MIAMI -- Después de 23 icónicas temporadas, Tom Brady finalmente decidió decirle adios al fútbol americano de la NFL; esta vez de manera definitiva.
Yo siempre he dicho que los números cuentan una historia incompleta, pero a veces las estadísticas son tan contundentes que no dejan lugar al debate.
El mariscal más ganador de la historia con siete Super Bowls, de los cuales fue el jugador más valioso en cinco de ellos. Ganador de tres MVPs y el líder de todos los tiempos en tanto yardas por aire como en pases de touchdown.
Tom Brady es, lisa y llanamente, el mejor jugador de todos los tiempos.
Fue seleccionado en la sexta ronda del draft del 2000 en la posición 199. No se suponía que fuese una estrella. De hecho, ni se esperaba que jugase, dado que era el reserva de uno de los mejores mariscales de aquel momento.
Después llegó la lesión de Drew Bledsoe, y el resto es historia.
Si bien es cierto que Brady llegó a una situación ideal en los New England Patriots, dado que Bill Belichick es uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos, nadie nunca le regaló nada y el hecho de que hoy estemos hablando de él como el mejor de todos los tiempos, es un testamento a su ética de trabajo.
Brady siempre será recordado por ser uno de los jugadores más competitivos de la historia.
Las probabilidades estaban en su contra porque Bledsoe acababa de firmar un contrato de 100 millones de dólares, pero en sus palabras, Brady “no iba a devolverle la titularidad”.
Ese gen competitivo es el que hizo posible que sea la punta de lanza de una de las mejores dinastías de todos los tiempos.
Porque más allá de lo que piense cada quien acerca de los Patriots, ganar 17 títulos divisionales, 13 Campeonatos de la AFC y 6 Super Bowls en la era del tope salarial, parece de ciencia ficción.
Hoy en día, es tanto más difícil mantenerse en la cima tanto tiempo que antes, cuando el tope salarial no existía y tus estrellas no se iban a otro lado para cobrar más dinero.
Brady a la vez, impuso un estilo.
Los “manejadores de partido” tenían una connotación negativa, sobre todo teniendo en cuenta que Brady llegó después de mariscales que físicamente eran distintos, como John Elway y Dan Marino.
Brady no era el más fuerte de brazo ni el más atlético, pero sí era uno de los más intelectuales.
En la rivalidad Peyton Manning y Tom Brady, empezamos a hablar más de las lecturas pre-snap.
El intelecto de Brady es una de sus armas más subestimadas, que conjuntamente con su rápido release, su instinto competitivo y su vigencia, lo transformaron en un acertijo indescifrable.
Lo más increíble de la carrera de Brady, es que la podríamos divider en dos, y “ambas mitades” estarían en el Salón de la Fama.
Y es allí donde hizo la diferencia con sus pares.
No se supone que los jugadores sigan en actividad más allá de los 40 años. Rara vez sucede, pero aún más ilógico es el hecho de que Brady brilló después de llegar a las cuatro decenas.
Y cuando se produjo su salida de New England, contra todo pronóstico, Brady le sumó otro fenomenal logro a su increíble carrera tras coronarse campeón con los Tampa Bay Buccaneers en su primer año en la Florida.
Su método TB12 es una oda al cuidado del físico, y no hay mejor ejemplo que su ilógica vigencia.
Mientras otros llegan gateando a la línea de llegada, Brady decide colgar los botines en la cima, cuando todos sabemos que si quisiese, podría seguir jugando muchos más años a un alto nivel.
No obstante, es normal que a los 45 años haya decidido decir basta.
Ser un profesional al nivel de Brady implica muchos sacrificios, y su legado ya está escrito en piedra como el mejor de la historia.
Por eso sólo nos queda decirte: Gracias por los recuerdos y a disfrutar del retiro, Tom.