ALAMEDA, California – La historia familiar se acerca a su centésimo aniversario. Sin embargo, para Tom Flores, el entrenador de los Oakland Raiders y en dos ocasiones ganador del Súper Bowl, nunca pierde vigencia.
Y menos si se trata de un tema que genera tanto orgullo para Flores y su familia.
El padre de Flores, Tom Senior, tenía 12 años en 1919, siendo uno de siete niños cuya familia laboraba en las colinas del pueblo de Dinamita, ubicado en el estado mexicano de Durango. Allí, minaban en la búsqueda de materiales para la fabricación de explosivos… eso, cuando no se cubrían para evitar ser víctimas de los merodeadores que declaraban su lealtad a Pancho Villa cuando saqueaban la villa.
“No luchaban contra ellos, pero debían evitarlos”, expresó Flores sobre sus ancestros. “Mi papá y sus hermanos debían permanecer en el suelo mientras las balas volaban, rompiendo las ventanas. Mi abuela y las dos hermanas de mi padre fueron por la colina y se escondieron porque temían a los bandidos”.
Casi un siglo después, muchos piensan que Flores ha sido despojado de su lugar en el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional.
Flores, conocido como “The Iceman” (“el Hombre de Hielo”) debido a su calmado comportamiento en la cancha, fue el primer quarterback de origen latino en la historia del fútbol americano profesional, siendo el primer mariscal de campo de la franquicia de los Raiders cuando la entonces Liga de Fútbol Norteamericano (AFL, por sus siglas en inglés) comenzó su andadura en 1960.
Hasta 2007, cuando Tom Brady empató su hazaña, Flores era único dueño del récord de pases para touchdown en partidos consecutivos, con 11, logrado en 1963 (Ben Roethlisberger los superó con 12 anotaciones en 2014).
“No fui un gran quarterback, pero sí uno de los mejores”, expresó Flores, quinto mayor pasador en la historia de la AFL con 11,959 yardas, a pesar de haberse ausentado por la totalidad de la campaña 1962 debido a una tuberculosis. “Fui uno de los pocos hombres que jugaron durante los 10 años de la AFL”.
Canjeado con los Buffalo Bills junto a Art Powell a cambio de Daryle Lamonica y Glenn Bass en 1967, Flores terminó militando con los Kansas City Chiefs como suplente de Len Dawson, para así formar parte de los campeones del Super Bowl IV, en 1969. Fue allí cuando Flores ganó su primer anillo del Súper Tazón.
Sin embargo, Flores dejó su huella más profunda como entrenador. Fue coach de receptores dentro de la sala de prensa cuando se dio cuenta que los Baltimore Colts mostraban cierta tendencia defensiva en un partido de playoffs de 1977 y llamó a John Madden para así armar lo que se convertiría en la legendaria jugada del “Fantasma al Poste”. Flores así logró aportar al segundo anillo del staff ganador del Super Bowl XI, comandado por Maddon.
Ascendido por Al Davis para reemplazar a Madden como entrenador jefe en 1979, Flores obtuvo victorias para los Raiders en los Super Bowls posteriores a las temporadas de 1980 y 1983. La primera de ellas lo convirtió en el primer entrenador miembro de una minoría étnica en ganar un titulo de la NFL, 26 años antes de que Tony Dungy lograra el palmarés (Dungy fue exaltado al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional en 2016).
Los anillos números 3 y 4 hicieron de Flores la primera persona en la historia de la NFL en alzarse con sendos campeonatos del Super Bowl como jugador, asistente y entrenador jefe (Posteriormente, Mike Ditka igualó dicho logro).
“La gente siempre da a otras personas su respectivo crédito gracias a su labor con las X y O”, expresó Marcus Allen al canal NFL Network. “Sin embargo, ser entrenador va mucho más allá; se trata de gestionar personas. Lo que realmente creó una sensación de cercanía era que él confiaba en nosotros. (Nos decía) ‘Les enseñé todo lo que necesitaban saber, ahora salgan a jugar’”.
“¿Cómo evitar que eso te haga querer a un entrenador jefe?”, indicó el fallecido Todd Christensen durante el mismo programa televisivo. “Era algo opuesto al usual ‘Salgan de aquí, yo soy quien manda’. Nunca fue algo así. No puedo reiterarlo lo suficiente: pienso que sus aportes como entrenador han sido subestimados”.
Aparte, Howie Long dijo: “Tom encajó perfectamente”.
Flores tuvo récord total de 69-31 (.690) entre 1980 y 1985, incluyendo la postemporada. Además, fue designado como Entrenador del Año de la NFL en 1982.
“Tom Flores no solamente es un gran entrenador dentro de nuestra liga”, expresó Davis luego que los Raiders apalearan a los campeones defensores, los Washington Redskins, por score 38-9 en el Super Bowl XVIII. “Es uno de los grandes entrenadores de todos los tiempos”.
And while we're talking about the @ProFootballHOF and deserving candidates, #RaiderNation, here's former #Raiders QB/assistant/head coach Tom Flores with his four - FOUR! - @SuperBowl rings, three with the @Raiders, one with the #KCChiefs...@ESPNNFL @espn @SportsCenter. pic.twitter.com/etz4fWnBod
— Paul Gutierrez (@PGutierrezESPN) 28 de septiembre de 2018
"Y mientras estamos hablando de @ProFootballHOF y de los candidatos meritorios, #RaiderNation, aquí está el ex #Raiders QB / asistente / entrenador en jefe Tom Flores con sus cuatro: ¡CUATRO! - @SuperBowl, tres con @Raiders, uno con #KCChiefs ... @ ESPNNFL @espn @SportsCenter".
El registro de Flores contra Don Coryell, arquitecto del juego de pase denominado “Air Coryell” fue de 11-5. Con los Raiders, Flores tuvo marca de 6-0 contra Don Shula, entrenador con mayor cantidad de triunfos en la historia de la NFL.
Quizás la forma en la cual terminó la carrera de Flores como estratega, más allá de su incursión pionera durante la cual rompió tantas barreras, ha evitado que vista una chaqueta dorada.
Los Raiders tuvieron marca combinada de 13-18 entre 1986 y la campaña de 1987, recortada debido a un conflicto laboral. Por ello, sumado a su temor al agotamiento, Flores presentó su renuncia. Resurgió como primer presidente y gerente general de origen latino en la historia de la NFL con los Seahawks en 1989, para regresar como entrenador con el equipo de Seattle tres años después.
O probablemente sea la dominante personalidad de Davis, fallecido en 2011, lo que ha desanimado a los votantes, quienes creen que el expropietario de equipo, siempre desafiante de lo convencional, era el verdadero entrenador de los Raiders. Esto a pesar de que Madden tenía la misma percepción a su alrededor y no fue obstáculo para su inducción en 2006.
Flores habló sobre su relación con Davis y su plan de juego en una entrevista para la revista Sports Illustrated en 1984.
“A veces, ni siquiera quiere verlo”, afirmó Flores en esa oportunidad. “Él dice: ‘Quiero que me sorprendan’. No obstante, discutimos conceptos generales… si esta parada no se ve bien, si podemos trabajar con este esquinero. Y el concepto general de los Raiders es suyo. Sólo quiere de mi parte que los entrene basado en ese concepto hasta el cansancio. Siempre tengo la última palabra con respecto a la estrategia a ser utilizada partido a partido. Mentiría si digo que no me gustaría ser un nombre reconocido, como lo es Al. Pero entiendo que, de seguir ganando, tarde o temprano alguien dirá: ‘Vaya, Flores debe estar haciendo tremendo trabajo’”.
El hecho que Flores, por novena ocasión, se encuentre entre los ahora 102 nominados de la era moderna para ser exaltados al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional en su clase de 2019 es meritorio, a pesar de que aún no ha logrado formar parte del grupo de 25 semifinalistas. Parece que su candidatura está cobrando ímpetu: los Raiders homenajearon a Flores, ahora con 81 años, con una ceremonia en el descanso de un partido en tributo a la Herencia Hispana, que incluyó la presentación de un retrato pintado por un artista y un tributo en video. Flores, Jimmy Johnson y George Seifert son los únicos entrenadores elegibles con dos títulos del Super Bowl y que aún no se encuentran dentro del Salón de la Fama.
“Trato de ser discreto con mis emociones porque esa es la clase de persona que soy”, indicó Flores. “Pero, muy dentro de mí, es algo que me duele constantemente porque, en todas las nueve ocasiones en las cuales he sido considerado, ni siquiera he pasado el primer corte. Veo a algunas de las personas que sí lo han logrado y llegan más lejos y, sabes, siento envidia por ellos. No estoy menospreciando su situación; sólo siento envidia de que hayan llegado tan lejos. Y pienso que he hecho tanto como ellos, si no más que algunos de ellos, aunque estoy viendo todo a través de mis ojos”.
De hecho, ¿se puede escribir el libro sobre la historia definitiva de la NFL sin mencionar a Flores?
El comentarista Dick Enberg se tornó poético a medida que las cámaras hacían acercamiento a Flores durante los minutos finales del Super Bowl XV el 25 de enero de 1981.
“Hay que sentirse feliz por este hombre”, expresó Enberg en la transmisión de la cadena NBC. “Esta es una historia de Cenicienta: Chicano, trabajaba a los seis, siete años en los campos, se convirtió en un buen atleta, de ahí a la Universidad del Pacífico, tuvo una buena carrera como profesional y ahora, quizás este sea el momento más importante de su vida”.
El padre de Flores llegó a la región central del estado de California para trabajar en los campos y allí conoció a Nellie Padilla, nacida cerca de Fresno, aunque su familia era oriunda de Jalisco, México. Se casaron y tuvieron dos hijos: Tom Jr., el bebé, nacido el 21 de marzo de 1937 mientras la familia residía en el rancho familiar “Courtney” para el cual laboraban en la población de Del Rey, en el condado de Fresno.
“Esa casa era prácticamente una cabaña, la cual no proveía el mejor alojamiento. Sin embargo, era un lugar para dormir, vivir y trabajar”, expresó Flores. “Mi papá seguía el sendero de las cosechas cuando la temporada llegaba a su fin en ese sitio”.
No obstante, al inicio de la II Guerra Mundial, la familia Flores se mudó a una casa “de verdad” a las afueras de Sanger, “con pisos de verdad, plomería interna, principalmente debido a que (mi papá) y mi abuelo tuvieron derecho de aparcería sobre la granja”.
“Las personas que vivían allí eran japoneses y fueron internados en campos de concentración. (Por ello) pudimos hacernos cargo y vivir allí durante la guerra y nos fue bien con la producción en la granja. En esos días, todas las transacciones eran en efectivo. Cuando terminó la guerra, tuvieron que salir de allí porque el dueño les había prometido a los japoneses: ‘Cuando esto termine, podrán volver’”.
“Y éste cumplió con su palabra. Qué cosa tan honorable”.
Flores, quien tenía 4 años cuando su familia se mudó a “la casa de verdad”, cursaba cuarto grado cuando se mudaron a Sanger y ya estaba, tal como lo indicó Enberg, cumpliendo con su parte.
“Recuerdo haber crecido trabajando, jugando y durmiendo en los campos”, dice Flores. “Porque eso es lo que uno hace cuando se tiene 1, 2 y 3 años: sales con tus padres mientras estos trabajan y uno finge trabajar, luego comes y corres por los campos para luego tomar una siesta bajo los viñedos y te despiertas, finges trabajar nuevamente y recoges quizás medio plato de uvas y te vas a casa por la noche para así repetirlo todo al día siguiente”.
Cuando Flores se hizo mayor, todo era trabajo y algo de tiempo para jugar. Su ética de trabajo fue impartida por sus padres, quienes regentaban una tienda familiar prácticamente a todas horas del día, siete días a la semana, mientras Tom padre se hacía ciudadano estadounidense.
Las destrezas atléticas llegaron naturalmente y de forma sorprendente. Flores y su hermano mayor Bob no descubrieron el fútbol americano sino hasta su año junior de secundaria (la familia prácticamente desconocía este deporte al no tener un televisor) y luego se hizo estrella de la secundaria Sanger (cuyo estadio de fútbol americano fue bautizado con su nombre), antes de jugar a nivel universitario en la Universidad del Pacífico.
Tanto Tom padre como Nellie vivieron hasta bien entrado el Siglo XXI. “Por ello, pudieron recorrer este sendero conmigo”, expresó Flores. “Fueron aficionados, pero aficionados discretos”.
En 2017, la Liga de Ciudadanos Norteamericanos Latinos Unidos (LULAC, por sus siglas en inglés) homenajeó a Flores, otorgándole el National Trailblazer Award por su “defensa de la representación latina” dentro de la NFL y un premio al Servicio de por vida debido a su “apoyo a una reforma migratoria integral y el trabajo por la inclusión y diversidad dentro del gobierno”. Además, Flores y Plunkett son considerados grandes responsables de la popularidad de los Raiders en territorio mexicano. Allí son conocidos como “los Malosos”.
“En cada ocasión en la cual a un hispano le va bien, siento que siempre estamos apoyándonos unos a otros”, expresó Eddy Piñeiro, pateador de los Raiders, de origen nicaragüense y cubano y quien actualmente se encuentra como reserva lesionado. “Siempre apoyo a cualquier latino: mexicano, nicaragüense, cubano, puertorriqueño… Siempre los apoyo. Es difícil. Es difícil lograrlo cuando se es hispano”.
Durante la ceremonia de los premios otorgados por la LULAC, Flores contó la historia de los saqueadores de Pancho Villa y cómo tuvo un efecto duradero en la vida de un ícono de los Oakland Raiders, y la sensación de orgullo que ha formado parte de su esencia por generaciones.
“Me da una sensación de orgullo, de cierta forma, porque sobrevivieron a ello”, dice Flores, cuya historia familiar ha sido transmitida por él y Bárbara, su esposa durante 57 años, a sus hijos, Mark, Scott y Kim, quienes ya superan los 50 años. Sus cinco nietos también escucharán los relatos de la familia Flores y cómo lograron persistir ante la amenaza de los bandidos de Pancho Villa. “Me da un sentido de gratitud porque llegaron a California”.
Ahora, si Flores pudiera llegar a Canton…