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Cuidados esenciales para correr con calor

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En Sudamérica estamos atravesando el verano y con ello la época de más altas altas temperaturas. En estos momentos escuchamos a varios corredores quejándose de dolores, indisposición, bajo rendimiento, cansancio, etcétera. Para entender los motivos y ver algunos tips para no sufrir tanto al correr con calor, primero debemos tener en claro que cuanto más alta la temperatura ambiente, mayor será el gasto energético de nuestro cuerpo para mantener sus aproximados 36ºC, utilizando mecanismos para refrigerarse. Y en esta misión, los principales mecanismos son el aumento de la circulación periférica de la sangre y el sudor. Cuando esta circulación periférica aumenta dilatando nuestros vasos, nuestra presión tiende a reducirse y la sangre que solía estar más concentrada en lugares específicos se ubica más cerca de nuestra piel, reduciendo la eficiencia de funciones como digestión, raciocinio, atención y hasta contracción y relajamiento muscular. Al mismo tiempo, mientras transpiramos además de perder agua perdemos sales minerales como sodio, esencial en el proceso de contracción y relajación muscular. Si transpiramos mucho sin reponer el líquido perdido, el cuerpo se deshidrata, afectando casi todas nuestras funciones. El resultado natural de esta fatiga y debilidad precoz del músculo genera falta de aire, mareos y caídas de presión abruptas, y con todo ello viene una disminución lógica de nuestro ritmo, bajamos el kilometraje que podemos hacer, reducimos el volumen de entrenamientos o hasta nos lesionamos más por pérdida de rutina y disposición.

Pero para que todo eso no suceda, o por lo menos para alejar las chances de que pase, vale la pena seguir algunos consejos para correr con calor. El primero es cambiar los horarios de entrenamiento. Es la primera alternativa de muchos corredores que entrenan a la hora del almuerzo o al final del día, pasar a correr por la mañana. Para quienes ya corren por la mañana, se puede decidir empezar aún más temprano. También es buena práctica seguir el pronóstico del tiempo, y si descubrís que un día antes o después del día en que planeaste entrenar estará un poco más fresco, intenta anticipar o retrasar el entrenamiento en la medida de lo posible, adaptándose de acuerdo a la característica del entreno. También podrás adaptar tu planilla, por ejemplo reduciendo o fragmentando los fondos o alterando la intensidad y la duración.

Por otro lado, en cuanto a la nutrición e hidratación es importante aumentar la ingesta de líquidos antes, durante y después de los entrenamientos, así como la reposición de sales minerales y los nutrientes perdidos. Además de agua, incorpora a tu dieta más frutas y verduras, que contienen mucho líquido. Y al finalizar el entrenamiento date un baño de agua fría, lo que ayuda a tu cuerpo a refrigerarse más rápido, economizando valiosas energías.

¿Eres más cuidadoso al entrenar con altas temperaturas?