La costumbre de pasearse en LaLiga dio paso a un tropiezo en el debut del Barcelona en Champions, empezando en falso su defensa del título
El Barcelona femenino comenzó su defensa del título de Champions logrado la pasada temporada con una derrota tan inesperada como sorprendente. Por 2-0 perdió en Manchester un partido en el que casi siempre corrió detrás de la pelota, incapaz de controlar el juego, menos aún de dominar y que provocó su primera derrota del curso, algo inédito en el mes de octubre.
El Manchester City, ausente de la competición los últimos años, le demostró al equipo azulgrana que Europa es otra cosa y dio a pensar que la poca, casi nula, oposición que encuentra en LaLiga española le provoca una falta de competitividad o intensidad que a la que se cruza con un rival capaz de tutearle le cuesta horrores adaptarse a ese escenario prácticamente desconocido.
Extraño en un equipo capaz de ganar la Champions las dos últimas temporadas o que ha celebrado tres de las últimas cuatro, pero sospechoso al contemplar la dificultad con que enfrentó a un Manchester City que desde el primer minuto le presionó de forma salvaje, le fue a buscar arriba impidiéndole acomodarse al juego de combinación y convirtió la primera mitad en poco menos que una pesadilla.
Pudo marcar primero, muy pronto, el Barça, en su primer remate a puerta, que entre la portera japonesa Ayaka Yamashita y el palo evitaron, pero aquella jugada fue la excepción porque no mucho después el poste también evitó el 1-0 local y el gol llegó poco después de la media hora, en pleno dominio local y tras el lanzamiento de un corner que dejó señalada a la portera catalana Cata Coll antes de que Naomi Layzell rematase a la red.
Si es cierto que el equipo azulgrana pudo quejarse de un fuera de juego muy dudoso que antes del descanso evitó un muy posible empate, también lo es que cuando la árbitro francesa Stephanie Frappart señaló el descanso acabó una primera mitad en que el Barça fue una sombra de lo esperado.
REACCIÓN Y HUNDIMIENTO
Si la segunda mitad comenzó repitiéndose el guión anterior, a la que fueron pasando los minutos el Barça creció en la misma medida que perdía empuje el equipo local. La presión y el juego ya era azulgrana y aunque su dominio no se traducía en ocasiones claras sí daba la sensación que más pronto que tarde debía llegar el empate.
Nada más lejos de la realidad. Con una mezcla de orden y fortuna fue aguantando el City su victoria mínima, casi incapaz de salir a la contra y cada vez más encerrado en su área, hasta que sí logró enlazar un contragolpe mortal, asistiendo Layzell a Khadija Shaw, que se marchó en carrera, superó con una facilidad pasmosa la salida desesperada de Cata Coll y marcó un 2-0 que cayó ya como una losa entre las jugadoras de Pere Romeu.
Quiso pero no pudo ni tan solo recortar la distancia el Barça, estrellándose contra una realidad desconocida. Si la pasada temporada, cuando celebró un poker de títulos (pleno de trofeos) solo perdió un partido de los 48 disputados y esa derrota llegó después de 35 triunfos y dos empates, esta vez le llegó en el sexto partido del curso.
Tres días después de aplastar al Madrid CFF por 1-8 y al cabo de once de avasallar por 10-1 al Granada, el Barça estrenó su defensa del título continental con una derrota tan impensable como sorprendente. Y que le llevó a entender que Europa es otra cosa.