<
>

El Barça de Xavi muestra su músculo de armario en la goleada sobre Cádiz

El Barça volvió a golear y enlazó su quinto partido anotando al menos cuatro tantos. Lo hizo como previa a su viaje a Múnich para enfrentar al Bayern y en una tarde que quedó tan marcada por el infarto que sufrió un aficionado en la grada y detuvo el partido durante más de una hora como, deportivamente hablando, por el intervencionismo del entrenador azulgrana, que le dio protagonismo, indisimulado, a jugadores que apenas habían intervenido.

Cuatro goles después de un primer tiempo discreto, un regreso tras el descanso con más ímpetu y el despegue definitivo con el ingreso de Lewandowski (gol y asistencia) para aparcar cualquier conato de sufrimiento que, de hecho, ya no se adivinaba.

Xavi reclamó durante el verano tener una plantilla con todas las posiciones dobladas y Joan Laporta, con Mateu Alemany y Jordi Cruyff, se pusieron manos a la obra para darle todo lo que pudiera necesitar. Acabó el mercado y el Barcelona tenía una plantilla, a simple vista, soberbia... Y aunque en los primeros cuatro partidos de Liga el entrenador apenas si retocó su once inicial, ya ante el Viktoria Plzen agitó la alineación... Para al cabo de tres días, en Cádiz, revolucionarla como nunca se habría imaginado nadie.

Solo dos jugadores (Ter Stegen y De Jong) repitieron en el once que había iniciado el partido de Champions y respecto al que venció en Sevilla la semana anterior presentó Xavi cinco novedades. Se quedó en el banquillo Lewandowski, algo que no sucedía en un partido de Liga desde el 27 de septiembre de 2020, cuando el Bayern fue goleado en Hoffenheim por 4-1, y junto a él se pudo ver sentados a Pedri, Dembélé o Koundé, futbolistas que se entienden poco menos que indiscutibles... Pero el mensaje de Xavi fue tan claro como evidente.

Tan claro el mensaje del entrenador como la respuesta, sonriente, de Lewandowski cuando entró en el campo. Ya ganaba el Barça gracias a De Jong... Pero fue a partir de los cambios que el equipo alcanzó su habitual velocidad de crucero.

Se vieron titulares contra pronóstico Piqué o Memphis en lo que fue su debut liguero, como Ferran Torres y aunque De Jong y Gavi dejaron en el banquillo a Pedri y el centro del campo no pareció acusar la ausencia inicial del canario, el juego en ataque fue menos ágil que en los últimos partidos. Ganó el Barça porque la diferencia entre los dos equipos, y más en la situación actual del Cádiz, es mucha, pero al final quedó cierta sensación de que quienes se deben ganar el puesto tendrán que trabajar más y mejor para lograrlo.

El Barça acabó goleando pero no hizo, ni mucho menos, un partido redondo. Dominó de principio a fin... pero no fue hasta que Frenkie de Jong rompió la igualada que encontró su sitio en el campo y hasta que Lewandoski y Dembélé sustituyeron a Memphis y Ferran que convirtió su agobio y dominio en superioridad indiscutible.

Quizá hubiera cambiado el escenario si el disparo que Raphinha estrelló en el palo a los diez minutos hubiera entrado. O quizá si el árbitro hubiera apreciado penalti en el empujón que sufrió Balde, medidada la primera mitad, en la misma línea del área y que no mereció para el señor Del Cerro Grande ni la consideración de falta.

Debía romper la muralla cadista y no le fue sencillo al Barça conseguirlo hasta bien entrada la segunda mitad, ya con Lewandowski en el césped para acudir a su cita habitual con el gol y sentenciar una victoria que acabó marcada por el infarto que sufrió un aficionado y que detuvo el partido durante más de una hora.

Después, otra vez el polaco fue definitivo con una contra estupenda y una cesión/asistencia soberbia a Ansu Fati que convirtió la victoria en otra goleada, la quinta consecutiva para aparcar cualquier conato de duda por lo visto durante la primera mitad y quedarse con un triunfo, claro, que le sigue empujando.

Con la mirada puesta en el Bayern, Xavi consideró que el encuentro de Cádiz era el momento oportuno para remover el armario y dar protagonismo a todo su equipo... Aunque al final quedó la sensación que con Lewandowski todo es mucho más fácil.