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Robert Lewandowski vuelve a Munich, en donde le espera una fría bienvenida

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MUNICH -- Robert Lewandowski regresa a Alemania, dos meses después de confirmarse su traspaso al Barcelona y al cabo de cinco semanas de despedirse de sus compañeros del Bayern Munich a los que enfrentará el martes después de ocho años compartiendo vestuario.

344 goles en ocho temporadas, segundo máximo realizador histórico del gigante bávaro solamente por detrás de Gerd Müller y, sin embargo, la sensación alrededor del Allianz Arena que no tiene la consideración o estima que sus números, mayúsculos, merecieran. No se espera un recibimiento hostil en el estadio por parte de la que su su hinchada pero, desde luego, tampoco la bienvenida que merecería un futbolista de su calibre.

La relación entre Alemania y Polonia, país de origen de Lewandowski, tiene bastante que ver con ello. Ya desde antes que el ejército alemán invadiera Polonia en septiembre de 1939 el poderoso país centroeuropeo mantuvo, y es algo que se ha repetido con el paso de los años, un indisimulado desdén hacia los polacos. A pesar de su origen, Miroslav Klose, Lukas Podolski o Marcel Witeczek siempre fueron considerados alemanes, teniendo la nacionalidad germana, siendo internacionales y quedando muy en segundo plano su lugar de nacimiento.

Con Lewa no ocurrió así. Cuando el Borussia Dortmund pagó 5 millones de dólares por su fichaje al Lech Poznan, sus 41 goles y 20 asistencias en 82 partidos oficiales no deslumbraron a los aficionados del Westfalenstadion, entregados en aquel momento (2010) al paraguayo Lucas Barrios y mucho más cariñosos con el japonés Kagawa, el turco Sahin o el jovencísimo Mario Götze, la perla auténtica del equipo.

Que marcase 9 goles en su primera temporada no le ayudó demasiado, pero en cuanto a partir del segundo curso, conquistando dos veces la Bundesliga, ya se disparó hasta los 30 goles se evidenció una calidad fuera de lo común. Cuando en 2013 el Borussia quiso renovarle ya había contactado el Bayern con él y entendió indiscutible la necesidad de marcharse a Múnich, en un trasvase gratuito por acabar contrato y que dolió de manera evidente en Dortmund.

FRIALDAD

Nunca fue el más querido en el Westfalenstadion a pesar de su papel durante cuatro temporadas, y tampoco lo consiguió en sus ocho años como infalible goleador del Bayern. Nunca tuvo la consideración de estrella indiscutible y solo su última renovación, en el verano de 2020, le convirtió en el futbolista mejor pagado de la plantilla.

Cuando se despidió al comenzar el mes de agosto, antes de viajar a Estados Unidos, de sus ex compañeros y del club ya quedó patente que las relaciones íntimas entre el crack y el Bayern no fue de un amor incondicional y este martes podrá apreciar en primera persona hasta qué punto los hinchas del Bayern intentan pasar página... Por mucho que el comienzo de temporada del intocable campeón no haya sido el esperado.

No será, en absoluto, recibido con la hostilidad que acogió la hinchada de la Fiorentina a Roberto Baggio cuando le visitó por primera vez con la Juventus, mucho menos vivirá el suplicio del Figo madridista en el Camp Nou, el de Higuaín en Nápoles como futbolista de la Juve o el de Sol Campbell, cuando tras toda una vida en el Tottenham se marchó al archienemigo Arsenal...

Pero tampoco se espera un homenaje sentido como el que disfrutó Zidane la primera vez que visitó a la Juventus como jugador del Real Madrid. Robert Lewandowski es historia viva en el Bayern Múnich... Pero nunca, por difícil que parezca, llegó a ser el ídolo indiscutible del club.