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Tommie Smith: de la pobreza, a lo más alto

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Tommie Smith nació el 6 de junio de 1944 en Clarksville, Texas, en una familia de granjeros afroamericanos. Junto a sus padres y sus 11 hermanos cultivaban la tierra de una familia de raza blanca, de la que se percibían una parte de la cosecha. Cuando Tommie cumplió seis años, su familia se mudó a California y siguió trabajando en el campo, pero ya cobrando dinero por ello. Allí comenzó a ir al colegio, donde reiteradamente sufría burlas de parte de niños blancos debido a que llevaba ropa de pobre.

Comenzó su carrera deportiva en el San Jose State College, mítico equipo en el que figuraban los mejores atletas de Estados Unidos, y en 1966 consiguió su primer éxito al establecer una marca de 19.5 en las 220 yardas y los 200 metros llanos. También batió el récord mundial de la prueba de 4x200 metros como integrante del equipo de relevos de San José, con un tiempo de 1:22.1 en la temporada 1967, y demostró su versatilidad en otras distancias al acreditar 10.1 en los 100 metros lisos y de 44.8 en las 440 yardas, equivalente a 44.5 sobre 400 metros.

Durante su etapa universitaria entró en contacto con el OPHR, siglas en inglés de Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos, liderado por Henry Edwards, un sociólogo con ideas en la línea más dura de Malcolm X.

Su gran momento llegaría en el año 1968, cuando se disputaron los Juegos Olímpicos de México. Favorito para la prueba de 200 metros llanos, cumplió los pronósticos y ganó la medalla de oro con un tiempo de 19.83, una extraordinaria marca que permaneció como récord hasta 1979, cuando el italiano Pietro Mennea estableció una nueva plusmarca en el mismo escenario. No obstante, su actuación en los Juegos de México pasó a la historia por la protesta por los conflictos raciales y el trato que recibían los ciudadanos negros en Estados Unidos, lo que se conoció como "Black Power". Durante la ceremonia de entrega de medallas, Tommie Smith y su compañero de equipo John Carlos (ganador del bronce), una vez se encontraron subidos en el podio, inclinaron la cabeza y levantaron un puño enfundado en un guante negro mientras se interpretaba el himno nacional norteamericano. Este polémico gesto levantó las iras del Comité Olímpico Internacional y les supuso a ambos ser sancionados y expulsados de la villa olímpica por parte del Comité olímpico estadounidense, a pesar de lo cual Smith expresó no estar arrepentido de su actuación.

Más allá de la legitimidad del reclamo, el episodio perjudicó seriamente su carrera en el atletismo y su vida personal. Junto a sus compañeros recibieron amenazas de muerte, cartas, llamadas y algunos de sus amigos desaparecieron. Tenía 11 récords del mundo, pero el único trabajo que encontró fue lavando automóviles en un estacionamiento. Y lo echaron porque su jefe dijo que no quería que nadie trabajara con él. Fue así que dio por terminada su participación en el atletismo en 1973 para pasar a ser jugador profesional de fútbol americano en el equipo de los Cincinnati Bengals, donde permaneció tres temporadas. Tras su retirada deportiva fue entrenador de atletismo en el Oberlin College de Ohio y en la Facultad de Santa Mónica.

Hoy en día se ejercita en un gimnasio en su casa de Georgia y sale a correr por los alrededores donde hay un parque por el que transcurren muchos de los senderos que eran el lugar donde se reunía el Ku Klux Klan. En aquellas épocas los negros no podían pisar esos parques en el sur de Estados Unidos y hoy él vive ahí. Actualmente viaja por todo el mundo para contar su vida y complementar la labor que ha realizado a favor de la igualdad.