El Maratón de Boston, con edición inaugural en 1897, es el maratón más antiguo del mundo siendo la de 2018 su 122ª edición. A diferencia de la mayoría de las competencias del mundo, que tienen lugar los días domingos, o los viernes en los países musulmanes, en este caso tiene lugar el tercer lunes de abril, coincidiendo con la celebración del Patriot’s Day en Estados Unidos.
Un hito significativo de la historia de esta centenaria competencia se dio en el año 1967, cuando se convirtió en el primer Maratón en el cual participó una mujer y además acabó. En esa edición fue Katherine Switzer quien, a pesar de que al estar prohibida la participación de mujeres, tuvo que inscribirse solamente con sus iniciales para no levantar sospechas y los jueces trataron de expulsarla a mitad de carrera.
Otro hecho que marcó la historia de esta competencia tuvo lugar el 15 de abril de 2013, cuando la Boston Marathon tristemente fue noticia por sucesos no relacionados con el deporte: la detonación de dos artefactos explosivos cerca de la línea de meta, que causaron la muerte de tres personas y dejaron a otras 282 heridas, varias de gravedad.
Un dato curioso de esta competencia es que las marcas obtenidas allí no se consideran oficiales, y por lo tanto los records del mundo que se pudieran batir no serían considerados como válidos. Esto se debe a que su circuito no está homologado por la IAAF, ya que incumple dos requisitos necesarios para poder serlo: la distancia en línea recta entre la salida y la meta debe ser como máximo igual a la mitad de la distancia de la carrera (en este caso es mayor), y la diferencia de altitud entre la salida y la llegada tiene que ser inferior a los 42 metros como máximo que puede haber en un maratón (un metro por cada kilómetro), y en Boston hay 136 metros de diferencia.
Otro dato de color tiene que ver con el punto de partida: a pesar de llamarse Boston Marathon, el inicio del recorrido no está situado en Boston, sino en Hopkinson, un pueblo cercano.
En los últimos años se ha fijado un límite de participantes de 30.000, y para inscribirse a ella no basta con sólo pagar US$185 para residentes en EEUU y US$ 250 para el resto del mundo, sino que además hay que acreditar una marca mínima registrada en cualquier maratón homologada por la IAAF en un período cercano al año de anterioridad. Estas marcas se dividen por sexo y por franjas de edad, y son muy exigentes, por lo que a Boston sólo llegan los mejores maratonistas amateurs del mundo.