últimos Juegos Olímpicos de París volvió a ser clave para Las Leonas para sumar una nueva presea, esta vez de bronce tras la plata en 2021. Sin embargo, más allá del gran logro que eso significa, el dolor de no poder lograr la dorada fue inevitable. “Valoré la medalla desde el momento en que la ganamos. Aunque me costó, pude pasar la página rápido porque no había tiempo para la tristeza o el remordimiento. El alto rendimiento es así. Todos los días uno se da cuenta del logro que obtuvimos, de lo importante que es. Y acá me lo hacen notar. Me hicieron reconocimientos, es un mimo al corazón y realmente se aprecia”, subrayó. “Estos Juegos fueron una experiencia distinta. No se compara con Tokio, sin desmerecerlo, por el hecho del apoyo que tuvimos en vivo. Todo el mundo estaba metido, pendiente de lo que nos pasaba y con todos los deportes”, agregó.
Si bien la alegría de los triunfos de Las Leonas genera repercusión rápidamente, no todo es color de rosa. Y Agustina describió con detalle los inconvenientes, al igual que sus compañeras, que muchas veces les tocó convivir en su carrera: “Hoy tenemos la disponibilidad de entrenar en el CeNARD y algunos recursos, pero hay un montón de cosas que conseguimos por nuestros propios medios. Sigo sorprendida con que no tengamos un lugar propio para entrenar. Creo que logramos estar a la altura por el hecho de que amamos la camiseta. Nos desvivimos por estar ahí, pero no estamos en las mejores condiciones. Hay chicas que viven en otras provincias que no saben si van a poder volver, o pasa que no saben si van a poder pagar su alquiler, o bien tienen que decidir: comprar buena comida para estar bien, entrenar, rendir o ver cómo hacen para solventar sus gastos. Si vos querés dedicarte profesionalmente al deporte no deberías estar preocupado en esas cosas. Si estas cosas pudiesen cambiar sería totalmente distinto. Esa es la diferencia que tienen las chicas acá (Países Bajos). Entrenan sin preocupaciones y se enfocan solo en jugar”.
Aunque, esa dificultad tampoco quita la sensación indescriptible que siente de jugar para Argentina. Mensaje que también dejó para las jóvenes promesas que están dando sus primeros pasos con la albiceleste. “Lo principal es que traten de disfrutar. Una, con tantas presiones, es difícil que pueda poner el disfrute por delante. Donde una más aprende es durante el proceso porque es lo que más dura. Es importante valorar en el lugar en el que estás, ser conscientes y vivir día a día cada momento. Somos unas privilegiadas porque más allá de que me quejo y pido más cosas, lo que se construyó hace un montón de tiempo ahora es una responsabilidad muy linda. En el 2019 me alejé porque no lo estaba disfrutando. Una decide, cuando te convocan, si quiere estar. Son momentos únicos. A veces se vuelve rutinario y no está bueno. Pero, a mí se me pone la piel de gallina. Soy muy emocional y todo el tiempo trato de remarcarme: ‘che mirá donde estás. Estás en un seleccionado, representando al país. Te está mirando todo el mundo’. Es un honor. Ponerse la camiseta de tu país no tiene precio”.
La conducta: el concepto que revolucionó la carrera de Gorze
¿Qué más se puede mejorar cuando marcás 77 goles en 124 caps con tu Selección? ¿Qué más se puede ganar cuando te colgás dos medallas olímpicas en cuatro años? Siempre hay lugar para ser un poco mejor y Gorzelany es quien más lo tiene claro. “Mi conducta hacia cómo manejarme con el alto rendimiento es lo que más mejoré. Cuando me di cuenta de que esto iba en serio, empecé a descansar mejor, entender que tenía que alimentarme de otra manera. Fue una lucha porque un como con el tema de mi cuerpo, porque obviamente me importa cómo me veo, entonces tuve momentos duros. Hoy lo llevo súper bien, estoy tranquila y aprendí gracias a los nutricionistas que me ayudaron. Es también entender los momentos de dispersión, cuándo estar concentrada y cómo manejar esos momentos. Los Juegos Olímpicos de París me ayudaron mucho con las frustraciones. Creo que crecí muchísimo”, detalló.
“Una también aprende de cuáles son sus fortalezas y debilidades. Hoy sé darme cuenta qué es lo que tengo que hacer en la cancha y lo que mejor me sale. Estoy acá para seguir aprendiendo y seguir creciendo. Yo creo que me tengo que animar a ser un poquito más ofensiva, a recibir la pelota y jugar. Pasar la pelota y correr es algo que no me caracteriza, pero lo tengo que hacer”, añadió.
Crecer, aprender, querer ser mejor no se logra solo. Para Gorze, como para mucha gente, su entorno fue clave. “Soy una afortunada de la familia que me tocó y tengo. Nunca me faltó nada, ellos vivieron momentos críticos y nunca sentí que no podía hacer algo. Admiro lo que hicieron mis papás, cómo me educaron y creo que sería cuesta arriba si no tuviera una familia que me bancara en todo”, dijo.
En el mejor momento de su vida, llegó el mejor salto para la carrera de Agustina Gorzelany. Un salto que ya empezó con una sonrisa y que promete ser inolvidable para ella. Y también, indudablemente, un presente que permite a los amantes de Las Leonas, ver una versión súper mejorada de su tremenda goleadora, que tantas alegrías les dio en los últimos años. “Tengo muchas ganas de seguir jugando. Estoy ansiosa porque vengan muchos partidos más. Se viene una Gorze 3.0”, cerró.