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Del River de Gallardo al de Demichelis: la continuidad de un proyecto con ADN millonario

El juego que propone Demichelis sigue la línea del de Gallardo, pero con algunos matices ESPN.com

La "historia hermosísima" un día se terminó y River Plate volvió a confiar en el criterio de Enzo Francescoli para la difícil tarea de elegir al sucesor de Marcelo Gallardo, el entrenador más ganador de la vida del club.

Fueron casi nueve años, 14 títulos y un fútbol que hizo que el hincha volviera a sentirse identificado y orgulloso.

Gallardo llegó con sus ideas claras, con la posesión y el protagonismo como principales fundamentos. Un hombre formado en la escuela riverplatense sabía que lo que él quería encajaba a la perfección con el paladar futbolístico de la institución.

A lo largo de su ciclo, el Muñeco fue adaptando su sistema a las caraterísticas de los jugadores con las que contaba aunque también, cuando pudo incorporar, eligió refuerzos que ejecutaran mejor su idea madre.

Además de la gran cantidad de trofeos que sumó a las vitrinas, Napoleón dejó instalado un estilo de juego y un plantel entrenado para llevarlo a cabo. Martín Demichelis heredó todo eso y lo aprovechó poniéndole algunos matices propios.

Esquemas diferentes, juegos similares

El 4-4-2, 4-1-3-2, 4-3-3 y también con línea de cinco en el fondo fueron algunos de los esquemas tácticos que utilizó Gallardo, pero sus equipos siempre jugaron a lo mismo: salir a buscar el partido, utilizando todo el ancho del campo de juego, con laterales que se sumaran permanentemente al ataque, volantes versátiles, de buen pie y delanteros con mucha entrega que no ofrecieran referencia fija en el área.

Demichelis, que también fue un jugador formado en la casa, pese a su extensa carrera en Europa, no perdió su gusto por ese estilo y es por eso que su idea se parece mucho a la de su antecesor.

La posesión y el dominio son clave para el DT cordobés. La intensidad y la presión alta se mantienen como denominadores comunes en ambos ciclos.

¿En qué se diferencian? En algunas cuestiones que, por momentos son muy obvias, y por otros se hacen más sutiles.

Siempre considerando la duración de los dos períodos, con Gallardo el papel de los laterales proyectados ha sido una de las características principales, con gran protagonismo en los ataques. Gonzalo Montiel explotó en ese rol, Milton Casco mostró su mejor versión por la izquierda y por necesidad tuvo que reinventar a Robert Rojas por la derecha, lo que resultó un verdadero acierto.

Mientras que, en estos últimos siete meses, la tarea de los laterales se convirtió más en la de trasladar la pelota y dejar que sean los volantes los que resuelvan. Y aquí aparece una de las mayores diferencias de un ciclo a otro. O, en algunos casos, prefiere incluir extremos como Pablo Solari para buscar llegar por afuera.

Luego de un tiempo de prueba y error lógico de un DT que recién llega y está conociendo a sus jugadores, el esquema 4-1-4-1 fue por el que se decantó Demichelis y que mejores performances logró. La línea de cinco volantes (Enzo Pérez de corte/distribución/organización, apoyado por Rodrigo Aliendro y tres de corte bien ofensivo como De la Cruz, Barco, Nacho Fernández) es el espíritu del "estilo Demichelis", que le brindan mucho juego interior, explosión de tres cuartos para arriba, más opciones de gol y una mayor verticalidad.

A la hora de elegir delanteros, Gallardo siempre dejó en claro que no le gustaban tanto los goleadores de área, sino atacantes más completos, con Julián Álvarez como un exponente ideal. Rafael Santos Borré, el máximo artillero de su ciclo, por ejemplo, tuvo que aprender a poner más sacrificio además de buscar marcar.

Demichelis, por su parte, tuvo como primera opción a Miguel Borja, una referencia de área bien marcada. Aunque finalmente, a fuerza de buenas actuaciones, Lucas Beltrán terminó ganándose el puesto, un jugador de las características que prefiere Gallardo, quien por eso adelantó su regreso del préstamo en Colón cuando vendieron a Álvarez.

Sufrimiento defensivo: un problema heredado y aún por resolverse

En la parte final de su ciclo, el cuarteto Robert Rojas, Paulo Díaz, David Martínez, Milton Casco fue su defensa de memoria, con la zaga destacada como una de las mejores del fútbol local. Pero los problemas físicos obligaron al DT a variar y padecer los ataques rivales se volvió una constante.

Para Demichelis no fue fácil encontrar a sus hombres fijos para el fondo, porque de entrada no tuvo a Díaz ni Martínez y empezó a probar. Y reaparecieron en escena Emanuel Mammana y Leandro González Pirez. Llegó Enzo Díaz. Las lesiones y los altibajos en el rendimiento complicaron el proceso hasta que Casco, González Pirez, Paulo Díaz y Enzo Díaz se afirmaron como titulares.

No obstante, este River modelo 2023 sigue siendo permeable, a veces por distracciones, y otras, simplemente, por malas decisiones.

Figuras de ayer y hoy

Así como el ciclo Demichelis heredó los problemas defensivos, también le sacó provecho a lo bueno que le dejó Gallardo.

Tres nombres: Nicolás De la Cruz, Lucas Beltrán y Nacho Fernández, que regresaron en este mercado de pases.

El mediocampista uruguayo no pudo estar en el inicio de la temporada porque se estaba recuperando de un tratamiento en la rodilla y volvió en un nivel superlativo. Es una pieza irremplazable (no hay otro como él en el plantel) para este equipo campeón. Gallardo insistió por él y lo trajo en 2017, lo bancó hasta que el hermano de Carlos Sánchez alcanzó su mejor rendimiento.

A Lucas Beltrán, el Muñeco primero lo cedió a Colón para que sumara rodaje, en el club santafesino se destapó como goleador, lo repescó en su último mercado y le dio oportunidades, pese a la importante inversión hecha por Borja. Es el goleador del ciclo actual.

Y Nacho Fernández regresó después de dos años en Brasil, justamente por el buen recuerdo que dejó de su etapa anterior (2016-2021). Un jugador que aporta un salto de calidad al ataque.

Los elegidos de Gallardo a los que Demichelis les sacó lustre

Cuando llegó, Demichelis pidió que no se fuera nadie, quería conocer a todos sus jugadores disponibles. Algunos de ellos tuvieron oportunidades con Gallardo, pero no pudieron aprovecharlas y perdieron su lugar o nunca llegaron a convencer.

El caso emblema es Esequiel Barco. En la etapa anterior jugó mucho, pero no consiguió alcanzar su verdadero nivel, el que hoy lo tiene como una de las figuras del campeón argentino. Incluso, el club decidió pagar los siete millones de dólares de la opción de compra de su pase.

Leandro González Pirez parecía no tener futuro alguno en River, tras un primer año con poca acción y errores que lo marcaron. Con Demichelis tampoco tuvo un inicio del todo feliz, pero a raíz de las bajas en defensa, el DT le dio más chances y logró afianzarse hasta adueñarse del puesto en la zaga.

José Paradela y Emmanuel Mammana tampoco le rindieron a Gallardo, quedaron relegados y el nuevo ciclo fue un nuevo comienzo para ellos. Ambos llegaron a ser titulares, pero luego salieron del equipo por los regresos de otras figuras, en el caso del volante, y por lesiones, para el defensor. No obstante, siguen en consideración como recambio.

Rodrigo Aliendro fue especialmente pedido por el Muñeco, pero las lesiones arruinaron sus primeros meses. Ya recuperado, Demichelis encontró en él el acompañante o sustituto para Enzo Pérez.

Finalmente, está Pablo Solari, quien causó una gran impresión en su llegada, pero su nivel decayó y perdió terreno. En este semestre arrancó de atrás, pero sus buenas actuaciones le permitieron ganar minutos y hasta hacer que el DT modifique su esquema para utilizarlo.

La promoción de juveniles y un plan integral, otro punto en común

Al igual que a su antecesor, a Demichelis le interesa ser mucho más que el DT de la Primera de River. Con Gallardo debutaron 42 chicos de la cantera, Claudio Echeverri tuvo su esperado estreno con el técnico a actual y otros varios juveniles empezaron a entrenarse con el plantel profesional.

Gallardo impuso una línea de juego en todas las categorías y normas de conducta, impulsó mejoras en la infraestructura y más. Su visión integral y el empoderamiento que adquirió a lo largo de casi nueve años casi que le dieron "las llaves del club".

Demichelis aún no tiene ese poder, aún tiene mucho camino por recorrer, pero ya dio muestras de querer seguir los pasos de Napoleón.

Cada uno con sus estilo y sus formas, los ciclos de Gallardo y Demichelis hasta ahora son una continuidad con el ADN millonario.