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Laura Maiztegui, la número 13 que llegó al cielo en Sídney

Laura Maiztegui, desde el foco de Sídney 2000. La jugadora platense fue la primera que llegó al seleccionado mayor siendo oriunda de Santa Bárbara (el club de Majo y Vicky Granatto) y le contó a ESPN.com la historia de su carrera que la llevó a estar en los Juegos del 2000 y festejar un agridulce cumpleaños en Oceanía.

Ligada a Santa Bárbara desde muy pequeña, llegó por su madre, junto a sus hermanos, (entre ellos su melliza, Verónica) al club de Gonnet sin saber en un comienzo que era para desempeñarse en el hockey y, algunos años y muchos esfuerzos después, viajar junto al seleccionado argentino a Sídney a ser parte del nacimiento de Las Leonas. “Arranqué a los seis años en Santa, porque nos quedaba cerca de casa. Fue una casualidad, si en vez de ser un club de hockey hubiera sido de vóley… hoy diría que soy jugadora de vóley”, empezó clarificando de manera jocosa Maiztegui.

En la actualidad está normalizado que haya Leonas de Santa Bárbara, sin ir más lejos la capitana, María José Granatto, es deportivamente oriunda de Las Damas de Gonnet, pero en la década del 90 era algo difícil de imaginar y al tocarle ser la primera Laura intentó brindar lo aprendido en su club: “Creo que abrir esa pequeña ventana para que después estas grosas estén hoy fue decir: se puede. Que vengan las nenas y me digan ‘cómo hiciste para llegar a Las Leonas’ y tratar de inculcar que primer hay que jugar bien acá, empezar bien en tu club, ir creciendo y creciendo. Siempre pensar en llegar a la Primera de tu club y después lo otro va a venir, si uno se entrena y sabe cuál es su objetivo… después lo otro aparece”.

La noticia es el aniversario de Sídney 2000, pero para llegar a ello Maiztegui tuvo que pasar por distintos procesos que fueron forjando la mentalidad de la deportista que viajó a la máxima cita en el comienzo del siglo: “En Santa siempre tuvimos un equipo de mucha competitividad, entre nosotras mismas, eso hizo que haya un sentimiento de querer siempre más desde chicas, con mis amigas, crecimos con el anhelo de querer jugar en la Primera. Una vez empecé a dar mis primeros pasos en el Plantel Superior ya era, bueno, ‘este objetivo los alcancé ahora quiero jugar en la Selección de Buenos Aires’ y así sucesivamente. Uno se va poniendo esas metas, eso también me hizo ser como soy hoy”.

Un camino, sin tanta experiencia internacional, derivó en Sídney

Tras superar diversos desafíos en el hockey, y el gran respaldo de su club y familia para dedicarse a su pasión, apareció el momento de la verdad para probarse con las mejores de la provincia y también del país:

Estábamos en el Junior con Vero, las dos entrenando, me acuerdo de que, ese año, el objetivo era llegar al Argentino de Selecciones del 98. Yo me lesioné y ella queda dentro de la lista. Entonces dije listo, ‘ya está, estoy afuera’. Cuando termina esa temporada dan la lista para empezar a entrenar con el Mayor, ya se nos terminaba el Junior por la edad y me dicen a mí que continúe. En ese momento había un Seleccionado B en el 99 y yo no lo podía creer”, confesó la Melli.

Y siguió relatando el momento de su carrera que la catapultó, tiempo después, a integrar la asunción de la Leona: “Ya comenzado el 99, entrenábamos bastantes jugadoras, estaba marcado que había un Seleccionado A y obviamente yo estaba en el B, pero siempre las miraba. Salíamos nosotras, entraban ellas. Hacíamos cosas en conjunto, fue un año de mucho aprendizaje, también de adaptación en lo físico, la parte de palo por venir de un club que tenía pasto y un montón ya jugaban en sintético”.

La historia de termina allí, cuando todo parecía esfumarse y la recta final se hacia más corta paso lo inimaginable: “Durante el año nos dicen que vamos a hacer un solo seleccionado, creo que éramos 25 para entrenar para los Juegos Olímpicos. Ya me veía afuera porque éramos un montón, pero cuando empiezan a nombrar… estaba dentro del grupo de esas 25. Así que ahí tuve que tratar de creérmela un poquito más, iba a entrenar directamente con las chicas y ganarme un lugar. La verdad que siempre me tuvieron las puertas abiertas, se me acercaban para apoyarme y en abrir y cerrar de ojos ya estábamos conformando este equipo que fue el que viajó a después a Sydney”.

Sí bien lo ocurrido en septiembre del 2000 era algo que se venía gestando hace muchos certámenes atrás, lo sucedido en Australia resultó una premonición que tenían internamente las que integraban ese grupo de jugadoras: “Yo estaba bastante deslumbrada, no tenía tanto el nivel internacional. Solo había jugado unos partidos, una Champion Trophy antes de ir y realmente se sentía en el grupo, sentía cómo estaba Vanina (Oneto) sentía cómo estaba Karina (Masotta). O sea, era lo que se transmitía. Nadie decía nada, pero realmente, entre nosotras, pensábamos que iba algo iba a suceder”.

Laura tuvo la dicha de nacer el 21 de septiembre, el día de la primavera, un momento festivo en Argentina, pero 22 años después de su llegada al mundo se topó con un cumpleaños distinto, en Sídney y disputando un Juego Olímpico: “Fue rarísimo, antes de viajar estaba fascinada con la idea de cumpleaños allá y no fue muy positivo. No nos dio mucha suerte, ese día perdimos contra España y resultó un momento muy duro. Nos enteramos lo del reglamento, todo lo que siempre contamos, pero la verdad es que fue triste”.

De un cumpleaños magro a un recuerdo impoluto

A pesar de ser un recuerdo agridulce, a la distancia -y con lo sucedido después, tomó otro gusto: “Me acuerdo de que estaban mis papás, que me habían venido a ver con mis hermanos, salí de la cancha, era el cumple de mi Melli también, obviamente. Estábamos llorando, era medio una decepción. Pero bueno, cumplí en los Juegos Olímpicos. Eso así”, rememoró Maiztegui de manera salerosa.

Luego de las vicisitudes, llegó el acontecimiento del nadie decía, pero todas imaginaban: nació La Leona que marcaría la historia del hockey argentino y el deporte nacional femenino: “Realmente lo que ocurrió después de ese día fue todo mágico. Siempre decimos es parte de un cuento. Si quieres contar un cuento, ese ese fue el mejor. Creo que se dieron las cosas para que pase lo que pasó, nadie se lo pudo imaginar, con tanta magnitud, que iba a suceder de esa manera. Nosotras fuimos para pelear una medalla, pero todo lo que vino después es algo mucho mayor que una la medalla, el crecimiento que estuvo a nivel nacional y que todo el mundo conozca el deporte fue algo que, por lo menos yo, nunca me lo imaginé”.

Hubo una situación curiosa que ocurrió con la dorsal que usó Laura en el torneo más importante de su carrera, es por ello que también quedó grabado a fuego en su mente y corazón: “Rarísimo el número 13 porque en realidad no sé por qué quedó libre y me cayó, fue muy lindo tenerlo. Creo que después no se usó, es más del arquero. No sé si hay muchas jugadoras que hayan usado el número 13 como jugador de campo. Entonces también quedó marcado.

Más allá del hecho de vestir la camiseta de Argentina y representar al país, Maiztegui se quedó con enseñanzas que forjaron su carácter y la forma que tuvo de enfrentarse a la vida: “Estuve cinco años en el seleccionado. Quedé en listas, también las vi de afuera y creo que yo sabía que tenía que estar siempre al 100, siempre tratar de tener un plus para para poder estar, también eso hizo que mi personalidad hoy sea que hay que luchar hasta el último memento y después a veces se dan las cosas y a veces no, pero siempre sentirte que dejaste todo. Tal vez parece trillado, pero es la verdad. A mí me pasó de dejar todo y he quedado afuera, he dejado todo y he quedado adentro. O sea, hay circunstancias que uno por más que haga todo, tampoco quedás, pero lo importante es estar tranquilo que diste todo lo que tenías para dar".

Volviendo al principio, y para finalizar, Laura contó acerca de su estrecha relación con el club de Gonnet después de varios años ligada en diversos roles: “En el club fui jugadora y capitana de la Primera, después de retirarme, estuve muchos años en la Segunda, también como coordinadora en inferiores y hoy colaborando desde el lado de la dirigencia. Intento poder aportar y eso lo sienten todos los que están, aportar un poquito de lo que nos dio y poder devolverlo. Creo que eso es lo más importante”, selló la Melli.