Oscar de la Hoya volvió a insistir en su deseo de que las dos grandes promotoras del boxeo actual firmen la paz "por el bien del boxeo y los fanáticos". Lo hizo en Navidad con el famoso Tuit donde invitaba a Bob Arum a hacer realidad en el 2014 "los combates que los fanáticos desean ver" y lo reiteró ahora con un "mi meta en el boxeo éste año es poner fin a la "guerra fría".
No es una novedad. Todos los que de una u otra manera nos relacionamos con este deporte estamos reclamando de manera insistente que haya humo blanco en las relaciones de Golden Boy Promotions y Top Rank. Todos queremos que existan campeones que puedan pelear indistintamente frente a la cámara de Showtime o la de HBO. La noticia nos alegra, pero también nos plantea preguntas que quizás nunca tengan una respuesta.
¿Hay algo más que un deseo personal en la insistencia de Oscar de la Hoya? ¿No serán acaso tan convincentes los números económicos de la asociación de GBP con Showtime? ¿Hay peligro que en algún momento del futuro cercano los propios manejadores de sus pugilistas deban decidir si a sus pupilos no les conviene pelear bajo la órbita de Top Rank u otra promotora y no de Golden Boy Promotions? ¿Tal vez se menospreció la fuerza de HBO como cadena con mayor llegada a los fanáticos?
Sea lo que sea, es natural imaginar que el tiro en el pie que se dieron al darle la espalda a HBO debe sangrar por algún lado. En estos días, el ex campeón mundial Miguel Angel Cotto, entrevistado por ESPN criticó la lucha entre ambas compañías y dijo que no ha beneficiado al deporte, por el contrario, "solamente ha logrado segregar a la comunidad del boxeo que somos nosotros. Aquí si estas atado a una compañía sólo puedes pelear en una televisora", dijo.
Naturalmente, Cotto tiene razón y su palabra tiene hoy el suficiente peso para ser escuchada y tomada en cuenta. Pero no hay duda que esta especie de muro que divide a las grandes ligas del boxeo tiene otros críticos, con tanto peso como el del ex campeón boricua, pero que no vemos en los titulares de prensa.
A cada campeón o cada aspirante a campeón, lo rodea un grupo de personas que incluye a promotores, representantes, manejadores, técnicos, sparrings, amigos, familia y muchos etc. Ese mundo de gente habla, opina, pone presión y al final incide en las decisiones finales. El boxeo es un deporte traicionero, una carrera puede terminar de una hora para otra y las ganancias de cada púgil profesional alimentan a muchas familias.
Basta tener en cuenta que hoy la mayoría de los pugilistas de elite, con suerte, pelea dos veces al año y no siempre accede a buenas bolsas. Las grandes oportunidades, aquellas que lo catapultan hacia los primeros planos son una rareza.
Pertenecer a una sola empresa hace más lento y complicado el tránsito hacia esa anhelada oportunidad. ¿Qué puede ocurrir entonces? Es muy sencillo, no demorará en aparecer una empresa que ocupe ese espacio que las dos promotoras no ocupan por su tozudo distanciamiento y comience a negociar con las dos grandes televisoras en base al interés general y no el de unos pocos.
Esa posibilidad es real. Un outsider que llame hacia su establo a aquellos pugilistas atrapados en el laberinto de GBP o Top Rank y les ofrezca pelear con cualquiera de las dos televisoras sin contrariar a sus representantes, es la alternativa lógica a todo este absurdo.
Es posible que De la Hoya este avistando ese posible escenario. Es posible que las voces de los fanáticos de todos los foros esté sonando en sus tímpanos. Es posible también que los números de Showtime no sean tan atractivos en materia der ganancias y esté alentando esa opción, protegiéndose de lo que puede ser un pésimo año en PPV, si batallas como las de Canelo-Angulo o el posible Mayweather-Khan, no llenan la expectativa previa del fanático y se repiten los pésimos números que dejó el Mayweather-Guerrero en el 2013.
Hay muchos "quizás" detrás de la mano extendida de Oscar de la Hoya. Son tantos que estoy seguro que algo ocurrirá en los próximos meses que mudará el actual panorama. Lo presumimos. Es como la "crónica anunciada de algo…". Una crónica que ya comenzó a ser redactada entre bambalinas y que amenaza a provocar un episodio histórico: que la voz de los fanáticos por una vez, suene más alto que la de los manejadores del negocio. Así debería ser siempre.