El genio serbio de Denver Nuggets es único y ya está por encima de muchas leyendas que dominaron la NBA en épocas anteriores.
Nikola Jokic es el mejor centro de la historia. El gigante serbio ganó un solo campeonato, pero nunca existió a lo largo de las décadas alguien que domine tanto en tantas categorías distintas. Es que Jokic, tres veces MVP, es la síntesis del básquetbol total. Lastima de espaldas al aro y de frente. Tira como Larry Bird, pasa la pelota como Magic Johnson y tiene el tamaño de Tim Duncan.
Jokic es contracíclico: no corre él, usa la velocidad del resto para sacar ventajas. Hace todo a cámara lenta, como un mago que desafía al espectador a que adivine sus trucos. Nunca hubo alguien así, que unifique la belleza de la poesía, con su fineza de trazo fino, y la frialdad de las matemáticas, con sus números rompe récords. Hubo centros dominantes como Shaq, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Bill Russell e incluso Hakeem Olajuwon. Es cierto, Jokic ganó menos que ellos. Pero juega mucho más.
Explicaremos en este apartado por qué el Joker, versatil como la época sugiere, pero con un físico que a priori luce atípico para lograr algo semejante, ya supera a todos en el Monte Rushmore de la posición.
Uno por uno, tomamos otros centros exitosos para la inevitable comparación:
Shaquille O'Neal
Mejor atributo: Fuerza y potencia
Peor atributo: Lanzamiento
Quien dice que Shaq no podría jugar en la NBA hoy directamente no lo vio jugar en su prime. Su potencia lo hizo reinar en los años 2000 en la NBA y llegó a ganar cuatro campeonatos. Pero claro, era, lo que se dice, un centro tradicional: volcadas monstruosas, juego de espalda y dominio físico. Jokic es mejor porque ese recurso de O'Neal es solo uno de su extenso repertorio: además de jugar de espaldas, el Joker se mueve de frente, asiste con maestría y tiene una mano de seda para el aro.
Todavía recordamos la kryptonita de Big Diesel (los tiros libres) y el Hack-a-Shaq que impulsó Gregg Popovich en los duelos entre sí. Tan risueño y nostálgico el recuerdo como real en su efectividad.
Nikola Jokic es casi imposible de defender. Sus estadísticas lo demuestran. Repasamos algunas de sus mejores acciones en la zona pintada.
Hakeem Olajuwon
Mejor atributo: Defensa y versatilidad ofensiva
Peor atributo: Lanzamiento exterior
Olajuwon hubiese sido mucho más grande si Michael Jordan, dueño de su generación, no hubiese existido. Lo cierto es que aprovechó el retiro de su Majestad para llevar con suma justicia a Houston Rockets a dos anillos de campeonato (1994 y 1995). Dos cosas iluminan la carrera del centro nigeriano: su defensa implacable - en esto bastante superior a Jokic - y sus movimientos en el poste. El ya conocido Dream Shake. A diferencia del gigante serbio, no tenía un tiro exterior decente ni tampoco involucraba a sus compañeros. Olajuwon fue un centro natural pero Jokic es 360 grados.
Kareem Abdul-Jabbar
Mejor atributo: Calidad ofensiva
Peor atributo: Juego en equipo
Hasta que LeBron James lo destronó, fue el máximo anotador histórico de la NBA (38.387 puntos) por casi cuatro décadas. Todo esto sin línea de triples en gran parte de su carrera. Así de bueno fue Abdul-Jabbar, creador del Skyhook, campeón seis veces de la NBA (cinco con Lakers y uno con Bucks) y con seis premios MVP a cuestas.
Fue un mejor defensor que Jokic, sin duda. Pero necesitó siempre de alguien que lo nutra de un primer pase para hacer de las suyas y tuvo a su lado a uno de los mejores pasadores de la historia: Magic Johnson. En ese sentido, Jokic fue mucho mejor para el ecosistema de un equipo: anota él, pero más que eso hace jugar a todos. Como si leyera las grietas de una defensa y lastimase en sectores específicos como consecuencia. A nivel lanzamiento, más allá del gancho célebre de Kareem, lo del serbio es definitivamente mejor. Tiene mejor mano a distancia. Eso sí: tendrá que hacer mucho en los próximos años para alcanzar los méritos individuales y grupales que tuvo Abdul-Jabbar. La historia se escribe hoy mismo.
El Joker tiene un promedio de acierto del 43.8% desde Saturno. ¿Hay algún grande mejor que él tirando triples?
Wilt Chamberlain
Mejor atributo: Fuerza, potencia y habilidad ofensiva
Peor atributo: Juego en equipo
El hombre récord tuvo, quizás, el mejor físico de la historia de la NBA junto a LeBron James. Fue un pulverizador de récords, autor de la máxima anotación histórica en un partido (100) y protagonista de una época monocromática con Bill Russell como némesis. En ataque, fue dominante en sus tiempos de traje de etiqueta y humo. Un superhombre. Eso sí: no tenía tantos recursos como Jokic para jugar de frente al aro, para lanzar a distancia y mucho menos para hacer mejores a sus compañeros a la hora de asistir. Chamberlain sabía hacer puntos, coleccionaba rebotes, y hasta fue líder en asistencias totales en una temporada, pero fue siempre un unipersonal al servicio de los fanáticos que lo acompañaban.
Talento sobrenatural, ganó dos títulos en su carrera. Pudieron ser más, pero claro: existía Bill Russell.
Bill Russell
Mejor atributo: Defensa general
Peor atributo: Ataque y lanzamiento
El jugador más ganador de la historia de la NBA con once campeonatos de 13 disputados. Un líder maravilloso, el mejor alumno de Red Auerbach y el representante ilustre de la defensa. Tanto dentro como fuera de la cancha. Fue uno de los mejores jugadores sin balón de todos los tiempos, rebotero de enciclopedia con una personalidad y una capacidad de liderazgo fantástica. Su defensa fue infinitamente superior a la de Jokic, pero en ataque las cosas son distintas: Russell ni siquiera imaginó en sus tiempos que podía existir alguien como el serbio, que anotase cerca y fuera de la llave e hiciera jugar a todos de espaldas al aro y de frente con porcentajes surrealistas.
La evolución del juego hizo que Jokic sea mejor que Russell en el análisis específico. Sin embargo, con una mano en el corazón, nunca significará lo que significó Russ para la historia del básquetbol y afines. Un deportista comprometido, ícono cultural, que con su juego logró modificar su entorno. Palabras más, palabras menos, el centro de los Celtics fue, para quienes aún transitan las bibliotecas, un insustituible.
