167 días y 32 partidos oficiales después de haber debutado como director técnico de River Plate, Martín Demichelis se consagró campeón del Torneo de la Liga, su primer título del otro lado de la línea de cal.
Los ocho años y medio con Marcelo Gallardo en el banco de suplentes pusieron la vara muy alta. Si a mediados de 2014 se especulaba con que al Muñeco podía pesarle el post Ramón Díaz, más por su historia que por el par de títulos que ganó ese año, los primeros desde el descenso, Demichelis tenía la ardua tarea de estar a la altura del glorioso período anterior.
Sin experiencia en Primera División, el oriundo de Justiniano Posse dejó la comodidad que significa trabajar como DT del Bayern Munich II, segundo equipo del club bávaro, donde se convirtió en ídolo como futbolista, y cruzó el Atlántico para impulsar su carrera con el saco en el lugar en el que nació, River.
Micho, que realizó las divisiones inferiores en Núñez, donde disputó 70 partidos entre 2001 y 2003, cuando partió rumbo a Alemania (también jugó en Málaga, Manchester City y Espanyol), llegó para llenar los zapatos de Gallardo, el entrenador más ganador en la historia del club.
Y sin hablar de más, pero destacando el orgullo y la responsabilidad que le generaban ocupar este lugar, Demichelis cumplió con las expectativas: le ganó la pulseada al tiempo.
Nunca quiso compararse con la era Gallardo, a pesar de que algunas estadísticas incluso lo ponían por encima del inicio del Muñeco -y de tantos otros directores técnicos que pasaron por el Millonario-, aun valorando su legado en la institución. Él lo tenía claro: quería escribir su historia.
El exdefensor de la Selección Argentina, subcampeon del mundo en Brasil 2014, supo aprovechar los enormes cimentos que dejó el período anterior. Sin entrar en una lucha de egos, aprovechó la exitosa base que lo precedía y le dio su impronta al equipo.
Con muchos puntos en común, como la constante utilización de los laterales y una asfixiante presión alta, el River de Micho desarrolló un fútbol ofensivo, como pide la historia del club, algo que se encargó de remarcar en casi todas sus conferencias de prensa.
"La historia de River te exige ganar, pero hay una forma que respetar", expresó el dos veces campeón como jugador con la banda roja (Torneos Clausura 2002 y 2003). Y, en un Torneo de la Liga en el que ganó 17 partidos, empató 3 y perdió 4, convirtiendo al Monumental en una verdadera fortaleza, el cordobés cumplió. Estuvo a la altura de las expectativas.
Sin entrar en comparaciones odiosas, Gallardo, que cambió la historia del club, particularmente en el plano internacional, tardó siete años y medio en ganar el campeonato local. Lo logró a fines de 2021, con Julián Álvarez como bandera.
El DT de 42 años, que arribó sin tantos pergaminos, pero con mucha ambición, lo hizo en menos de seis meses. Encontró rápidamente un funcionamiento, fue constante, superó las adversidades -particularmente la goleada recibida en Río de Janeiro ante Fluminense, que complicó al Millonario en la CONMEBOL Libertadores, algo similar a lo que vivió el Muñeco en su primera Copa- y coronó un tremendo semestre, en el que incluso se impuso en el Superclásico.
La historia como entrenador de Demichelis, quien llegó al club en los noventa como Martín y se fue al fútbol europeo como una gran promesa en su puesto, parece recién comenzar. Y los hinchas no pueden más que ilusionarse, porque, como él, se sienten representados y orgullosos por el fútbol que el equipo despliega domingo a domingo.