River Plate decidió festejar el título del Torneo de la Liga 2023 desde el primer minuto del partido contra Estudiantes. Quiso que el partido de la fecha 25 no sea más que una versión reducida y condensada de su campaña de campeón. Ganó en el Monumental desde el comienzo y sin dejar dudas. Como ganó el campeonato.
Estas situaciones pueden tornarse complejas. Un equipo ya sabe que logrará el objetivo, pero aún necesita dar el último paso. Las tensiones, la ansiedad y la presión de casi cien mil personas pueden dificultar la consecución del propósito. Por eso, este triunfo representa una virtud más de un equipo que tuvo varias este año.
Como siempre, salió a comerse al rival desde el pitazo inicial. El imponente recibimiento de campeón que le dio la multitud acostumbrada no sacó de eje al plantel. En la primera acción clara, Leandro González Pirez asistió como el mejor diez y Lucas Beltrán definió como lo que es: el goleador de un River campeón del fútbol argentino.
En esa jugada (como en otras de este encuentro) se pueden ver varios de los atributos que le permitieron consagrarse dos fechas antes del final. Voracidad ofensiva con todos los jugadores, vértigo, versatilidad al servicio del ataque y potencia. Desequilibró a un Estudiantes agotado por el trajín que había imaginado otro panorama y pudo jugar con el resultado a su favor y sin necesidad de mirar el reloj.
Por supuesto, tras el gol el visitante reaccionó y se hizo dueño del balón. Tuvo algunas aproximaciones, pero esta tarde River salió decidido a no pasar ningún tipo de sofocón. Entonces, en su segundo remate franco al arco, marcó el 2-0 gracias a Nicolás De La Cruz, el mejor futbolista del torneo, que merecía celebrar su gol el día de la consagración.
Entonces, River armó una fiesta desde la impresionante prepotencia de su juego. Las grandes actuaciones individuales de cada uno de sus futbolistas permitieron una faena colectiva propia del mejor exponente del país campeón del mundo. El 3-0 llegó tras un pase fenomenal de De la Cruz a Nacho Fernández, que fue derribado en el área. Esequiel Barco anotó el penal.
El segundo tiempo transcurrió entre la certeza de la tarea realizada y la espera por el final para celebrar. Hubo varios cambios y Estudiantes descontó. Más allá de la esperable desconcentración, lo hecho en la primera mitad fue suficiente para justificar la victoria y, más allá, la coronación.
Así sale campeón un equipo de River respetuoso de su historia. Con superioridad incuestionable. Con una actuación consagratoria en toda la dimensión del concepto. Con goles, toques y lujos. Desde el primer minuto y por goleada. Como tantos otras veces a lo largo de 122 años de historia.