Pocos son los entrenadores que tienen la posibilidad de consagrarse campeones en su primera temporada al frente de un club. Y más todavía, si el entrenador es debutante en equipos de Primera División. Este es el caso de Martín Demichelis.
Hombre surgido de las Inferiores del club, llegó a River Plate tras una experiencia en Bayern Munich como entrenador de Reserva y enseguida debió calzarse el buzo de DT con un desafío enorme. Un doble desafío, podría decirse: dirigir a un grande como el Millonario luego de lo que fue el paso histórico de Marcelo Gallardo.
Uno de los objetivos previstos se cumplió de inmediato: River se consagró campeón del Torneo de la Liga 2023, con autoridad y justicia. Quedan todavía otros desafíos por delante, como la CONMEBOL Libertadores, donde el equipo está clasificado a los octavos de final, y la Copa Argentina, donde River se medirá con Talleres por los 32avos de final.
“Le agradezco mucho a la gente de River, porque no es poca cosa llegar después de Marcelo. Que hayan decidido que sea yo es un orgullo y una gran responsabilidad. Estoy muy agradecido a la gente que depositó la confianza en mí”, señaló. Y agregó: “Mi intención es darle al equipo solidez defensiva, pero sin negociar el ataque. Me gusta tener la pelota pero no de esa posesión que aburre y no avanza. Intentaremos ser lo más vertical posible, con equilibrio”.
Si algo generaba dudas era cómo iba a ser la etapa post Gallardo, el DT más ganador de la historia. ¿Podría Demichelis hacer olvidar los logros del Muñeco? En su etapa en Alemania, Micho se desempeñó como director técnico en juveniles, y luego como DT del segundo equipo del conjunto bávaro. El resultado en este primer semestre es más que positivo. El equipo salió campeón del Torneo de la Liga por amplio margen.
Y Micho impuso su sello. Mantuvo el perfil ofensivo del conjunto de Gallardo, pero lo mejoró en muchos aspectos teniendo en cuenta que en el último año del Muñeco la intensidad característica de su ciclo se había perdido.
Demichelis, es cierto, contó con un buen mercado de pases, pero logró marcar su sello, mantener el protagonismo del Millonario, la presión ofensiva y la idea de salir a atacar siempre. Corrigió cuando debió corregir, sobre todo en momentos donde el equipo en su afán por buscar la victoria quedaba muy desprotegido en defensa (el 5-1 ante Fluminense, tal vez, sea el mejor ejemplo).
Demichelis demostró ser un entrenador analítico, que más allá de un resultado puede ver y remarcar lo que el equipo debe corregir. No se casó con nombres propios: pese a la llegada de figuras como Borja o Rondón, fue Beltrán quien se adueñó del puesto de centrodelantero.
Pero más allá de estos atributos, y de lo que aún le falte por aprender a un técnico que está dando los primeros pasos y que parece tener muchos años encima pese a ser debutante en el banco, lo más importante de este ciclo de Demichelis es que logró hacer olvidar en poco tiempo a Marcelo Gallardo.
Al Muñeco se lo recuerda por sus logros, claro está, pero no se lo extraña en el día a día. Y eso es porque Demichelis logró que la gente se identificara con este River, con su River.