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La historia de Luis Artime: del informe médico que lo desechó, a ser goleador en todos lados

Luis Artime, en un homenaje que le realizó Nacional en 2018. @Nacional

La historia se comenzó a gestar en los campitos de Mendoza. Luis dio sus primeros pasos detrás de una pelota en el club El Ciclón de Palmira de su ciudad natal. Al poco tiempo, la familia se mudó a Junín y el jovencito se enroló en Independiente de la referida ciudad.

Luis Artime era un chico que en el bolsito cargaba la ilusión de los zapatos de fútbol con el mameluco de chapista de la sección montaje del ferrocarril. Por esos tiempos, entrenaba salteado.

Pero todo cambió en 1958 cuando, con 20 años de edad, sus goles en Independiente de Junín despertaron la curiosidad de Osvaldo Zubeldía que se lo llevó a Atlanta.

Artime la peleó en la capital argentina. Dejó el ambiente familiar para vivir en una pensión. Pero la adaptación se la hicieron sencilla en Atlanta. “Por esas cosas del destino tuve la suerte de que el equipo anduvo bien y se convirtió en el boom de aquellos años. Yo llegué para la Tercera División, pero debuté en Primera casi inmediatamente y empecé a marcar goles muy seguido”, rememoró en una nota con El Diario de Uruguay en 1978.

Sus goles en Atlanta permitieron que fuera citado a la Selección y su posterior venta a River Plate a cambio de 18 millones y tres jugadores.

En el Millonario jugó desde 1962 a 1965. Artime se fue del club de la banda con una espina clavada en el alma ya que no pudo lograr títulos.

Justamente, en la nota con el Diario se le preguntó si había fracasado en River, a lo que respondió: “De ninguna manera. En el plano personal me fue muy bien, salí goleador de 1962 y en 1963 repetí el título con 23 goles. La hinchada me quería mucho, pero me quedó la espina de no haber podido salir campeón, y es por eso que no quedé conforme con lo que hice en los millonarios. Para peor no pude seguir en River por una lesión que tuve a fines de 1964”.

La advertencia de Cubilla

La lesión a la que hizo referencia se produjo en un partido contra Independiente y terminó siendo el inicio del fin de su amor con River. El propio Artime contó cómo se dieron los hechos.

“La lesión fue delicada y ahí empezaron los problemas con River. Me operaron y estuve siete meses sin jugar. Cuando reaparecí no andaba bien. Caminaba mal, me dolía, pero de cualquier manera quería jugar y decía que no sentía nada. Hasta que voy a Chile a jugar un amistoso y me vuelvo a lesionar. Se me salió un sobrehueso en el tobillo a raíz de la primera lesión. Volví a Buenos Aires, me operaron otra vez, se consumió todo 1965 y recién entonces empecé a moverme. Ahí aparecieron los que nunca faltan que dijeron que estaba liquidado y no podía jugar más al fútbol. Yo no me achiqué y seguí entrenando, pero sabía que la cosa estaba fea porque River no había podido salir campeón y cambiaban casi todos los jugadores a principio de temporada. En el verano de 1966 me fui de vacaciones a Mar del Plata y estando allá me llamó el técnico de Independiente, Faldutti, y me convenció para jugar en el Rojo”.

Su compañero de entonces, el uruguayo Luis Cubilla, no quedó para nada conforme con la salida de Artime y advirtió: “La venta de Artime es inadmisible. Nadie puede regalarle 20 goles a un contrario”.

Un informe polémico

Los rojos de Avellaneda pagaron 8 millones más dos jugadores por el pase de Luis Artime. Fiel a su tradición de goleador, volvió a ser el máximo artillero del torneo y fue citado para defender a Argentina en el Mundial de 1966.

“Lo lindo fue que a los dirigentes de River se los querían comer, porque volvieron a perder el campeonato ante el Racing de José y no tuvieron goleador durante todo el torneo. La hinchada de River estaba insoportable. ¿Por qué vendieron a Artime? Entonces los dirigentes dieron a publicidad un informe del médico que me había operado, en donde decía que yo no podía jugar más al fútbol. Pero a los dirigentes les salió mal porque en 1967 también mantuve mi nivel, salí campeón del primer Torneo Nacional y además goleador y me vendieron a Brasil en una cifra astronómica (26 millones)”, expresó Artime en 1978.

En Brasil también dejó su huella como segundo goleador del Torneo Paulista por detrás de Pelé. Pero con un detalle: Artime no remataba penales.

El resto de la historia es conocida por los uruguayos. La directiva de Nacional lo fue a buscar a Brasil y lo convenció para defender a un equipo que fue campeón de América y del Mundo en 1971.

Atrás había quedado un informe que lo catalogaba de exfutbolista. Después de aquel vaticinio de River, Artime fue goleador en todos lados y se terminó retirando en 1974 con la camiseta de Nacional, club donde alcanzó la gloria.