El 7 de agosto de 1992 la atleta etíope Derartu Tulu, de 20 años, se colgó el oro de los 10 mil metros en los Juegos Olímpicos de Barcelona, mientras que la sudafricana Elana Meyer, de 25, logró la plata, y poco después de confirmarse sus medallas ambas atletas protagonizaron un gesto que este martes revivieron en la Ciudad Condal.
La imagen icónica de esa carrera se vivió en el Estadio Olímpico de Montjuïc, donde la etíope, la primera africana negra que ganaba un oro olímpico, esperó a Meyer en la línea de meta.
Fue entonces cuando ambas se fundían en un beso y cogidas de la mano, Tulu, llevando la bandera etíope, y Meyer, la del Comité Olímpico Sudafricano, daban la vuelta de honor al estadio. Esa imagen daría la vuelta al mundo y durante décadas fue el símbolo de la lucha contra el racismo.
Hace 30 años ambas atletas debutaban en unos Juegos. En el caso de Tulu, se ausentó en Seúl'88 debido a conflictos políticos de su país, mientras que en el caso de Meyer no pudo ser olímpica hasta el 1992 debido al veto del deporte internacional a Sudáfrica por el apartheid.
Ambas atletas rememoraron esa carrera con motivo del 30 aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona. El acto tuvo lugar en el Estadio Olímpico de Montjuïc después de explicar sus vivencias en una mesa redonda en el Museo Olímpico Juan Antonio Samaranch, que a partir de este martes contará con una nueva reliquia: la bandera del Comité Olímpico Sudafricano con la que Meyer dio la vuelta al estadio.
En 2022, Derartu Tulu tiene 50 años y es la presidenta de la Federación Etíope de Atletismo, mientras que Elana Meyer, de 55, es directora de la academia de deportes de resistencia y carreras de larga distancia de Sudáfrica.