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Con el adiós de Tom Brady, se extingue también un estilo de juego en la posición de quarterback

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Sergio Dipp: 'Ningún equipo confió en Tom Brady y terminó con más campeonatos que todos' (1:12)

Dipp destaca cómo el quaterback pasó de ser selecionado en una sexta ronda a ganar siete anillos. (1:12)

El retiro de TB12 parece apuntar inexorablemente al fin de los pasadores de bolsillo puro en la NFL

No, esta vez no es igual a la pasada. Esta vez, se siente algo diferente. Esta vez, es difícil no creer que sea "la buena": el retiro definitivo, el adiós "para siempre" de Tom Brady como quarterback de la NFL.

No hace falta ahondar mucho en estas líneas sobre lo que deja como legado el jugador más condecorado en la historia del deporte. Siete anillos de Super Bowl en 10 apariciones dicen prácticamente todo. El primer lugar indiscutible en las listas históricas de la NFL en intentos de pase, pases completos, yardas por pase, touchdowns por pase, series ganadoras, remontadas de último cuarto, y tantos rubros más, completan un cuadro que no puede ser descrito de otra manera que una obra maestra.

A lo largo de 23 temporadas en la liga, primero como quarterback de los New England Patriots por dos décadas y luego tres campañas más con los Tampa Bay Buccaneers, Brady no solamente perfeccionó el oficio más difícil en el deporte, sino ayudó a llevar un estilo de juego para la posición de mariscal de campo a una altura que jamás se había visto antes.

Con el adiós de Brady, ese estilo podría considerarse, a la luz del juego actual, como en peligro de extinción. El retiro de TB12 parece apuntar inexorablemente al fin de los pasadores de bolsillo puro.

Cuando Brady comenzó a jugar, ídolos de la talla de Dan Marino y Troy Aikman habían elevado a un grado de arte el dirigir a la orquesta ofensiva exclusivamente desde el bolsillo. La movilidad era tan limitada que, fuera de navegar dentro del mismo bolsillo con un pequeño paso lateral por jugada, eran estatuas con precisión de láser para sus potentes envíos. Era bastante predecible, entonces, cuál iba a ser el punto desde donde el quarterback lanzaría su pase en cada jugada, dependiendo de down y distancia.

Brady y otros quarterbacks de su época, como Peyton Manning, Kurt Warner y su némesis del Super Bowl, Eli Manning, elevaron ese estilo hasta nuevas alturas, hasta convertir prácticamente en lema aquello de que en la NFL solo se podía ganar desde el bolsillo, e ignorando así hazañas de otros quarterbacks en el pasado que tuvieron gran éxito con movilidad. La capacidad de lanzar en movimiento, o mover el punto de lanzamiento --con o sin bolsillo de protección-- fue clave en las carreras de tipos como Fran Tarkenton, Roger Staubach, Joe Montana y Steve Young.

Brady, a diferencia de ellos, no estaba obligado a depender de pases rolados, ni extender jugadas. Su capacidad de procesamiento y lectura lo convirtieron en un pasador ultra eficiente, con rasgos a la hora de lanzar que nunca perdió, como el desprendimiento casi instantáneo del ovoide y una mecánica en el brazo sin mucho movimiento desperdiciado. Brady completó una transición muy fluida a lo largo de su carrera, desde recibir el balón bajo centro en la gran mayoría de sus jugadas al inicio de su trayectoria, hasta operar casi exclusivamente desde la formación escopeta al final, para todavía acelerar más el proceso de desprenderse del ovoide.

La única movilidad que se necesitaba de Brady, de vez en cuando --y aquí fue quizás, también, el mejor de todos los tiempos-- ocurría cuando había que empujar el ovoide una yarda o menos en situación de "QB sneak".

Hoy, el panorama ofensivo de la NFL luce completamente diferente a lo que vio Brady cuando llegó procedente de Michigan en la sexta ronda del draft del 2000 con el turno N° 199. La formación escopeta es la norma, y lanzar desde fuera del bolsillo es extremadamente común.

La movilidad que despliegan los quarterbacks es asombrosa, desde aquellos que la aprovechan para extender las jugadas de pase como Patrick Mahomes --líder en pases lanzados desde fuera del bolsillo en la temporada pasada-- y Russell Wilson, hasta aquellos nombres que rutinariamente lideran a sus respectivos equipos en yardas terrestres, como Lamar Jackson, Josh Allen y Jalen Hurts. Y, no olvidemos a Daniel Jones o Justin Fields, en este mismo rubro.

La colección de quarterbacks que dirigió a los 14 equipos que avanzaron a la postemporada de este año es una señal obvia de hacia dónde marcha la NFL. Era Brady por un lado, y el resto de los pasadores --con mayor o menor grado de movilidad-- por el otro. El atletismo como cualidad codiciada en la posición se confirma cuando repasamos los nombres de los mejores prospectos disponibles para el próximo draft, incluyendo a Bryce Young y C.J. Stroud. La habilidad de crear una segunda jugada cuando la acción se desvía del libreto se ha vuelto prioridad para los visores.

El adiós de Brady deja un número minúsculo de quarterbacks inmóviles titulares en la NFL. Está Matthew Stafford a punto de cumplir 35 años de edad, y saliendo de una temporada abreviada por lesiones. Está Mac Jones, irónicamente jugando para el ex equipo de Brady, en peligro real de verse suplantado pronto luego de una segunda campaña profesional poco inspirada. Quizás pueda sumarse el nombre de Kirk Cousins a este grupo, pero no hay muchos más.

Quarterbacks como Justin Herbert, Trevor Lawrence, se unen a los mencionados arriba como pasadores que aumentan su peligrosidad lanzando en movimiento, y coaches como Kyle Shanahan y Mike McDaniel trabajan incansablemente para idear nuevos esquemas que explotan esta movilidad en la posición.

En otros deportes también ha sucedido. La camiseta N° 10 en el balompié no carga el mismo significado que en los 1980s, y jugar como base armador en la NBA de hoy día require algo más de lo que hacían John Stockton y Gary Payton, por ejemplo.

Con el ahora definitivo retiro de Brady, se va el quarterback más exitoso en la historia del juego, pero también nos despedimos del máximo exponente en la historia de la NFL de un estilo que vive sus horas más bajas.