BUENOS AIRES -- Tanto se comentó y se debatió sobre la camada de argentinos nacidos en 1992 ... Crecimientos a pasos agigantados a nivel juniors que ilusionaban en los Mundiales Sub 16 (con Agustín Velotti, Andrea Collarini y Facundo Argüello en la final), como en los torneos del Grand Slam Junior (con Velotti campeón y Collarini finalista de Roland Garros y Argüello semifinalista en Wimbledon como picos).
Diego Schwartzman, mientras tanto, no obtuvo los mejores resultados, debiendo apostar a profesionales aun con edad de juvenil. El recuerdo sigue latente: a la misma hora que se jugaba aquella final en París, él batallaba en un Future de Neuquén. Sin embargo, más tarde resultó ser el primero de su camada en ganar un Challenger y el primero en meterse entre los 100 primeros. Ahora, forma parte del equipo argentino de Copa Davis, en reemplazo de Juan Mónaco, justamente con quien compartió las últimas cinco pretemporadas.
El propio tandilense da su veredicto: "Diego tiene una personalidad muy buena. Tiene mucha decisión, escucha mucho, aprende todo el tiempo. Físicamente se lo ve como "el peor" de todos porque es el más chico pero mentalmente es fuertísimo. Tiene una decisión y un talento que lo diferencian del resto de su camada. Es un pibe divino, dispuesto a escuchar mucho, eso me reconforta. Lo quiero como un hermano".
Schwartzman transita una carrera sin baches. Desde que terminó 2011 en el 369º lugar, su ranking a fin de año fue 169º, 118º y 61º. Evolución constante que hoy lo lleva, por caso, a tener a Juan Martín Del Potro como sparring en Copa Davis.
Lejos del prototipo del tenista, algo de la explicación del éxito la tiene Sebastián Prieto, su entrenador hace ya tres años: "Lo bueno de su físico es que tiene muy claro su forma de jugar. No tiene dudas de lo que tiene que hacer para que rinda. Por eso recibe bien adentro de la cancha y le funciona. Su devolución es lo mejor de su juego".
Desde su 1.70 metro, ¿Sirve tomar riesgos para que mejore el servicio? "Le cambié mucho del saque, pero nunca tocaré su empuñadora. Sí los movimientos, la forma de tirar la bola... y mejoró mucho", cuenta quien supo ser 22º en dobles. "Diego tuvo un proceso de maduración mucho más rápido de lo normal, desde siempre quiso ser tenista y lo tuvo claro. Hoy le sirve mucho David Ferrer como espejo, el sueño de él debería ser llegar a ser un Ferrer, un Lleyton Hewitt o un Kei Nishikori".
A los 22 años, Schwartzman ya tocó el Top 60, situación que hoy vive un puñado de jugadores que se pueden contar con los dedos de las manos. La realidad cambió: esta semana, apenas 8 Top 100 son menores de 23 años, mientras que 28 son mayores de 30. Pero hay un dato más contundente: 21 de los Top 200 ya cumplieron los 33, lo que explica la dificultad en el salto para los que asoman. "Este año buscaremos que mantenga el ranking que tiene jugando torneos ATP. Y si es un poco peor no importa. Creo que en Wimbledon, por ejemplo, puede a rendir muy bien. Tiene juego para césped. Lógicamente que un saque tremendo sumaría, pero tiene un drive bastante plano, eso le va a servir", afirma Prieto.
"Me quiero demostrar que puedo ganar en todas las superficies, aprovechar el ranking que tengo y poder armar las giras como las arman 'los buenos'. Va a ser duro. Si no se gana ahora, será más tarde", aspira el hombre de Villa Crespo, que también padece cada nueva sensación. Y lo reveló tras caer en el debut del último ATP de Buenos Aires: "Hoy se hacía público que yo iba a estar en el equipo de Copa Davis y sentí la presión de tener que demostrar. La cabeza juega. Uno se pone a pensar en muchas cosas y no en el partido en sí".
Largo plazo
Todo lo anterior no significa que el resto de su generación no esté pasando por esos mismos procesos necesarios para encaminarse al éxito. "A esta camada solo le falta maduración, las carreras de los tenistas se alargaron, al punto de que hoy casi todos viajan con fisioterapeutas. Si a los 16 le decís que si no llega a los 18 no sirve, lo más probable es que deje de jugar. Estás corriendo una carrera con el tiempo innecesaria", cuenta Alejandro Lombardo, entrenador de Facundo Argüello hace más de dos años.
Mientras Prieto asegura que "todos se van a meter, tarde o temprano, quizás la clave sea conseguir un grupo de trabajo estable", el propio Argüello coincide al punto de que expresa el deseo de terminar su carrera junto a Lombardo "por todo lo que hizo por mí incluso fuera de la cancha".
Para su coach, el cordobés (104º en abril último): "tiene un talento terrible, gran potencial. Es un tipo que trabaja mucho. Ahora ganó su primer partido ATP, jugó su primer Grand Slam. Va bien encaminado. La maduración llega a su tiempo. No tengo duda que en algún momento va a ser un jugador de muy alto nivel".
Pero hay algo que Schwartzman no necesitó contemplar. Nacido en Buenos Aires, siempre estuvo cerca de su grupo más íntimo. Según Lombardo: "Desarraigarlos de su familia y amigos y ordenarlos es un trabajo complicado que no se ve. Lo hago yo como lo hacen muchos entrenadores. Además, en los comienzos no tienen todos los medios para volver a su casa y estamos pendientes de las comidas, del físico, de la suplementación, del calendario... va todo más allá de los problemas dentro de una cancha".
Hay otras razones que hacen que la maduración llegue más tarde: "Jugar muy bien en juniors, lamentablemente, no asegura nada. Schwartzman no fue de los mejores juniors y a veces eso te juega a favor. Obviamente es mejor ganar un Grand Slam que no ganarlo, pero se confunde el entorno y, sin hablar de cada caso, hay muchas opiniones alrededor. Pero todos juegan bien y tienen potencial", confía Lombardo. "Al dejar de jugar la Legión, se espera mucho de ellos. Pero antes se trabajaba con chicos que estaban entre el 100º y el 200º ATP que terminaron Top 100 porque en el día a día tenían el espejo de La Legión y que empujó a la segunda camada. Veían cómo entrenaban Gastón Gaudio, Juan Chela, José Acasuso... Algo me quedó muy grabado: con (Sergio) Roitman hice una pretemporada y estaba (Guillermo) Cañas suspendido pero entrenando como si jugara un Grand Slam el mismo lunes. Eso transmite una sensación que hoy no tenemos. No es una excusa pero sí una realidad".
Por eso, para el exentrenador de Gastón Gaudio es muy importante el paso adelante de Schwartzman: "Lo mejor que puede pasar es que uno despegue. No tengo dudas que (Renzo) Olivo, Argüello, Guido Andreozzi (nacido en 1991), Velotti... todos van a llegar. Aun cuando los tiempos que tenemos nosotros no son los mismos que el que lo vive desde afuera".
Hasta el propio Mónaco concuerda: "Para mí van a llegar todos. Va a haber recambio, es cuestión de tiempo. En Buenos Aires, por ejemplo, Argüello jugó con Nadal. Cuando empiecen a vivir esos momentos y se hagan costumbre todo se va encadenando. Pasó con La Legión y con los españoles. Por eso es importante que se meta Schwartzman. La cadena sigue con el resto".