Finalizada la ventana de noviembre, donde todo el rugby internacional del más alto nivel se mudó a Europa para disputar la denominada Autumn Nation Series, surgió un peculiar dato acerca de las selecciones participantes, en el cual se observó el aumento de extranjeros en la composición de los distintos seleccionados, siendo únicamente Los Pumas y Springboks los que apelaron por completo a profesionales oriundos de sus países.
La lista, conformada en su mayoría por selecciones dentro del top 10 del Ranking de World Rugby, la lidera Escocia. En su última convocatoria, Gregor Townsend conformó un plantel con 46.3% de extranjeros, casi la mitad de los elegidos. Por detrás, y no muy tan lejos, se ubicó Eddie Jones, que en Japón tuvo un 37.1%, mientras que el podio lo cerró la Italia de un Gonzalo Quesada, con 29.7%. Entre ellos, el argentino Juan Ignacio Brex.
El listado continúa con uno de los grandes del hemisferio sur, Australia, con un 29.4%; seguido por otra gran potencia como lo es Inglaterra (27.7%). El número 2 del Ranking, Irlanda, se colocó en la sexta ubicación con un 26,1%, y Gales, que atraviesa una profunda crisis de resultados, muy cerca con el 24.3%.
Desde aquí, la brecha empieza a aumentar, con selecciones que parecen no tener una gran necesidad de apelar a nombres importados. En el octavo y noveno lugar se encuentran Francia y Nueva Zelanda, con un porcentaje bajo en ambas composiciones, de 12.9% y 12.5% respectivamente. Entre las naciones de Tier 1, entonces sólo Argentina y Sudáfrica entregaron un 0%.
Cabe destacar que, aunque los números pueden llamar la atención, se tuvieron en cuenta casos en los que el jugador en cuestión, por vínculos familiares, puede mudarse a una temprana edad al país en cuestión, que en realidad termina siendo el formador de su identidad y de su carrera profesional.